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Una reivindicación de la verdad histórica

Una reivindicación de la verdad histórica

“Desde hace tiempo ha habido historiadores que sostienen que Estados Unidos forma parte de una América Latina más amplia, en estudios que abarcan desde los años 30, con The Epic of Great America de Herbert Bolton, hasta la más reciente afirmación de Felipe Fernández-Armesto de que Estados Unidos «es —y tiene que ser— un país latinoamericano»”.

Esta reflexión, entresacada del ensayo El Norte: La epopeya olvidada de la Norteamérica hispana, de Carrie Gibson, doctora en historia por la universidad de Cambridge, introduce al lector en un libro que no dejará a nadie indiferente y que reivindica la verdad histórica.

Gibson se pregunta quién es hispano y quién es estadounidense, a lo que responde que el término “hispano” se emplea aquí para expresar un sentido de continuidad, dado que la palabra se remonta al pasado romano de Hispania y alcanza hasta el presente, siendo el idioma, la raza y la religión los elementos que marcan la diferencia con los que se llaman a sí mismos estadounidenses, pues consideran que con tener la piel blanca, hablar inglés y ser protestantes es suficiente para sentirse superiores, con independencia de que sean emigrantes que llegaron al Norte huyendo, o como deportados. Mientras, los denominados “hispanos” son nativos del continente, descendientes de los habitantes precolombinos, y muchos de ellos tienen un antepasado español, ya que los descubridores y conquistadores españoles practicaron el mestizaje con los nativos del continente; cuestión mal vista y repudiada por los emigrantes procedentes de la Europa sajona (ingleses, alemanes, irlandeses, franceses, etc.).

El ensayo sigue una línea cronológica, ya que las fechas son decisivas para entender lo que ocurrió. La primera parte comienza con la llegada de los españoles. La segunda abarca el periodo de independencia de las colonias de España y su conversión en naciones. La tercera analiza las primeras décadas del siglo XX, especialmente la inmigración de gran número de mexicanos, cubanos y portorriqueños. En la cuarta se consideran los cambios en las actitudes públicas e ideas sobre inmigración.

"Al final, Menéndez de Avilés consigue que, pese a la destrucción de esos fuertes, los españoles estuviesen asentados en la Florida"

La gran falsedad es afirmar que el Norte inicia sus raíces con la llegada de los “Peregrinos” en el Mayflower en 1620, cuando la realidad es que Ponce de León llegó a la Florida en la primavera de 1513, más de un siglo antes, poniéndole ese nombre por el vergel que se encontró. Al adelantado Ponce de León, llamado así por ser quien adelantaba tropas y dinero, le siguieron muchos descubridores intrépidos, como Alonso Álvarez de Pineda, que partió desde Jamaica y que bien pudo haber sido el primer europeo en contemplar el Mississippi, al que llamó Espíritu Santo. En 1526, Francisco de Ayllón se dirige al Norte con Francisco Chícora y seiscientos decididos pobladores (colonos) preparados para levantar un asentamiento permanente. En 1528, Narváez parte con centenares de hombres, entre ellos Alvar Núñez Cabeza de Vaca, que será el primer europeo que atraviesa de costa a costa el sur de los actuales Estados Unidos, travesía llena de aventuras y desventuras que duró diez años, en donde Cabeza de Vaca terminó siendo aceptado y respetado por los pueblos nativos con los que se encontró. En 1540, Hernando de Soto llega a Tallahassee, prosiguiendo hasta Alabama, e incluso puede que cruzase el Mississippi en 1541. Una expedición al mando de Arellano, gobernador de la Florida, llega a la bahía de Pensacola. Algo más allá de 1565, Pedro Menéndez de Avilés comenzó a explorar el resto de la Florida construyendo fuertes para defender los asentamientos. Al final, Menéndez de Avilés consigue que, pese a la destrucción de esos fuertes, los españoles estuviesen asentados en la Florida. Paralelamente a los esfuerzos de asentamiento, los frailes y sacerdotes que acompañaban a las expediciones intentan evangelizar a los nativos que van encontrando. Evangelización que poco a poco va prendiendo a lo largo de todo el continente y marca, junto con lo latino, el carácter hispano de los pobladores nativos. Importante es también la mezcla de sangres; son infinidad las historias de mujeres indias que son “regaladas” por los indígenas a los españoles. Mujeres que con independencia de que fuesen esclavas o libres, princesas o plebeyas, eran muy importantes, ya que ejercían de traductoras lingüísticas y socialmente fueron ellas las que dieron lugar al mestizaje, un fenómeno único en la historia, pues se ocuparon de aceptar a los españoles, realizar las tareas del hogar y del campo, además de ser sus concubinas y de criar a sus hijos mestizos.

