Coincidiendo con el cuarenta aniversario de la muerte de Heinrich Böll, la editorial Nota al Margen rescata esta obra, considerada de culto, en la que el autor rinde homenaje a las gentes y paisajes de la Irlanda que descubrió durante sus viajes entre 1954 y 1957.
En Zenda ofrecemos un extracto de Diario irlandés (Nota al Margen), de Heinrich Böll.
***
X
LOS PIES MÁS BELLOS DEL MUNDO
Para distraerse, la joven esposa del médico ha empezado a tejer, pero pronto ha tirado las agujas y el ovillo de lana al rincón del sofá; luego ha abierto un libro, leído unas pocas líneas y vuelto a cerrarlo; se ha servido un whiskey, ha vaciado el vaso, pensativa, a pequeños tragos, ha abierto otro libro, ha vuelto a cerrar también ese; ha lanzado suspiros, echado mano al auricular del teléfono, vuelto a colgarlo: ¿a quién iba a llamar?
La joven esposa del médico se estremece, sacude la cabeza, regresa lentamente al salón, amontona más turba, hurga en las ascuas hasta que las llamas se levantan; la mujer coge el ovillo, lo vuelve a tirar al rincón del sofá, se levanta, va hacia el espejo, se detiene pensativa medio minuto con la cabeza baja, de repente levanta la cabeza y se mira: su rostro de niña parece, con el fuerte maquillaje, más infantil aún, casi como el de una muñeca, pero la muñeca tiene cuatro hijos. Dublín está tan lejos… Grafton Street, O’Connel Bridge, los muelles; cines y bailes, Abbey Theatre, los días laborables, por la ma ñana a las once, la misa en la iglesia de St. Theresa, a la que hay que llegar puntual para encontrar sitio…; suspirando, la joven regresa junto a la chimenea.
¿Tiene la mujer de Aedan McNamara que tener siempre a sus hijos de noche, y siempre en septiembre? Pero Aedan McNamara trabaja desde marzo hasta diciembre en Inglaterra, solo viene a casa por Navidad, tres meses, a cortar la turba, volver a pintar la casa, reparar el tejado, salir un poco a pescar salmón en furtivo en aquella escarpada franja de la costa, buscar cosas llegadas a la playa… y engendrar a su próximo hijo: por eso los hijos de Aedan McNamara siempre vienen al mundo en septiembre, en torno al 23: nueve meses después de Navidad, cuando vienen las grandes tormentas, y el mar se cubre a millas de distancia de furiosa espuma blanca como la nieve. Ahora Aedan está sentado probablemente en Birmingham a la barra de un bar, atemorizado como todos los futuros padres, maldice la terquedad de su mujer, a la que no hay forma de sacar de aquellas soledades: una belleza morena y testaruda, cuyos hijos son todos hijos de septiembre; entre las casas derruidas del pueblo, habita la única que aún no ha sido abandonada. En ese punto de la costa, cuya belleza duele, porque en días soleados se puede mirar hasta treinta, cuarenta kilómetros de distancia sin ver una sola casa, tan solo azul, islas que no son ciertas y el mar. Detrás de la casa, la pelada ladera asciende a cuatrocientos pies de altura, y a trescientos pasos de la casa la costa desciende en picado otros trescientos pies; negra y desnuda roca, barrancos, cuevas excavadas en los riscos hasta cincuenta, setenta metros de profundidad, desde las que en los días tormentosos la espuma se alza amenazante, como un dedo blanco cuyas falanges se lleva la tormenta.
[…]
—————————————
Autor: Heinrich Böll. Título: Diario irlandés. Traducción: Carlos Fortea. Editorial: Nota al margen. Venta: Todos tus libros.


Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: