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Fantasías de expiación de Caryl Churchill

Fantasías de expiación de Caryl Churchill

¿Qué se esconde detrás de la fachada que exponemos a los demás (y tras de la cual nos escondemos nosotros mismos)? ¿Cómo nos restringen las reglas y costumbres que compartimos y qué sucede con aquellos que se atreven a quebrantarlas? Funcionan estas dos obras de teatro como un ejercicio de lucidez que se enfrenta a la explotación que ejerce en nosotros la sobreexposición a nuestros semejantes.

No en vano, en la dramaturgia de la autora inglesa Caryl Churchill (Londres, 1938), las interacciones cada vez más incómodas entre el espectador y los personajes alimentan fantasías de expiación. Las secuelas de la pérdida nos conducen hacia una serie de diminuendos magullados, tácitas aceptaciones de que para algunos ha llegado la hora de seguir adelante o mudarse a otra realidad.

Despliega la dramaturga británica su discreto y sardónico ingenio en la obra dramática Vinegar Tom (1976), al tiempo que combina una lúcida, al tiempo que sensible, comprensión del placer que nos provoca el dolor de la nostalgia: “¿Qué eres entonces? ¿Qué nombre te pondrías a ti misma? No eres esposa ni viuda. Ya no eres virgen. Dime un nombre para lo que eres”, pregunta un hombre a una mujer en la primera escena.

"Quería escribir una obra sobre brujas sin que hubiera brujas en ella"

Podemos atribuir cualquier sentimiento de perplejidad a los impredecibles ritmos, a las sinuosas circunvoluciones en torno al funcionamiento de la memoria que enhebra la Memorial Prize Richard Hillary 1961, adalid del movimiento feminista en Inglaterra: “Me encerraron”, afirma Betty en la segunda escena: “Les dije que no me casaría con él, por eso me encerraron”.

Figuras marginales entrelazan diálogos que vuelan como pelotas de ping pong sobre una red de incomprensión para explorar controvertidas cuestiones de género y sexualidad; los monólogos internos de los interlocutores son tan subversivos como desesperados: “Encuentra algo que quemar”, propone uno de ellos en la séptima escena, “que todo se convierta en humo. Quema tus problemas”.

Repleta de información vital sobre la vida venidera, esta muestra teatral nos presenta pasajes cronológicos abiertos para revelar visiones complejas: “Quería escribir una obra sobre brujas sin que hubiera brujas en ella”, sostiene la Premio Obie 2001 en la nota previa, “una que no tratara del mal, la histeria o la posesión del diablo, sino de la pobreza, la humillación y los prejuicios; y de cómo se veían a sí mismas las mujeres acusadas de brujería”.

A su vez, la extenuante racionalización de los interlocutores del drama Séptimo cielo (1979) se traduce en una muestra de autoexculpadora sofistería. Síntomas potenciales de locura en espiral compiten por encontrar su lugar en un mundo cruel donde la única satisfacción es huir de él a toda prisa: “Si no hay una forma correcta de hacer las cosas, habrá que inventarla”, leemos.

En ella, los encuentros con el pasado no siempre se limitan a la mera remembranza; a menudo implican el resurgimiento inesperado de amigos y conocidos. En un determinado momento, Martin afirma: “Sí, me gustaría irme a casa y trabajar un poco. Estoy escribiendo una novela sobre las mujeres, ¿sabes? Desde la perspectiva de las mujeres, por supuesto”.

"El mensaje de Séptimo cielo parece ser que, independientemente de lo que creas que está sucediendo, por más seguro que estés de los pensamientos y sentimientos del prójimo, es casi seguro que te acabarás equivocando"

El mensaje de Séptimo cielo parece ser que, independientemente de lo que creas que está sucediendo, por más seguro que estés de los pensamientos y sentimientos del prójimo, es casi seguro que te acabarás equivocando. Sostiene Harry: “Supongo que casarme no sería peor que suicidarme”.

Como un veneno, el desamor atraviesa esta muestra dramatúrgica, Premio Obie 1981, que desmenuza el desmoronamiento con una precisión líricamente despiadada, a cargo de una brillante observadora del aislamiento que nutre las relaciones de pareja. Afirma Maud: “Las jóvenes nunca son felices (…) Luego, cuando son mayores, miran hacia atrás para concluir que, en comparación con cómo se sienten, antes estaban eufóricas”.

Se nos hace sentir una fuerte identificación con estos personajes desfavorecidos en una colonia de ultramar durante la época victoriana, porque la hacedora que los convoca nos invita a creer que existen compensaciones significativas de este lado del balance social, explorando, con instructivo y cómico afán, los efectos de la mentalidad colonialista sobre las relaciones íntimas.

Narran sus propias historias los protagonistas de Vinegar Tom y Séptimo cielo, recogidas en un volumen premiado por la Asociación de Directores y Directoras de Escena de España en 2024, que editan y traducen magistralmente la profesora del Departamento de Filología y Traducción de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla Verónica Pacheco costa y el profesor del Departamento de Literatura Inglesa y Norteamericana de la Universidad de Sevilla Sergio Marín Conejo.

"La creadora, que ingresó en el Salón de la Fama del Teatro estadounidense en 2010, se siente irresistiblemente atraída por la amabilidad de los extraños"

Los avatares de esta dramaturgia plagada de parlamentos tan fragmentarios como postmodernos se encuentran en la mediana edad, en circunstancias domésticas y familiares de mayor o menor satisfacción y estabilidad; sean cuales sean sus sentimientos tienden, invariablemente, a mirar hacia atrás sin ira, tal vez para evitar las aciagas perspectivas de mirar hacia adelante.

La creadora, que ingresó en el Salón de la Fama del Teatro estadounidense en 2010, se siente irresistiblemente atraída por la amabilidad de los extraños, aquellos que no son tan atractivos, seguros, ricos o exitosos como sus pares, pero con quienes, a menudo y para sorpresa de propios y ajenos, se encuentran compartiendo tiempo y espacio.

La vida que muestra este volumen, editado por Antígona y la Real Escuela Superior de Arte Dramático en 2023, no es más noble que cualquier otra, y la artista que la recrea no es menos propensa a la fabulación que las demás. Onírica y fragmentaria, la escritura exacta y alerta de Caryl Churchill, anclada en el siglo XX, incorpora certezas colectivas para explorar la deriva de la individualidad en nuestro siglo XXI.

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Autora: Caryl Churchill. Título: Vinegar Tom y Séptimo Cielo. Traducción: Verónica Pacheco Costa y Sergio Marín Conejo. Editorial: Antígona. Venta: Todos tus libros

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