"España, en 1739, prohíbe la práctica de la esclavitud, siendo Georgia y Florida refugio de los esclavos huidos de Carolina, colonia británica"

En el oeste, las expediciones de descubrimiento y conquista se desarrollaron igual que en el este. La leyenda de la ciudad de Cíbola es recogida en las crónicas que escribe el padre Marcos de Niza, que habla de una tierra de riqueza sin parangón en las Siete Ciudades de Cíbola. El virrey, Antonio de Mendoza, envió una partida al mando de Francisco Vázquez de Coronado en busca de Cíbola, exploración que se realizó dividiendo la partida por mar y por tierra. La expedición llega al río Bravo y Arizona, adentrándose hasta la hoy conocida como meseta del Colorado, región con una gran riqueza, aunque distinta a la que esperaban los españoles, con pueblos sedentarios que vivían en casas de hasta diez alturas, que tenían por vecinos a los nómadas apaches, navajos y utes. Vázquez de Coronado, en su búsqueda, llegó a la frontera entre Nuevo México y Texas. Con posterioridad, el gobernador Jironza reforzó el asentamiento que se había creado en El Paso. A comienzos de la década de 1530 se inició la exploración y colonización de California, que posiblemente debe su nombre al relato de Garci Rodríguez de Montalvo en el que la reina Calafia gobierna la isla imaginaria de California. Con posterioridad, en el siglo XVII, los jesuitas crearon en el sur los primeros asentamientos en Baja California. En 1607, Fernández de Écija redacta un informe comunicando que la colonia de Virginia estaba bien asentada. En 1718 se funda la misión de San Antonio de Valero, que se llegará a conocer como El Álamo. En 1720, la administración colonial en Texas ordenó reforzar sus fronteras. España, en 1739, prohíbe la práctica de la esclavitud, siendo Georgia y Florida refugio de los esclavos huidos de Carolina, colonia británica. En 1763, para evitar que en la posible guerra que se iba a librar con Inglaterra se apoderase del territorio de Luisiana, Francia se lo cede a España mediante el tratado de París. Un episodio muy destacado y poco conocido es el acuerdo a que llega en París Benjamin Franklin con el embajador, conde de Aranda, para que España apoye las Colonias rebeldes en la guerra de la independencia americana, apoyo que no solo se limitó a facilitar financiación y suministros: también fue decisiva la intervención del gobernador de Luisiana, Bernardo Gálvez, que entre 1778 y 1781 entró en la guerra al lado de los rebeldes de Washington y de las tropas francesas. Muy importante fue la victoria de Gálvez, en 1781, en la batalla de Pensacola para que las colonias rebeldes ganasen la guerra. Galveston, ciudad insular en el golfo de Texas, lleva el nombre por su fundador y héroe de la guerra, Bernardo Gálvez. Mas de doscientos años después de la batalla, el presidente Obama concede la nacionalidad estadounidense a Bernardo Gálvez.

Carrie Gibson enumera centenares de intervenciones españolas en el Norte. La teórica administración del Reino de España llegaba por el este hasta los Grandes Lagos, y la frontera por el oeste hasta Nutka (Canadá). La expedición de Bodega y Cuadra llegó, en 1779, hasta Alaska. En 1789, la expedición de Esteban José Martínez tomó posesión de la bahía de Nutka, a la que bautizó como San Lorenzo de Nuca.

