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3 poemas de Los años frente al puente, de Andrés Barba

3 poemas de Los años frente al puente, de Andrés Barba

Andrés Barba ha escrito un homenaje a las gentes que cruzan a diario ese puente Roque González que, pasando por encima del río Paraná, comunica las ciudades de Posadas (Argentina) y Encarnación (Paraguay). Pero este libro también aborda otros temas. En realidad, tantos como afluentes tiene un río.

En Zenda reproducimos tres poemas de Los años frente al puente (La Bella Varsovia).

***

PRIMERA VISIÓN

Piensa en otros puentes
los compara
cambia sus tensores
con un dedo mental.
Antes —dicen— la ciudad era distinta
todo eso era fango.
Qué extraño el contraste ahora
de un lado el río
como un muslo marrón
del otro, arbitraria
la ciudad sin centro.
Sería exótico si Carmen
no hiciera familiar
la casa, la habitación, la pileta
el cactus que plantó de niña
su flor rosada en lo alto.
Pasa unos días allí
como ella entonces
cuando ahí acababa el río
cuando eso era fango
los camalotes más lentos
en la vida que en la ficción.
Y una tarde
propenso a la meditación calórica
piensa en otros puentes
los compara
cambia sus tensores
con un dedo mental:
una mitad pobre
la otra elegante
aquí unos pilotes sencillos
allá dos tensores industriales
provinciano y solemne a la vez
como el padre que ensaya
una frase para la boda
y al decirla
le sale pomposa
y la gente ríe
pero luego, en el recuerdo
vive más que él
y lo rescata
como si viniera de muy lejos
de un mundo previo a los ríos
y su deseo de cruzarlos
como si no hablara de un puente
como si hablara de otra cosa.

***

PUENTE EN AVIONETA

Sucede así: Pablo
el primo rico de Carmen
tiene una avioneta
y él insiste cada vez que se lo cruza
hasta rendirle.
Es difícil saber
qué convence a las personas.
Volamos el domingo
dice Pablo al final
y él siente que algo
le acalambra el estómago
el miedo
la duda tal vez
de si tendría que informarle
de su ataque epiléptico en avión
el mes pasado
pero no quiere disuadirle.
En vez de eso piensa:
voy a volar sobre el puente
y el puente está junto al edificio
y qué tal
le dice a Carmen
si te pongo un mensaje al despegar
y tú y Roque salís a la terraza
y yo os saludo.
Más que en la realidad todo pasa
en la ilusión.
Imagina la avioneta, el río, el puente
y allí en la terraza, la mujer y el niño
dos hormigas diminutas
enviando un mensaje de amor
con las antenas.
Imagina
—no sabe lo que significa, pero imagina—
un gesto heroico
como si en ese instante
él fuera el único ser vivo
un fénix dorado.
De modo que despega
y tras los segundos
en los que piensa que va a morir
abrazado a Pablo, el primo rico de Carmen
en una gran bola de chatarra y fuego
por la sacudida del viento norte
contempla el cauce del río
y le maravilla la avidez
de esa cúpula verde
envolviendo a una ciudad
ridículamente segura
de su importancia
mira el brillo del agua
tan ajeno al dolor de los hombres
y siente el vértigo de la especie
como si todo lo construido
fuese un logro ridículo
una broma
consumada en el despiste
de ese monstruo voraz.
Y hasta le cuesta ubicar el puente
y tras él, el cerro
y tras él, el edificio.
Y no sabe cómo
cuenta un dos tres cuatro cinco
seis siete ocho pisos
y no ve nada
y escribe: Dónde estáis.
Y al fin contesta Carmen:
Ahí te vemos
sos solo un puntito.

***

LA MARCHA INEVITABLE DEL PUENTE HACIA EL SÍMBOLO

Primera epifanía

Sucede un domingo
de invierno
tras un asado en el club Pyra-Pitá
se come más de la cuenta
luego
todo queda en silencio
porque están contentos
tal vez
o porque no sabían
que estaban contentos.
A pesar del frío
él se empeña en bañarse
y Carmen repite: no tenés control
pero sin enfado
no tenés control
como si dijera: mirá quién ha venido
y de regreso a casa apenas hablan
Carmen embarazada
Carmen
con el bamboleo náutico
de las embarazadas
tira las bolsas en la terraza
se sienta frente al puente
se le vuelca el mate
suspira: la concha de mi hermana
y está bonito el puente
está como los muertos en las novelas
empinado sobre su blancura
de invierno
recién despierto el puente
y los tres sienten
hueco también el recuerdo
de esa otra vida abandonada
el esqueleto de su cordillera diminuta
el cielo invertido
la embarazada, el niño, el padre
como si sobre el puente Roque González
llegara al galope
el símbolo del puente Roque González
subrayado
lleno de mentiras grandes y belleza
y dicen
qué lindo, che
sí, relindo
y quién vio jamás
con esa claridad
como ellos esa tarde
quién vio jamás así
con esa pureza
lo que se suele llamar
con displicencia
lo que la gente llama
puente Roque González
nadie
nadie.

—————————————

Autor: Andrés Barba. Título: Los años frente al puente. Editorial: La Bella Varsovia. Venta: Todos tus libros.

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