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La historia de vida de Daniela

La historia de vida de Daniela

Amparo Montejano ha escrito una novela corta de iniciación protagonizada por una chica con displasia ósea (comúnmente denominado enanismo). Su anomalía genética le impide llevar una vida normal, por lo que decide dejarse llevar hacia el Más Allá. Un relato sobre los pactos con el diablo, el sufrimiento y el miedo, la soledad y el engaño.

En este making of Amparo Montejano desvela el origen de Dioses pequeños (Huargo).

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Los dioses pequeños son todos aquellos pecados que nos atormentan y atosigan en el transcurrir de la vida. Son esos errores, esos engaños o decisiones que ocasionaron maldad o dolor. Son como duendes que susurran al oído de las personas para llevarlas a ejecutar acciones perjudiciales: las agresiones, el maltrato o las mentiras… Están ahí, siempre están ahí, y estarán, y la vida es una noria, y al final todo se nos regresa.

Cicerón aseguraba que no existe mayor descanso vital que vivir libre de culpa. Redimirse de aquello que oprime a nuestro ser. En este libro he partido de esa premisa —y también en buena medida de mi producción anterior, hasta donde me ha sido posible— para ahondar en el mal que el ser humano puede ocasionar a otro.

"Tiendo a actuar como pantser, moviéndome por medio de la intuición, aunque ansiaba una obra intimista, con un paisaje psicológico complejo"

Todo surgió en 2022, tras leer un diálogo de Fausto. Por esas fechas me hallaba confeccionando la que sería mi colección Tierra de meigas. Estaba inmersa en la creación de esta obra (que tiene un hueco en mi corazón) cuando, de repente, empezó a esbozarse una idea sobre el sentimiento de la culpa y su sufrimiento implícito, de por qué vivimos en soledad o de por qué codiciamos lo que tiene otra persona y la juzgamos (sin conocerla la juzgamos) por cada decisión que toma. Entonces comencé a pensar en Daniela, la protagonista de esta noveleta. Daniela padece de acondroplasia, lo que ya la sitúa en una situación precaria a nivel social. Un estigma que la marca a lo largo de su existencia. Y eso mismo es lo que yo pretendía contar: su vida desde pequeña (en realidad, desde que fue concebida), su bullying y todo el dolor que la acompaña durante su juventud y su adultez tóxica.

Tardé un par de meses en estructurar su desarrollo. Tiendo a actuar como pantser, moviéndome por medio de la intuición, aunque ansiaba una obra intimista, con un paisaje psicológico complejo. Sentí que Daniela, que sufre por múltiples facetas de su vida y por su entorno familiar, incomodaría al lector. Quería generar un cierto morbo en ese vínculo entre el lector y la obra, entre Daniela y el lector; que éste, pese a vislumbrar un desenlace fatal en los acontecimientos, se sintiera instigado a seguir leyendo, a seguir ahondando en el porqué de todo. Y ahí es donde advertí la influencia que Goethe había dejado en mí con esa búsqueda de deseos más allá de lo terrenal y de cómo éstos pueden obtener respuestas de o por algo terrible. El Sócrates platónico nos presentó al llamado daimon como un ángel guardián, una voz interior a la que escuchamos y obedecemos, una fuente de inspiración que termina escribiendo el sino de las personas. Mi idea era jugar con ese concepto llevándolo al terreno de la literatura de terror.

Con el pasar de los meses y la finalización de otros proyectos, ya fuera por los plazos o por otros encargos, dejé inacabada esta obra sin vislumbrar un acto definitivo que diera forma a las inquietudes de porqué sentimos la emoción de la culpa o de cómo redimirla. Fue así como, una noche, mientras esperaba a Morfeo, entreví el desenlace de la historia: de la soledad y el engaño que sufre Daniela, de su manipulación por parte de lo preternatural y de los pequeños e insignificantes que somos en el mundo.

"Para mí, esta obra, desde sus comienzos, fue una promesa de redención… Me la debía a mí misma y a otras muchas personas queridas que he conocido y que han sufrido tanto"

Terminé el primer borrador y empecé a pulir, poco a poco, cada matiz del texto (habían pasado años desde su bosquejo). Una vez concluido el proceso, envié el último borrador a la editorial mejicana Huargo, con cuyos editores había tenido el placer de trabajar en otro proyecto que está presto a ver la luz. Rayando el verano de 2025, Óscar Armando Rascón y Jorge López Landó, mis editores, me escribieron para anunciarme que estaban entusiasmados con la obra. Firmamos el contrato y contactaron con Amy Valdiviezo para planificar la hermosa ilustración que acompaña al texto de cubierta.

Para mí, esta obra, desde sus comienzos, fue una promesa de redención… Me la debía a mí misma y a otras muchas personas queridas que he conocido y que han sufrido tanto. Waldo Emerson expresó que solo en uno mismo encontraremos paz, que nada ni nadie pueda proporcionárnosla si es que libramos una cruenta batalla con nuestros propios demonios. Yo digo: «¡Abracémoslos y entendámoslos y querámoslos!, pues forman parte de lo que un día fuimos: niños asustados y acorralados por el difícil trauma que, muchas veces, supone bailar al ritmo que marca la vida».

Estoy muy agradecida por este viaje que representa Dioses pequeños. Solo espero que su camino sea bendecido y sea largo.

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Autora: Amparo Montejano. Título: Dioses pequeños. Editorial: Huargo. Venta: Huargo.

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