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5 poemas de Adonis

5 poemas de Adonis

Ali Ahmad Said Esber​ es más conocido por su seudónimo Adonis o Adunis, con el cual publica poesía este poeta y ensayista sirio. A continuación os ofrecemos 5 poemas de Adonis.

Deseo

Si me abriera sus brazos
un cedro,
entre las arboledas de honduras y de años.
Si me guardara
de las perlas y velas tentadoras.

Si yo tuviera sus raíces,
y se anclara mi rostro tras su triste corteza.

Me haría entonces nubarrones y rayos
en lontananza,
este país de confianza.

Mas todo ramo en las arboledas
de honduras y de años, viviendo yo,
es fuego sobre mi frente,
fuego de fiebre, de perdición,
que devora la tierra que me guarda.

Traducción de Pedro Martínez Montávez

El extravío

Perdido, tiro mi rostro al polvo
y a la mañana,
lo arrojo a la locura.
Mis ojos son de yerba y son de incendio.
Mis ojos son banderas y emigrantes.

Perdido, tiro mi rostro al polvo
y a la mañana.
Nazco al fin del camino. Grito.
Y que griten conmigo el camino y el polvo.

¡Qué hermoso es que mi rostro, oh Dios,
se pierda en mí! ¡Qué hermoso que me pierda
yo, colmado de fuego!
¡Oh tumba! ¡Oh final mío
al comenzar la primavera!

Traducción de Pedro Martínez Montávez

En la sombra de las cosas

Yo prefiero quedar en la penumbra;
quedarme en el secreto de las cosas.

Me gusta introducirme en las criaturas.
Errar como una idea.
Extraño como el arte.
Anónimo,
incierto
y olvidado.

Naciendo, nuevamente,
en cada día.

Traducción de Pedro Martínez Montávez

Espejo de una pregunta

Pregunté y me dijeron:
la rama cubierta de fuego es un pájaro,
y me dijeron que mi rostro era una ola
y el rostro del mundo espejos,
suspiros de marinero y faro.
Y vine.
Tinta era el mundo en mi camino
y cada estremecimiento una frase.
No sabía que entre nosotros
había un puente de hermandad,
de pasos de fuego y profecía.
No sabía que mi rostro
era un barco navegando en una chispa.

Traducción de María Luisa Prieto

Homenaje a la soledad

Soledad – jardín
con un sólo árbol.

Desde la infancia
por este camino vamos
mi amigo el poeta y yo.
¡Qué extraño!
Sus pasos todavía vuelan con el polvo.

Mi amistad es para el narciso.
Mi amor es para otra flor
que no mencionaré.

Sediento
sólo me saciará
un agua que no puedo alcanzar.

El que no tengas secretos
también es un secreto.

Sé ausencia
para permanecer como pregunta.

Amo la lluvia
que ama la palidez de la tierra.

Si no actúas
más que para realizar aquello que deseas,
¡qué ínfimo es lo que haces!

Prefiero la traición de la palabra a la palabra,
que la fidelidad de la piedra a la piedra.

¿Tras la altura el descenso?
No lo creo-
Lo alto lleva siempre hacia lo más alto.

Lo que te dices a ti mismo
se lo dices al otro-
aunque no te lo propongas.

No conozco de lo que conozco
más que mi ignorancia
de lo que aún desconozco.
Dicen: lo fácil es imitar.
¡Ah! Si pudiera imitar al mar.

Siempre olvido lo que poseo
para poder liberarme
de lo que me posee.

El individuo es unidad de lo infinito.
La multitud es el infinito de la unidad.

A veces
el sol no puede alumbrarte
y una vela te alumbra.

Mi deseo- que mi capacidad de deseo
sea mayor que mi capacidad
de realizar mis deseos.

Un hombre solo: un ala.
Una mujer sola: un ala rota.

Saldré de mi soledad
mas ¿para ir adónde?

Me pongo frente al espejo
no para mirarme
sino para asegurarme:
¿de verdad eso que veo soy yo?

El arco iris juró
vagar eternamente
porque perdió su primera casa.

Ayer , al despertarme,
vi al sol frotarse los ojos
en el cristal de mi ventana.

Afirmo que el sol es otra sombra,
mas no tengo pruebas.
Afirmo que la luna es otro fuego-
tengo muchas pruebas.

Mis días pasados tienen una tumba
sin cadáver.

¡Qué extraña es mi memoria!:
Un jardín repleto de toda clase de árboles
y no veo ni un sólo fruto.

Las palabras que conozco se han tomado
en un bosque de tristeza.

A veces siento
que el abismo al que me asomo
no es lo bastante amplio para mis pasos.

Confieso mi error-
creo que era acertado.

Siempre que pregunto
me divido en dos:
mi pregunta y yo-
La pregunta busca respuesta,
yo busco otra pregunta.

¿Por qué aquella noche sentí
que el cielo era la guitarra de la noche
y las estrellas sus cuerdas rotas?
¿Será porque dormí solo?

Ahora sé por qué
alaban, a veces, a las tinieblas
los que no sueñan más que con la luz.

Escucho en las palabras campanadas
que anuncian mi tercer nacimiento.

Todo lo que no he escrito
lo he olvidado.
Y ahora es lo que me escribe.

Escribe-
esa es la vía suprema
para leerte a ti mismo
y escuchar al mundo.

Dale los buenos días a tu camino
si quieres que el sol te acompañe.

Me rebelo contra la llama que me guía.
La llama a la que guío
se rebela contra mí.

Abro un lago para el olvido
y ahogo en él mi historia.

Demasiado tarde
para que seas tú mismo y para saber quién eres-
se te escapó la infancia.

Me das tu rostro,
te doy mis pensamientos.
El rugido es nuestra promesa:
puedes guiarme, mar.

Para ser hermano de la mañana
debes confraternizar con la noche.

¿Qué hacer por este cielo
que se marchita en mis hombros?

Para que ardan en ti los bosques de imágenes
basta con calentarte al fuego del sentido.

Al principio fue la pareja,
luego el primer pecado
que se llamó el solo,
el único.
Así escribiré la palabra pareja,
como si excavara una fuente,
y la pronunciaré
como si fuera a brotar agua.

Todo arde en tomo a él-
fuego en el aire,
fuego en el agua.
¿De dónde viene entonces este frío
que penetra en sus miembros?

Puedes protegerte contra todo
menos contra el tiempo.

Traducción de María Luisa Prieto de María Luisa Prieto

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