6 películas para los Rodríguez que no se van de vacaciones

Adventureland (2009) fue maltratada en su estreno español, pero con el tiempo quizá (esperamos) haya encontrado a su gente en plataformas. Dirigida por Greg Mottola, es uno de esos dramas cómicos ambientados en los 80 antes de que los 80 se pusieran de moda con Stranger Things, solo que aquí con un elegante plus de melancolía y tristeza. El personaje de Jesse Eisenberg acepta un empleo de verano en un parque de atracciones totalmente decadente, sin sospechar que se va a dar de bruces con el verano de su vida. Bien es cierto que ayuda cuando tus amigos son Kristen Stewart o Ryan Reynolds, también éste antes de su recuperación con Deadpool.

El cálido verano del Sr. Rodríguez (1964) es una de las grandes comedias de Pedro Lazaga, en la que su protagonista, el susodicho Pepe Rodríguez, interpretado por José Luis López Vázquez, se queda solo en casa mientras su familia está de vacaciones. El film tuvo éxito y fue el responsable de la expresión coloquial “estar de rodríguez”, en la que —asumimos— el españolito medio trata de disfrutar de su temporal soltería mientras su señora disfruta de la casa en la sierra.

Este muerto está muy vivo (1989) es mucho más alegre, y eso que hay un deceso de por medio. Adentrarse en la película del fallecido Ted Kotcheff, firmante de títulos de culto como Acorralado y Despertar en el infierno, es hacerlo en los mismísimos ochenta, pero sin protección solar, filtro de TikTok o anticonceptivo alguno. Andrew McCarthy y Jonathan Silverman tratan de ocultar el cuerpo de su jefe durante unas vacaciones y, si para ello han de fingir que, ya saben, este muerto está muy vivo, pues adelante, se finge. La película dio para segunda parte cuatro años después con el mismo muerto, Terry Kiser.

Piraña (1978) y su remake, Piraña 3D (2010) son dos excelentes muestras de lo que puede hacer la comedia negra de horror. Y lo que puede hacer, claro, no es apto para todos los paladares cinéfilos. Dos series B ya clásicas adaptadas, respectivamente, a los tiempos del reinado en los autocines de Roger Corman y, luego, a los más violentos del digital post 11-S, donde pirañas mutantes (fruto de experimentos del ejército en la primera, simplemente cavernícolas en la segunda) dan buena cuenta de los bañistas de Texas y Arizona. Muchos adelgazan para las vacaciones, pero las víctimas no van a necesitarlo, como tampoco los sufridos protagonistas, que naturalmente verán arruinado su tranquilo estío laboral tratando de impedir (en vano) la masacre.

La ventana indiscreta (1954) está protagonizada por un inquieto fotógrafo atrapado en su apartamento de Nueva York por culpa de una fractura y en medio de una ola de calor. Y el calor provoca arrebatos violentos como el que presencia en el patio de vecinos de la mano de Raymond Burr. Un tórrido verano en el Greenwich Village acompañado de Grace Kelly bien vale el peligro. Maestría Hitchcock en estado puro.

Barrio (1998) trata de mostrarnos la vida en los barrios populares de Madrid. Y, según su guionista y director, Fernando León de Aranoa, todo en estas zonas está marcado por lo marginal, lo decadente y la amenaza de la ley. Tres amigos adolescentes, cada uno con sus circunstancias familiares y personales, no tienen dinero para irse de vacaciones y simplemente subsisten en este entorno mientras fabulan sobre chicas, viajes y otros sueños que nunca llegarán. El film fue regado de Goyas por la Academia.