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Reinas del grito: Jamie Lee Curtis, Halloween y las “scream queens”

Reinas del grito: Jamie Lee Curtis, Halloween y las “scream queens”

Llega Halloween Kills, con el legendario asesino enmascarado Michael Myers disfrutando de su noche más productiva desde que, en el ya lejano octubre de 1978, el director John Carpenter se sacase de la manga el género slasher con un elegante thriller de asesinatos rodado en glorioso panorámico anamórfico. Con la original Halloween nació también Laurie Strode, quizá no exactamente la primera pero sí la reina del grito fundacional, la “chica final” que, virginidad en mano y cuchillo volando, neutralizaba hasta la siguiente entrega la arremetida del maligno.

Laurie, encarnada por Jamie Lee Curtis, regresa igualmente en Halloween Kills, segunda entrega de una trilogía que reformula la cronología de la saga continuando directamente la primera película y comprimiendo la acción en una única noche dividida en tres películas. La de esta semana ha arrasado en taquilla, y lo ha hecho pese a su estreno simultáneo en Peacock, la plataforma de streaming del grupo NBC Universal, y un retraso de un año (ignoramos si la Covid 19 se atrevería con Michael). Las cifras han sido aún más satisfactorias que las de Dune o Sin tiempo para morir, y poco ha importado que los críticos acuchillasen la película con la saña de Michael Myers.

"Quizá por eso, o porque hay que tirar de nostalgia, decidan ustedes, Jamie Lee afronta la amenaza de su némesis malvada con la sesentena bien cumplida"

Pero no hablemos de Halloween Kills, mucho más al grano y directa que la anterior (solo diremos que la película tiene aún menos compasión por la turba de Haddonfield que el propio Mike Myers) sino de las reinas del grito, esas scream queens que en tiempos de lucha contra el patriarcado pueden correr el riesgo de fenecer… o de erigirse definitivamente como un símbolo de resistencia, despojado, eso sí, de limitaciones de edad, rango intelectual o tamaño de sujetador.

Quizá por eso, o porque hay que tirar de nostalgia, decidan ustedes, Jamie Lee afronta la amenaza de su némesis malvada con la sesentena bien cumplida y con un jersey suelto de lana que no hace sino revelar su experiencia en estas lides (lo suyo, ya lo sabíamos, viene de fábrica: es la hija de Janet Leigh, una reina del grito aún más pretérita que, no obstante, nunca logro salir de la ducha del motel Bates). ¿Por qué siempre son bellas heroínas las que resisten la llegada del hombre del saco? Ellas, virginales y despampanantes, inteligentes y finalmente brutales, sacan todos sus recursos para sobrevivir. La sexualización de la violencia quizá se ha reducido en aras del progreso o la corrección política, pero la simbología de esta lucha contra una amenaza constante admite múltiples variaciones.

La historia de Laurie Strode da para autobiografía, aunque ella a estas alturas prefiere los rifles de doble cañón. Ella volvió en Halloween H20, creada a rebufo de la resurrección del género en Scream (ahora llegaremos a ella) y feneció harta de todo en la olvidada Halloween Resurrección, película de la que nadie quiere acordarse y que ha forzado el extraño reinicio de una serie que, además, tuvo su correspondiente remake a manos de Rob Zombie. Ya hemos dicho que Halloween Kills obvia estas películas, y no tenemos tiempo de entretenernos más con esto, pero era la única manera de traer de vuelta a la scream queen seminal y seguir recaudando a base de bien.


Bien es cierto que siempre hay precedentes, siempre los hay. Y no siempre acaban bien. Marilyn Burns sobrevivió a Cara de Cuero en La matanza de Texas, pero a costa de perder la razón (una escena eliminada del excelente remake de 2004 muestra cómo acabó realmente su exégesis en el remake, la explosiva Jessica Biel). Y Sally Hardesty casi fue afortunada, puesto que peor quedó Adrienne King, que sobrevivió a la madre de Jason en Viernes 13 para acabar con un punzón en el cráneo en el prólogo de Viernes 13 segunda parte. Una maniobra relativamente habitual, porque la taquilla pide sangre nueva y la vida, ciertamente, es cruel.

"Después de que Freddy liquidase a su novio Johnny Depp en la cama Nancy logró, con mucho café y el tesón de una empollona, mandar a Freddy al mundo de los sueños"

La más pura y resolutiva reina del grito bien podría ser Nancy Thompson, que encontró a su particular lobo feroz en Pesadilla en Elm Street. Después de que Freddy liquidase a su novio Johnny Depp en la cama (literalmente, en la cama, y literalmente, liquidado) Nancy logró, con mucho café y el tesón de una empollona, mandar a Freddy al mundo de los sueños. Pero qué es un sueño sino una indefinible y perversa imaginación colectiva: la pobre Nancy se volvió a cruzar en el camino del puñetero en la tercera entrega, y para algunos la mejor, Guerreros del sueño, e, inmolación mediante, logró liquidar al difunto. La historia de Nancy acaba ahí, pero no la de su intérprete, la bellísima Heather Langenkamp. Ella tuvo que resistir a un acosador en la vida real, y de ahí el extra de motivación que puso al interpretarse a sí misma en ese genial experimento que fue La nueva pesadilla de Wes Craven: un artilugio noventero que fracasó en su momento pero preludiaba, en su juego meta entre realidad y ficción, inventos posteriores.

Y es que su creador, Wes Craven (Dios lo acoja en su gloria) se sacó de la manga Scream, donde los asesinos de la vida real imitaban a los asesinos de la gran pantalla acuchillando en el prólogo a Drew Barrymore, que bien podría haber sido la protagonista del film. Un cóctel referencial con mucho humor que resucitó el género y nos presentó a Neve Campbell, o Sydney Prescott, como la incuestionable scream queen de los noventa, una chica que no se creía nada de lo que ocurría y que arrastraba una buena dosis de traumas familiares. Ojo, que Syd vuelve en cuestión de semanas con una quinta entrega con nuevos directores y preguntas, y en el que quizá el casting original no llegue a contarlo.

Mucho más lúbrica y fiestera es la genial Barbara Crampton, asociada a las labores de los alternativos Stuart Gordon, Brian Yuzna y otros genios del gore más salido de la productora de Richard Band en los ochenta. A Crampton le hicieron sufrir en Reanimator, adaptación libre del relato de Lovecraft, y le dieron lo suyo en Resonator, sacada de la imaginación del mismo escritor norteamericano. Castle Freak o Chopping Mall, donde se las veía con unos robots asesinos en un centro comercial, prueban la resistencia de esta rubia cuya cuenta de Instagram demuestra que sí, ella es la chica que sobrevivió, y que además nunca perdió la alegría.

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