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Y le das vueltas

Lo que pasa es que es una crónica al revés. O no. O es un libro de viajes con un destino incierto, viajar por viajar, avanzar, conducir, no parar.

Terrestre (Random House) narra lo que Cristina Rivera Garza (hermoso nombre) quiere. Solo eso.

Y ¿qué quiere Cristina Rivera Garza (nombre volador)?

Quiere que nos perdamos. Viajar, avanzar, conducir, no parar. Lo de menos es el destino.

Rivera Garza (nombre acuático) es una escritora (obvio), profesora, investigadora del lenguaje. Mexicana, ha vivido en los dos lados de la frontera, en su país y en EEUU. Sus palabras la cruzan (la frontera) echando muros abajo: Premio Sor Juana Inés de la Cruz en español, Premio Pulitzer en inglés. Cada uno de sus libros es un reto, un vuelo en picado sobre algo que no se puede nombrar: este, Terrestre, una crónica de viajes al revés. Empezamos por el final. O empezamos por el medio. O retrocedemos y avanzamos hasta el final y vuelta a empezar.

"La literatura no informa; la literatura hace pensar. En Terrestre, las crónicas de viaje no informan de un recorrido, no, son destellos de un pensamiento poético"

Las protagonistas de Terrestre son mujeres jóvenes (casi todas), con fe en la humanidad y en ser jóvenes y valientes y tener fe en la humanidad. Las protagonistas podrían ser dos jóvenes garzas que vuelan de auto en auto, las recoge un camión, las recoge un descapotable de dos ancianos cultos, las recogen dos sicarios oscuros, y nadie las toca, nadie las amenaza. Siempre esperas que en México, justo en México, entre carreteras solitarias, selvas, barriales desolados, estas dos autoestopistas galácticas acabarán mal, violadas, apalizadas, desechadas en una cuneta. Pero no. No trata de eso este libro. La inocencia gana. Y ellas siguen volando.

También hay parejas jóvenes con fe en el amor, que viajan a recoger unos trastos en un pueblo mierdoso en el medio de la nada. Rivera Garza (nombre geográfico) los zarandea. Ahora dejan de amarse, ahora no saben que tendrán un hijo, ahora no saben que él morirá a los 59. En el siguiente fragmento todavía se aman. Todavía son inocentes. Todavía viven.

Para Cristina Rivera Garza (nombre sonoro, rumoroso) la literatura es cuestión de vida o muerte. La literatura no informa; la literatura hace pensar. En Terrestre, las crónicas de viaje no informan de un recorrido, no, son destellos de un pensamiento poético. Son un poema narrado. Un poema imaginado. Una narración que desnarra.

Y sus crónicas desnarradas tienen párrafos encabezados por ladillos así:

“Mentir no es un trabajo de tiempo completo”.

“El rumor de la leche que no robaban”.

“Letras de ácido ribonucleico”.

“El sol que nos está mirando”.

Y tienen frases que dicen así:

“Venimos del monte, del pasado, de la boca de un animal.

Venimos a la ciudad. Estamos en la ciudad”.

Y luego que terminas piensas, ¿qué diablos ha querido decir? ¿Qué diablos ha querido decir la escritora de nombre acuático, volador y rumoroso?

Y luego ya es otro día, y le das vueltas. Le das vueltas.

La literatura no informa; la literatura hace pensar.

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Autora: Cristina Rivera Garza. Título: Terrestre. Editorial: Random House. Venta: Todos tus libros.

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