Conocida es la larga trayectoria de José Ignacio García (1965) como crítico literario en ABC y en La Nueva Crónica de León, donde se ha ganado el respeto de autores y lectores. Ahora se ha despojado de la lupa de crítico y ha tomado la pluma del narrador (ya había incursionado en la escritura de relatos) para escribir una novela, El vuelo de los delfines, publicada por Valnera Literaria (2025) en una edición en un excelente formato, con buen gramaje de papel, cómoda tipografía, buena legibilidad y con los cuadernillos cosidos, algo cada vez menos frecuente en la avalancha industrial de novedades.
Intento resumir el argumento: la novela narra las historias independientes de cuatro personajes (Julián, Lluvia, Selma, Leo) que cruzan sus vidas de un modo casual o emocional hasta un desenlace en el que se ensamblan sus trayectorias. Tanto los protagonistas como los secundarios que los rodean son gentes normales, con hijos y sin hijos o con padres ancianos: una peluquera, un pintor de oficio, una apasionada de los tatuajes, la dueña de una cadena de clínicas dentales o una empleada de banco, pero también alguien en paro, con problemas de insomnio y que dedica muchas horas a ver en la tele programas de restauración de muebles. Y todos están perfectamente singularizados en su retrato físico, en su carácter y en su comportamiento, con sus méritos y sus debilidades, sus aristas y sus redondeces, sus virtudes y sus miserias, sus conflictos y sus encantamientos, con todas las contradicciones, en fin, que cargamos en serie en la especie humana. A veces basta una sola frase para definirlos, como el presidente de un equipo de fútbol cuyo “único don era el de la simpatía” o “una mujer que coleccionaba amantes a los que identificaba con pájaros y cuyas figuras se tatuaba cuando los abandonaba”.
Aunque la novela narra sucesos de una amplia galería de personajes, mantiene siempre un mismo tono, un mismo estilo y una misma actitud ante el mundo, que le otorgan coherencia y unidad narrativa.
En estas páginas no suceden intrigas, ni aventuras exóticas, ni polémicas ideológicas ni tampoco hay servidumbre al servicio de la actualidad, por más que aparezcan referencias a personajes actuales del cine o de la música (Sabina, Rozalén, Enric Auquer o David Broncano). El amor, la lealtad, la familia, el paso del tiempo, las segundas oportunidades, el mercado laboral, la importancia del aspecto físico y de la salud corporal son algunos de los temas, de los puntos calientes que José Ignacio García desarrolla con intensidad y pasión.
Una escritura ortodoxa, de sabor clásico, con la huella de muchas lecturas bien aprovechadas, que busca el adjetivo adecuado para cada sustantivo, que distribuye con orden los complementos sintácticos y que despliega un vocabulario muy rico, a menudo con términos regionales de Castilla y León y de Cantabria: agigolada, bobalán, bubión… Aunque quizá sea discutible el peculiar uso de loísmos y laísmos comarcales y el uso de algunas metáforas un poco gastadas: piel de melocotón, golondrinas en los cables de luz / notas de pentagrama.
Esos peros, y alguna errata, no empañan la eficacia de diálogos en los que pervive una oralidad popular con espontaneidad, humor y acentos costumbristas; ni la invención y el manejo de situaciones narrativas donde los personajes pueden desarrollarse ante el lector describiendo un buen repertorio de pasiones; ni, en fin, la habilidad del autor para hacernos olvidar que estamos leyendo un libro y, en cambio, para convencernos de que estamos contemplando unos trozos de vida.
—————————————
Autor: José Ignacio García. Título: El vuelo de los delfines. Editorial: Valnera. Venta: Todos tus libros.


Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: