Hace unas semanas estuve retratando a Mónica Pérez Sobrino en Los 33, el restaurante de moda en el barrio de Justicia (Madrid) que reinventa la clásica parrilla argentina y que la escritora considera como su “refugio” en la capital.
Pudimos charlar sobre nuestros trabajos, el futuro e inquietudes.
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—¿Cómo surgió publicar Madame Nadie?
—Me matriculé en derecho por presión familiar y meses más tarde lo dejé para estudiar periodismo. Yo siempre había querido escribir, pero el acceso al mundo editorial es otro tema muy complicado. Y eso sucedió, por casualidad, cuando en enero de 2024 me encontré en un evento con Eva Serrano, de Círculo de Tiza. Le conté la idea, le gustó y luego todo fue como si alguien hiciera girar una ruleta y saliera una y otra vez siete rojo. Piensas que esa buena racha no puede ser real, que en cualquier momento alguien encenderá las luces al grito de “¡corten!”. Después, muchísimas horas de trabajo, noches sin dormir… Yo tenía romantizada la idea de escribir una novela, y la realidad es que tienes que pasar horas y horas en soledad frente a una pantalla de ordenador para que las cosas salgan. Por otro lado, llevaba años con una historia rumiando sobre el dolor neuropático, los opioides, ese vórtice imposible que es la dependencia. Y también quería hablar de una relación de pareja, situaciones en los que todos hemos estado alguna vez. El enganche en ese tipo de escenarios es bidireccional: una persona es adicta a una sustancia y la otra adicta a intentar desengancharle de esa sustancia. La relación se convierte en algo patológico y las dos adicciones son igual de dañinas, aunque no lo parezca en un primer vistazo. Eso me interesaba muchísimo y es la médula espinal de la novela.
—¿Se parece el mundo de la comunicación al literario? ¿Se rige por los mismos códigos?
—No, no tiene nada que ver. Para escribir necesitas ser un poco narcisista, porque escribes pensando que lo que haces merece ser leído, por lo tanto escribes pensando que lo que tú haces es mejor que lo que hacen otros, y medir eso no es fácil. En el mundo literario hay mucho esnobismo, mucha idiotez. La gente se endiosa muy rápido y piensa que por haber publicado un puñado de novelas ya puede caminar por encima del resto. Si no controlas el ego, crece y crece, hasta que al final te engulle. El mundo de la comunicación no tiene nada que ver: se trata de diseñar ideas que puedan llamar la atención de una parte de la sociedad determinada, pero tu idea no la firmas tú, sino tu equipo, por lo tanto el ego es más controlado. En la literatura siempre hay una parte de incógnita, de no saber, porque no todo está en tus manos. La vida y lo que te encuentras a su paso también escribe por ti.
—¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Qué necesitas o que te ayuda a escribir?
—Mi proceso creativo empieza con una emoción que me ponga en marcha, que ejerza de motor de arranque. Ahí de alguna forma se empieza a tejer lo que quiero contar, desplegarse lo que luego se convierte en “la historia”. A la hora de escribir no tengo ningún tipo de orden, soy una persona muy arbitraria y caótica. Eso sí, casi siempre escribo con música (si es clásica, mejor).
—¿Sufres el bloqueo creativo? Si es así, ¿cómo lo superas?
—Sí, claro, no siempre salen las cosas. De hecho, lo complicado es que salgan. Aunque pases horas y días sentada frente al teclado del ordenador, hay algo que no depende de ti, es una mezcla de azar y capricho. Cuando esto sucede, cierro el ordenador y me lanzo a las calles. Sólo viviendo un rato vuelve la chispa, una primera idea que se convierte en un hilo del que tirar y volver a conectar con la historia.
—¿Qué es para ti escribir?
—Para mí hay pocas cosas como escribir para entender, encontrar respuestas. Me interesan muchísimo los vínculos afectivos y emocionales, la forma en la que moldean nuestra vida. Eso es lo que más me interesa: entender las emociones, cómo condicionan nuestro comportamiento al tiempo que se nos escapan porque no somos capaces de controlarlas. El ser humano sabe cada vez más cómo funciona su cuerpo, pero muchos aspectos del funcionamiento mental y emocional siguen siendo un misterio.
—¿En qué nuevos proyectos estas trabajando?
—Estoy escribiendo otra vez, trabajando en una nueva novela. Saldrá a la venta en el primer trimestre de 2026.










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