Novela, patrimonio y convivencia: la magia del Certamen de Úbeda

En Úbeda la historia no solo se lee, se vive. Un año más, y ya van catorce, el Certamen de Novela Histórica convierte la ciudad en un escenario donde puedes probar los ochíos sentado en una terraza, charlando con autores, editores y otros lectores, mientras ves desfilar al verdugo y al fraile que acompañan a Juana de Arco a su ejecución o te unes a los activistas que protestan contra la guerra, pero no la de Gaza, sino la de Vietnam. Todo en un ambiente de convivencia difícil de encontrar en otros eventos, que hará que olvides cualquier rastro de depresión otoñal. ¿De verdad te lo vas a perder?

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Entre esas propuestas destaca con luz propia el Certamen de Novela Histórica Ciudad de Úbeda. Nacido en 2012 gracias al empuje de un grupo de ciudadanos empeñados en abrir un espacio para el género, el certamen ha ido creciendo hasta situarse como una de las citas de referencia en España. Y todo ello a pesar de que las conexiones de transporte público no siempre facilitan la peregrinación literaria hasta la ciudad. No me atrevo a hacer afirmaciones absolutas, pero creo que son inmensa mayoría los que terminan su visita al certamen con un buen recuerdo, y casi siempre con ganas de repetir.

Lo que convierte a este encuentro en algo especial no es solo el nivel de los autores y editoriales que asisten, sino el ambiente abierto y hospitalario que se respira. Casi sin quererlo, te verás arrastrado por la amistosa marabunta que salta de una actividad a otra, hablando sobre Roma, la Edad Media, la cultura del Argar o de la Regencia inglesa. La oferta es amplia y para todos los gustos. Lectores, escritores y editores conviven en un clima de cercanía poco frecuente, y las conversaciones se prolongan más allá de las presentaciones oficiales de libros. Tener la posibilidad de acercarse al proceso de creación de una obra siempre es un regalo para un lector, pero es que en estos días en Úbeda las posibilidades se multiplican, y siembre con esa mezcla de literatura e historia que nos brinda el género. Da igual que viajemos a épocas conocidas y a otras por descubrir, una vez más abriremos el eterno debate sobre si es más importante el rigor histórico o la libertad del escritor al narrar. Da igual los años que pasen, no nos pondremos de acuerdo.

A ello se suma un programa de actividades tan intenso como variado, de recreaciones históricas que transforman las calles del casco antiguo en un escenario vivo. Este año los visitantes podrán asistir a escenificaciones que convertirán diversos rincones del casco histórico ubetense en el cadalso donde Juana de Arco fue quemada en la hoguera, en un salón de baile donde Jane Austen toma el té con sus invitados o te cruzarás con unos hippies incomprendidos que cantan “Give Peace a Chance” agitando pancartas contra la guerra de Vietnam, aquella intervención asumida con resignación como inevitable —y a veces defendida con vehemencia— por buena parte de las élites políticas y mediáticas del momento. Nada que ver con la unanimidad actual contra el genocidio en Gaza.

Esta edición del certamen, que se celebrará entre el 14 y el 19 de octubre, confirma la madurez de nuestro evento. A la convocatoria del XIV Premio de Novela Histórica de Úbeda, en su modalidad de novela inédita, se presentaron noventa y dos manuscritos, la segunda cifra más alta desde que se puso en marcha, lo que demuestra el creciente interés que despierta entre autores y editoriales. El premio principal, dotado con veinte mil euros y la publicación de la obra ganadora a cargo de Ediciones Pàmies, se ha consolidado como uno de los más importantes del género en nuestro país. La ganadora de esta edición ha sido Pero el fénix vuela, de Fabián Plaza, que narra cómo una joven humilde, vendida como concubina, queda atrapada en las traiciones y ambiciones palaciegas de la China del siglo III a. C., mientras el príncipe desafortunado Yiren lucha por recuperar su poder entre intrigas y alianzas peligrosas. ¿No os dan ganas de leerlo?