"El trabajo de investigación de Carrie Gibson la llevó a recorrer miles de kilómetros y a conocer toponímicos en español que comparten el mapa con ciudades nombradas por nativos, franceses y británicos"

A la vista de la detallada labor de investigación que hace Carrie Gibson de la presencia española y de la inglesa a lo largo del territorio del Norte, se demuestra que cuando llegaron a cualquier territorio los emigrantes europeos hacía ya bastantes años que la presencia española estaba asentada en ese lugar. Los españoles fueron unos pocos cientos de miles que ocuparon un territorio enorme, contando con la ayuda y colaboración de los nativos, ya que sin ellos no hubiesen sido posibles tales hazañas. Los emigrantes de la Europa sajona, en cambio, fueron millones, ayudados por un ejército de esclavos negros procedentes de África de más de seis millones de seres humanos.

En el inicio del siglo XXI, el historiador Samuel Huntington escribió:

“América fue creada por colonos que eran abrumadoramente blancos, británicos y protestantes. Sus valores institucionales y cultura proporcionan los cimientos y marcaron el desarrollo de los Estados Unidos en siglos posteriores. Tal visión es errónea, sobre todo porque parece inspirarse solamente en una parte del país. Los valores, instituciones y cultura de los EEUU no se formaron solo en Nueva Inglaterra, o en un vacío. Hasta un grado considerable cobraron forma de las interacciones con españoles, mexicanos y otros pueblos hispanos en Norteamérica, al igual que en Latinoamérica. Parte de esa interacción fue antagónica —el católico español frente al protestante británico— pero, por otra parte, España acudió en ayuda de unos bisoños EEUU durante la guerra revolucionaria. El Oeste que España perdió cuando su imperio se desmoronó se convirtió en el futuro de Estados Unidos”.

El trabajo de investigación de Carrie Gibson la llevó a recorrer miles de kilómetros y a conocer toponímicos en español que comparten el mapa con ciudades nombradas por emplazamientos nativos, franceses y británicos. En los anexos del libro figuran más de mil setecientas notas y una bibliografía consultada de más de cien libros. Termina la autora afirmando: “Estados Unidos es parte de las Américas y, del mismo modo, los habitantes de las Américas son parte de Estados Unidos”.

Es un anacronismo que una nación construida por emigrantes provenientes de multitud de lugares permita que el grupo definido por habitantes de piel blanca, de habla inglesa y religión protestante que emigraron desde la Europa sajona, se erija en un grupo xenófobo e imperialista, decida arrasar a la población nativa del norte de América y capturar y llevar a millones de esclavos del África negra a trabajar sus campos, además de borrar y despreciar la verdadera historia de quienes llegaron antes y realizaron los descubrimientos. Este es el comportamiento típico de quienes practicaron la piratería como método de vida, robando, matando y destruyendo.

Que Carrie Gibson —escritora de origen caucásico, estadounidense y que habla inglés— haya escrito este ensayo demostrando todo lo que afirma debe servir para que los españoles nos sintamos orgullosos de lo que hicieron los que nos precedieron. Es preciso conocer nuestra historia y estudiarla con rigor e independencia, como hace Gibson, para demostrar que las mentiras de los difamadores (Francia, Países Bajos, Inglaterra, México, etc.) no tienen recorrido. Hoy es el tiempo de la valentía a la hora de decir quiénes fuimos y lo que hicimos. Los hechos lo dicen y ensayos como este lo demuestran.

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Autora: Carrie Gibson. Título: El Norte: La epopeya olvidada de la Norteamérica hispana. Traducción: Pablo García Hervás. Editorial: Edaf. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

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Belen
Belen
2 años hace

Qué maravilla de artículo. Un análisis perfecto y clarificador. Nunca he tenido la mínima duda de la enorme impo7 de nuestra historia y del valor de mantenerla como es y no con visiones «politizadas». Gracias por darnos a conocer este magnífico ensayo de Carrie Gibson, cuyo origen sajón le da mayor valor aún.
Un placer leerte.

Ramon Villa
Ramon Villa
2 años hace
Responder a  Belen

Gracias, Belen.