11 poemas de Martina Cruz

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Puedo decir
la terapia de rayos
fue mi primer tatuaje

puedo decir
la primera vez que me marcaron
para siempre
fue para salvarme.

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weeping willow

¿Te acordás el día que se fueron todas las nubes
los pájaros al exilio
y yo estiraba los brazos hacía el cielo transparente
con la fuerza inagotable de los que quieren vivir?
Esa tarde enterramos a mi padre
bajo un sauce llorón
mientras el verano incendiaba las hormigas.

¿Te acordás?
Esa tarde mirábamos el cielo
y no había nada de qué agarrarse.

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No entiendo bien
si esto tiene que ver con el amor propio
no confío
siempre construyo como araña
me tejo hilos y puentes
cumplo la tarea fija
de ocupar el espacio
tengo miedo
siempre construyo en simultáneo
la casa y la trampa.

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La estrella

Bajo la noche eterna
sé que el cosmos cuida a todos por igual

Santiago Motorizado

Estoy arrodillada al borde de mi historia
es difícil ser flexible cuando sabes cómo se siente romperte
el río de preguntas acecha
qué voy a dejar pasar
qué voy a guardar
cuáles van a ser mis amuletos
no es un viaje solitario
tengo un cuerpo frágil e indomable
mi único escudo fue nunca tener uno
he sido militante de la esperanza
es decir
nunca me voy con las manos vacías de mi dolor
es decir
tengo miedo
tengo una pasión desmedida
tengo la intención de ser valiente
tengo que salvar lo que amo primero
es decir
cuando llegué mi momento
tendré la certeza de haber sido
suficiente.

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Fui más al sur
hice nido en el lomo de la jauría
una hace hogares donde puede
me muevo al ritmo de sus patas
cualquier amor
es una búsqueda de sincronización
los árboles vibran
los hocicos buscan
mucho más allá de sus cuerpos
los yuyos se doblan por el peso de la nieve
sin romperse
la jauría aúlla
la flexibilidad
es la verdadera forma
de la fuerza.

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Siempre me dio miedo tirarme de cabeza
mi profesor de natación se exasperaba
porque yo cambiaba de posición en el aire.
Antes de tocar el agua
era otra
no podía evitarlo
era mi cuerpo haciendo un chiste.
Hay algo de mí que cree
que el pecho
merece el primer impacto
que si la cabeza maneja la dirección
de la flecha
no voy a sumergirme correctamente.
Que algo del choque
tiene que hacerme improvisar
que la decisión es válida
solo si hay corazón
dolor
ruido
y marca
en ese momento
no lo podía explicar.
Hay algo muy violento en mí
que quiere sentir
a toda costa.

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Mi abuela llamó primero
papi falleció
me acuerdo que dijo papi
porque odié ese diminutivo
nada se hace pequeño cuando se muere.

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Vimos las olimpiadas
en pleno invierno
con mi papá desempleado
la televisión de aire fallaba
mostrándonos de a fragmentos
esa gente que enfocó toda su vida
a una sola cosa
para que nosotros podamos ver
lo que es tocar un sueño
desde una casa que se derrumba.

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Ojalá estés en el mar
nadando a favor de las olas
jugando a las cartas y tomando
un trago frutal con hielo
que alguien te lea un pasaje de una novela
que alguien te pase protector en la espalda
alguien que quieras mucho
y que por error
pienses en perdonarme.

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Si los amigos tienen razón
y mi padre vive en mí
voy a torcer la historia
voy a tratar bien a mi madre
como si fuera posible
llegar a tiempo.

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Un hombre me deja su asiento en el tren
cree que estoy embarazada
lo acepto
estoy cansada de trabajar
cuando me siento sostengo mi panza
la toco como se tocan las cosas frágiles e invencibles
pienso qué nombre le pondría
a mi hija
me pregunto
si yo tendría las agallas
de dónde sacaría la fuerza
pienso en mi mamá embarazada
llevándome en su cuerpo
con veinte años yendo a trabajar todos los días
en este mismo tren lleno y destartalado
cansada como yo
me pregunto si alguna vez se arrepintió
qué sostuvo
cómo pudo
cuántas noches
tuvo miedo
de no ser suficiente
sé que en todos los poemas que escribí
intento hacer las paces con ella
pero en este lo voy a lograr.
Lo estoy logrando.
Lo estoy logrando.