Dejadme destacar que detrás de este premio hay un engranaje que nos define: la comisión lectora. No sabría decir cómo funcionan otros certámenes literarios —pues solo conozco el nuestro—, pero en Úbeda los manuscritos son leídos y valorados con cariño y respeto por un grupo de esforzados y desinteresados amantes de la literatura. Esta comisión hizo durante la pandemia de la necesidad, virtud: al trasladar las reuniones al formato online se abrió la posibilidad de que cualquier lector, sin importar su procedencia geográfica, pudiera participar. Te invitamos a que si tienes interés te unas a este grupo en la próxima edición. Cada opinión cuenta y cada voto pesa lo mismo, y lo mismo valen las opiniones de Pepe Rus, que no vive en Rus sino en Begíjar, que la de nuestro Joseph desde Puerto Rico, las de Marcelo desde Argentina o las de Jorge Nández desde Uruguay; la aritmética es soberana en el excel gestionado con rigor por nuestro Luis Foronda, secretario de la comisión, y a veces por décimas llegan unas u otras obras a manos del jurado. ¡Y vaya jurado!  La escritora Espido Freire, los también escritores Luis Zueco y María Reig, el periodista David Yagüe y el editor Carlos Alonso, director de Pàmies. Y este año comentaban que no lo han tenido fácil para decidir.

De manera similar funciona el premio Los Cerros, dedicado a la mejor novela histórica publicada en el año anterior. En esta ocasión, el galardón ha recaído en La armada de Dios, de Julio Alejandre, que se une a un palmarés donde figuran autores tan destacados como David B. Gil, Álber Vázquez, Javier Olivares, Sebastián Roa, José Calvo Poyato, I. Biggi, José Zoilo, Juan Francisco Ferrándiz y Javier Alandes.

A todo ello se suman los escenarios que acogen el certamen: el Palacio Vela de los Cobos, el Hotel Palacio Ciudad de Úbeda, la sede de la UNED o las librerías locales volverán a convertirse en espacios de cultura y divertimento. Más de una treintena de autores se darán cita en la ciudad, entre ellos Matthew Harffy, lo que subraya la vocación internacional del certamen, y junto a él, nombres como Carla Montero, Marcos Chicot, Espido Freire, Christian Gálvez, María Reig, José Zoilo, Luz Gabás, Teo Palacios, Sebastián Roa o Rodrigo Costoya, entre otros. Serán, pues, numerosas las citas con los lectores en charlas y firmas, pero no sólo eso: también tratamos de apoyar la educación con encuentros en institutos. Hay que destacar también la mesa redonda de presentación de los autores del nuevo sello Istoría, de Planeta, donde se avanzarán novedades aún por descubrir. Lo raro va a ser pasear estos días por Úbeda y no cruzarse con un escritor.

Una vez más Úbeda volverá a demostrar que el patrimonio no solo se mide en piedras centenarias, sino también en la capacidad de una ciudad para cultivar la memoria y ofrecerla como regalo vivo a quienes la visitan, superando las dificultades que supone su ubicación en la llamada España vaciada y el limitado presupuesto con el que cuenta la organización. Lo mismo te ves haciendo de presentador que de chófer o pasas el micro de las preguntas, es lo que tiene. Quizá por eso el certamen ha recibido este año el premio honorífico Hislibris, un reconocimiento a su labor como espacio de referencia para la literatura histórica. Y es que sí, tengo que decirlo: nos empeñamos en que Úbeda siga siendo de las joyas culturales más valiosas del calendario literario español, todavía por descubrir para muchos, y si crees que exagero te invito a venir y acepto reproches en persona de que, como buen andaluz, soy exagerado. La ciudad y los que organizamos esta bendita locura os esperamos a todos, viejos amigos y nuevos visitantes, con los brazos abiertos.

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Pedro Pablo Uceda Carrillo es miembro del equipo organizador del Certamen de Novela Histórica Ciudad de Úbeda, sin más méritos que los de ser un devoto lector por afición desde siempre. También es miembro de su comisión lectora y desde hace cinco años forma parte como la voz de la calle del equipo que graba el podcast del certamen, pionero en el género en nuestro país. Es Licenciado en Administración y Dirección de Empresas, trabaja en la Agencia de Desarrollo de Andalucía, ocupando su tiempo laboral en proyectos europeos y propiedad industrial. Siempre que puede tiene un libro entre las manos.