Un hombre se desmorona cuando su pareja fallece. Pero un día, sin lógica alguna, recibe un WhatsApp de la difunta. Y lo más extraño es que no se trata de una broma. Y es que esta novela habla del luto en estos tiempos de dominio tecnológico sobre nuestras vidas.
En este making of Iván de Cristóbal explica cómo escribió Nos falta un muerto (Alrevés).
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La idea de “nos falta un muerto” surgió como arranca la propia novela, durante el funeral de una amiga muy especial. Silvia era de ese tipo de personas que sin salir en los medios ni contar con miles de seguidores, era capaz de influir en la vida de todos nosotros y siempre, de forma positiva.
—Por supuesto —escribí, sin saber por qué.
—Te quiero mucho —quise añadir.
Me quedé un buen rato observando la pantalla. Habiendo perdido la noción del tiempo esperaba una respuesta imposible, una respuesta que en caso de producirse le daría un vuelco a la misma realidad, la mía y la de todos los allí presentes.
Nunca obtuve la respuesta, pero sí una historia.
Y apenas una semana después me puse a investigar.
Cuando una persona fallece, su rastro digital —redes sociales, correos electrónicos, fotos en la nube, etc…— permanece activo. Esta huella digital puede aportar consuelo a los que se quedan, pero también puede causar mucho dolor. Según la prestigiosa agencia inglesa Digital Beyond, dentro de setenta años en Facebook habrá más perfiles de personas fallecidas que vivas, convirtiendo esta red social en una suerte de “cementerio digital”.
El 44% de la población española ha experimentado soledad no deseada, una amenaza global para la salud pública, según la OMS. Una situación que se transforma en amenaza cuando el algoritmo de Amazon te recuerda el cumpleaños de la persona que nos dejó, cuando la galería de tu iPhone te obsequia con un collage de sus mejores sonrisas o cuando Spotify te sugiere escuchar vuestra lista de canciones favoritas.
No solo tenía una historia, tenía una historia que afecta a la mitad de una sociedad tan conectada tecnológicamente como aislada emocionalmente. Una sociedad cuyo futuro está en riesgo, con un 49% de jóvenes que reconocen haber experimentado pensamientos suicidas y un tercio ser dependientes de los psicofármacos. Enhorabuena, farmacéuticas: siendo ya imposible empastillar más a nuestros mayores, habéis conseguido incrementar vuestra masa de pacientes incorporando a los jóvenes que hasta hoy nunca os necesitaron.
Durante más de seis meses, mientras mi cuerpo se repartía entre nuestro piso en Barcelona y el pueblo de Sant Llorenç de Morunys, mi mente tejía una historia de amor en forma de thriller. Mi rutina era siempre la misma; una sesión matutina de intensa escritura y una sesión vespertina de largos paseos. Sin festivos, sin distracciones, sin ceder un milímetro a la indulgencia más allá de un vaso de whiskey ahumado con agua con cada nueva parte del libro impresa en PDF y revisada por mi mujer, editora implacable. Al finalizar fueron cinco vasitos de whisky ahumado, uno por cada una de las fases del duelo. El resto de la botella me la beberé cuando la novela se publique.
Nos falta un muerto es la historia de Bruno, un escritor que necesita un cadáver para vender sus novelas y le sobra otro para recuperar su equilibrio. Es la historia de una búsqueda hacia lo desconocido, cuando hay poco que dejar atrás y lo que viene es tan incierto como extraño. Es la historia de un cambio de era, la tecnológica, tan prometedora como amenazante, y también es la historia de un amor eterno, cuando la ausencia del otro no deja espacio para nadie más.
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Autor: Iván de Cristóbal. Título: Nos falta un muerto. Editorial: Alrevés. Venta: Todos tus libros.
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