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Una raya en el suelo

“Poca música” le pidió Aitor Gabilondo a Fernando Velázquez para la banda sonora de Patria. Es una petición engañosa: “poca música” es trabajar el triple, como saben Echenoz y Vuillard, como saben los columnistas del papel, limitados por la severidad del número de caracteres. La serie Patria es buena pero la música es mejor (además, de momento, no está a la venta ni en streaming). Lo contrario de “poca música” supongo que son las películas de Marvel y alguna de Hans Zimmer, excepción hecha de Dunkerque, que es hora y media de percusión maravillosa.

La vida en un hilo (1945), por cierto, la película de Edgar Neville (ya que mencionaba Dunkerque), es Nolan cincuenta años antes que Nolan. Los saltos en el tiempo nos permiten ver la vida que pudimos haber tenido si, por pura casualidad, nos hubiéramos ido con otro o con otra. En este caso, la estrella Conchita Montes cambia de marido en su realidad alternativa. En la vida real, ella, tan lista, hubiera querido casarse con Edgar Neville, tan listo, el amor de su vida, pero Franco, la época, no les dejaron (Neville estaba casado, aunque ya no se llevaba con su mujer).

"A cada uno, lo que mejor le funcione. Pero es emocionante pintar una raya en el suelo que diga: aquí nos vemos tú y yo. Y con poca música"

Esta fue la primera de las heterodoxias de la pareja, cuya relación era pública y notoria. La segunda fue vivir separados, cosa de la que Montes, años después, se arrepintió y hasta se echó la culpa. Vivieron separados, eso sí, de una manera muy particular: mismo edificio, distinto piso. Apenas un pasillo entre ambos. Montes quería preservar su autonomía, quién sabe si también su miedo. Así fue hasta que Neville murió en 1967. Conchita viviría 27 años más, y dijo en 1984 en Autorretrato de TVE: “La independencia es cara de pagar. La independencia trae mucha soledad”.

Si tengo que identificar el modelo amoroso más recurrente todavía, seguimos más cerca de 7:35h de la mañana, de Nacho Vigalondo, que del edificio compartido de Conchita Montes y Edgar Neville. A cada uno, lo que mejor le funcione. Pero es emocionante pintar una raya en el suelo que diga: «Aquí nos vemos tú y yo». Y con poca música.

En este enlace puedes escuchar el programa completo de La Cultureta Gran Reserva.

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