La caída del reino Nazarí marcó el comienzo de una época complicada y difícil para los descendientes de los moros que habitaban Granada. Los nazaríes que decidieron permanecer en las tierras reconquistadas por los Reyes Católicos, al aceptar la fe de los vencedores, empezaron a ser conocidos con el término de moriscos. Estos cristianos nuevos nunca renunciaron del todo a sus raíces islámicas, practicando en privado las costumbres de sus antepasados y concentrándose en la Sierra de las Alpujarras para poder practicar con mayor libertad su fe musulmana. A pesar de sus intentos por aparentar cristianismo y mantener una supuesta limpieza de sangre, lo cierto es que conspiraron para reinstaurar el reino islámico de Granada y fueron masacrados en la llamada Guerra de las Alpujarras (1568-1571).
Los cristianos, en su afán de evangelizar a los moriscos, impulsaron la llegada de nuevas órdenes monacales a Granada. Entre ellas se encontraba la fundada sobre los principios reformadores de Teresa de Jesús, inspiradora de la Orden de las Carmelitas Descalzas de la Santísima Virgen María del Monte Carmelo.
Con estos antecedentes y en este contexto se sitúa la nueva novela histórica La Capitana, de la galardonada escritora Susana Martín Gijón (Sevilla, 1981), licenciada en Derecho y especializada en Cooperación Internacional.
La acción transcurre en el año 1585, en una Granada con el ambiente descrito, puertas adentro del convento de las Carmelitas Descalzas, donde la reverenda madre superiora Ana de Jesús, principal discípula de la madre Teresa, gobierna con mano firme y justa, velando por que las monjas a su cargo cumplan los votos adquiridos al desposarse con Dios y dignifiquen, con su ejemplo, los principios reformadores de la fundadora. Para esta labor cuenta con la inestimable ayuda del prior del convento masculino de los Carmelitas Descalzos de Granada, el reverendo fray Juan de la Cruz, decidido a guiar las almas por el camino de la redención.
La Orden reformada establece que la vida en sus conventos femeninos se rija por el régimen de clausura, de modo que las monjas puedan dedicarse en cuerpo y alma a la mística de la unión con Dios mediante la oración, y al mismo tiempo vivir apartadas del mundo exterior. Para garantizar este aislamiento, se encarga a una monja veterana —la clavera— de la custodia de las puertas y sus llaves, asegurándose de que nadie entre ni salga sin la dispensa oportuna.
Un día, aparece en el jardín del claustro el cadáver de un hombre desfigurado, desnudo y con su virilidad enhiesta. Semejante hallazgo resulta inconcebible y provoca la conmoción general en el convento: nadie logra explicarse cómo pudo llegar hasta allí, menos aún ese estado, ni cómo le llegó la muerte.
Con rapidez, la reverenda madre priora, sor Ana de Jesús, toma las riendas de la situación con decisión y temple, temiendo que, si la noticia trasciende, el prestigio del convento y de la reforma se vean comprometidos. Le asusta que si llega a saberse lo ocurrido se produzca la renuncia masiva de las jóvenes pudientes que aspiraban a ingresar en la orden. Este desistimiento supondría un quebranto económico enorme, que pondría en riesgo tanto el futuro del convento como la viabilidad de la reforma iniciada por Teresa de Jesús.
A partir de ese momento, sor Ana —a quien sus subordinadas llaman “la Capitana” por su modo de ejercer el mando— solicita la ayuda de su consejero particular, el prior fray Juan de la Cruz. Con la aquiescencia del abad, ambos forman una singular pareja de investigadores improvisados para intentar esclarecer lo sucedido.
Sin embargo, el secreto, a pesar de localizarse en un convento de monjas que supuestamente poseen voto de silencio, resulta imposible de mantener. El asunto termina trascendiendo al exterior, y las autoridades civiles, saltándose la jurisdicción eclesiástica, intervienen en el convento, iniciando una investigación repleta de giros y sorpresas que arrastrará a los protagonistas a una espiral de conflictos, luchas y angustias.
Susana Martín Gijón, a lo largo de la narración, despliega una prosa deliciosa, llena de misterio y emoción, para relatar los avatares de una investigación que avanza por caminos paralelos: el de las autoridades civiles y el de sor Ana y fray Juan. Tras múltiples giros, nada resulta ser lo que parecía al principio, y todo el esfuerzo reformador se ve amenazado por un desenlace abrupto, en el que podría triunfar el espíritu de los viejos tiempos… o no.
Como ya ha demostrado en otras de sus publicaciones, la autora construye una novela histórica llena de pasajes oscuros y misteriosos, donde los personajes libran una lucha entre lo moralmente correcto y lo turbio, en un mundo conventual escabroso, en el que la ruina moral se impone con frecuencia a la virtud y a los votos. Martín Gijón recrea con maestría un ambiente histórico verosímil y traza con gran humanidad y profundidad moral a sus personajes.
El lector que se adentre en La Capitana descubrirá una trama muy bien construida, articulada en capítulos breves, que lo atrapará desde el principio y lo conducirá por los intrincados vericuetos de la historia. Motivos más que suficientes para recomendar la lectura de esta espléndida novela histórica, a la que Susana Martín Gijón dota de una lograda ambientación y de una espectacular dimensión de ficción negra.
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Autora: Susana Martín Gijón. Título: La Capitana. Editorial: Alfaguara. Venta: Todos tus libros.

© Isabel Wagemann


Me interesa, tomo nota ahora mismo. Gracias por tu reseña Ramón.
Gracias a ti.