Este poemario es consecuencia, como diría Antonio Colinas, del sentir y el pensar. Los poemas van aflorando en el lugar y sitio en el que se ha producido la conjunción entre esos dos elementos. La poesía se muestra al autor en los acontecimientos cotidianos de la existencia humana.
En Zenda reproducimos cinco poemas de El nombre de los bueyes (Aliar), de Eugenio Marcos Oteruelo.
***
CIUDAD AGONIZANTE
No pasa nadie por estas rúas,
no pasa nadie.
Queda solo el grito silente de la piedra,
de la piedra nueva y la piedra vieja
con su eco y sus lamentaciones.
Queda la luna iluminando los cipreses
en el viejo cementerio de las afueras.
Quedan los códigos de la niebla al anochecer
dando cobijo a la desdicha de los que ya nada esperan
y cuando los pájaros ya no cantan para nadie.
Quedan las manos amarradas al ancla
de este viejo campamento romano a la deriva.
Son los sueños desvanecidos de un presente
sepultado en la indiferencia.
No pasa nadie,
que ya se han ido los vivos,
muertos, a vivir lejos de este nevero,
lejos de su tierra y de sus raíces.
Nadie pasa ya por estas rúas.
Nadie, nadie.
***
ESPERANDO LA LLUVIA
Detrás de los tedios y las vastas penas
que con su peso entorpecen la brumosa existencia,
afortunado aquel que puede con un ala vigorosa
alzarse hacia los campos luminosos y apacibles.CHARLES BAUDELAIRE
Abrir con puños de hierro la memoria vieja
y rescatar del olvido ese animal ciego
que hizo invisibles mis debilidades
al alba de todas las nieblas.
Con escepticismo hamletiano
he cruzado las vías más negras del planeta,
la flor suicida lamiendo mi rostro
y mi rostro buscando explicación al misterio de la vida.
Siempre quise
ser blanco por dentro,
y acariciar el prodigio de mi lejana niñez
pero tengo que hablar de la nebulosa de los días
en los que despertaba al calor de los bueyes
sabiéndome vivo y de qué manera el rocío del amor
se extendía por las celdas de mi pecho como algo secreto.
Era un muchacho adolescente que maduraba los sueños
por senderos de urz y de piornos.
Siempre quise ser blanco por dentro.
El crepúsculo deja sus llagas encarnadas en los márgenes de un río
que desciende sin violencia por la rueda de los días
y yo dejo que mis ojos
se humedezcan de melancolía
al dar el último beso a una madre
después de que haya puesto en mis bolsillos
las monedas más bellas del amor:
que mi corazón esté alegre en los meses de internado.
Atrás mi padre, sobre la huella del arado, esperando la lluvia,
mi padre esperando la lluvia.
***
LA MADRE
Mujer de barro soy,
pero el amor me floreció el regazo.ÁNGELA FIGUERA AYMERICH
Vi tus manos gastadas,
pero limpias,
erosionadas,
pero no anochecidas
como tu corazón en vigilia permanente
al que me debo.
Eras la fuente del agua en mis labios,
lo necesario para crecer como la hiedra
desde niño a ser hombre.
De ti me llegaba
mucha lluvia,
mucha luz,
muchas costuras en sangre
con las que estañar cicatrices.
En este destierro de lunas que arrastra mi cuerpo a la intemperie
guarda la memoria el eco de tu voz
que ahora presiento
en silencio perpetuo.
Nunca tuviste prisa para amar
a los once, por eso te sentías abrasada de luz
como la diosa de la siembra, Demetra.
Vi como a veces
el río se llevaba tus lágrimas
muy en secreto
muy en secreto
muy hacia dentro
muy hacia dentro para no dañar
el oro de la espuma que doraba tu alma.
Vi en tus ojos un pacto de cercanía
entre la escasez y la ternura.
Todas las lunas de invierno llegaban con la esperanza vencida
pero tú sonreías
eras melodía
que al recoger con tus brazos las ortigas de la zozobra
nos dejabas a salvo
en el umbral de la casa.
Como lumbre gozosa
el amor más profundo irrumpía en tus ojos.
***
MIS OTROS
A los que soñaron sin abrigo con un pan de centeno bien horneado,
el cielo blanco para sus ojos.
A los que fueron machacados en las canteras de la soledad y el olvido,
siembra en el corazón
con nubes de sangre cercana.
A los que vendieron el fuego para curarse del frío,
el abrigo verde con botones negros y la pausa del pájaro
que purifica el aire.
A los desplazados del mundo que nacieron al alba con las cartas marcadas,
la luz clara de una historia de amor nunca escrita.
A los que bebieron el cáliz amargo de la angustia, la indiferencia y el vacío,
balas de un ángel disparando al poema.
A los que plantaron el junco de la esperanza en los márgenes del leteo,
un espejo para mirarse en el agua.
A los que trillaban el sol en la era con bestias dóciles,
cálida sombra contra el desvanecimiento.
A los que partieron desazonados desde un campo de tinieblas,
la calma que le negaron
las encarnadas voces de hipocresía.
A los que no nacieron para eso, pero hubieron de pastorear el ganado
y perder tiempo de escuela,
cuando en la sangre llevaban oculta su gota de artista,
¡que me den una copa vacía y la llenaré de lágrimas por ellos!
para ellos,
para todos ellos,
lirios de Van Gogh y una partitura de Gustav Mahler.
***
NOCTURNO DE POZOS
Tus pies descalzos en el arroyo,
la plaza y el sol que compartimos,
el amor que nos unió en lo esencial.
Los ojos haciéndose mundo,
una huella de fuego al inicio del camino
para crear un paisaje de esperanza.
El puñado de harina blanca depositada
en el fondo cristalino de un río manso,
como mensaje de emociones primerizas.
El miedo a no alcanzar los claros de luna
que has escrito bajo la nieve.
Así nuestra infancia.
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Autor: Eugenio Marcos Oteruelo. Título: El nombre de los bueyes. Editorial: Aliar. Venta: Todos tus libros.
BIO
Eugenio Marcos Oteruelo, nacido en Pozos de Cabrera Alta (León), es graduado social por la Universidad de León. Es gestor cultural y coordinador de eventos literarios en recitales como Lëkole Poetique, además de impulsor de los homenajes anuales al poeta modernista Rubén Darío en el Parque del Cid. Sus poemas han sido incluidos en las antologías Sagrado invierno (El Cordel y las Violetas, 2012), La palabra en la noche (Cultural Norte, 2017), Árbol de Alejandra (Karima Editora, 2019) y Bendita inocencia (Asociación Cultural La Armonía de las Letras, 2024), así como en las realizadas por Ágora de la Poesía. Colabora en revistas literarias y artísticas como AUCA, Sentimientos Invisibles o CamparredOnda. Participa en numerosos recitales de poesía, como Poesía para Vencejos, El Molino de Flavia, FIP Palabra en el mundo o los realizados en el Centro Penitenciario Villahierro y en la Escuela Oficial de Idiomas de León.


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