Cuando la bestia es el hombre

La novela nos sitúa en el viaje de Steller, una de aquellas expediciones que buscaban rutas entre continentes, cuya deriva les acabó llevando por un camino distinto, para emoción del naturalista, que vio aparecer ante sus ojos nuevas especies que documentar. Por eso, por su carácter observador y conocimientos, trató en varias ocasiones de corregir la deriva de un barco que terminó acechado por la muerte, provocando el desembarco de su maltrecho pasaje en una isla desconocida, tormenta de camino incluida. Dada por desaparecida y después por muerta, la tripulación sobrevive como puede en un lugar en el que los animales se muestran amigables con el ser humano sin saber que, de todos los depredadores, la fortuna les había acercado a los más letales. Turpeinen desarrolla la vida en alta mar y la supervivencia en una tierra desconocida que ni siquiera es hostil, compartiendo el asombro ante la aparición de unas enormes vacas marinas que no tardan en ser vistas como una fuente inagotable de alimento, cuya única dificultad de caza reside en el tamaño. A partir de ahí, la novela se convierte en un estudio sobre la naturaleza humana, avariciosa y desprovista de prudencia, que conduce a una matanza que ni siquiera permitió al naturalista trasportar los huesos de esta enorme sirena en el viaje de vuelta a la civilización. El viaje es, cuanto menos, apasionante, y la enorme y pacífica bestia ya es conocida como la vaca de Steller.

Un siglo más tarde, otro naturalista muestra interés por los huesos de la vaca, lo que da excusa a la autora para relatar la pasión por los animales extintos y la colección, por parte de familias pudientes, de restos y huevos como si de gabinetes de curiosidades se tratara. Avaricia una vez más. La autora dirige entonces su mirada hacia los estragos causados por el ser humano, ya sea por mano directa o como efecto secundario de sus actos, en una naturaleza generosa que es incapaz de recuperarse de tanta agresión simultánea, y usa la sed de conocimiento de sus personajes para volver a la historia del animal marino. Siguiendo la estela de sus huesos y el interés que despertaron, nos introduce en el mundo académico de la época con una mujer fascinante, Hida Olson, cuya contribución es vital para el fin de la novela. Y todo esto sin perder el tono ni el interés del lector.

La bestia del mar es el relato de un viaje de tres siglos, protagonizado por la última gran bestia, en el que el lector siente cómo la historia se aproxima a él mientras decenas de animales entran en las listas de vigilancia cada año. Una sirena cuyo canto dejó de sonar hace tantos años que muchos se verán sorprendidos al saber que todo lo relatado es cierto y que, incluso, el esqueleto que protagoniza una parte de la historia se encuentra expuesto en un museo. Ese momento, el que hace que despierte la curiosidad y que uno busque información sobre el tema, es el que la autora elige para mostrarnos que apenas hemos cambiado, que “soñamos con ver lo desaparecido” mientras buscamos parches que oculten los estragos que causamos. Y es que la novela, en el fondo, lo que disecciona es la naturaleza humana.

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Autora: Iida Turpeinen. Traductora: Luisa Gutiérrez Ruiz. Título: La bestia del mar. Editorial: Seix Barral. Venta: Todos tus libros.