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Amores inimaginables

Amores inimaginables

La imaginación es una herramienta fundamental para sobrevivir en un entorno hostil. Nos saca de la realidad y nos lleva a donde no podríamos llegar de otra manera. Cuando ese mundo paralelo converge con el real, se producen momentos mágicos, a veces incomprensibles, pero siempre llenos de una poesía que hace la vida mejor.

Es lo que sucede en L’écume des jours (La espuma de los días), donde la genial imaginación de Boris Vian convierte una anodina historia de amor en una narración extraordinaria. Chico adinerado (Colin) conoce a chica (Chloé) en la fiesta de una amiga (Isis), novia de su cocinero (Nicolás), cuya sobrina (Alise) es la pareja de su mejor amigo (Chick). La novela gira en torno al idílico romance de Colin y Chloé, al que la enfermedad somete a duras pruebas. La trama sería muy convencional si no fuera porque sucede en un mundo surrealista donde todo es posible: las anguilas se pescan cuando salen de los grifos de una casa, bailar implica deformar el cuerpo al ritmo de jazz, las habitaciones se vuelven esféricas cuando se escuchan canciones de Duke Ellington y los nenúfares causan enfermedades que se curan con flores.

"No hay que olvidar que la mayoría de las delirantes escenas resultan ser duras críticas de la realidad"

Más allá de la originalidad de las situaciones, cabe destacar la forma en que son descritas, pues el autor utiliza el lenguaje de una forma muy peculiar. Las expresiones y juegos de palabras que asumimos con naturalidad gracias a un uso cotidiano se siguen aquí al pie de la letra. El significado de cada término cuenta, lleva la acción por inesperados derroteros y genera giros argumentales difíciles de asumir en una novela tradicional. Es la manera que tiene su autor de criticar el lenguaje y destacar las trampas que encierra, demostrando que somos prisioneros de una lengua que coarta nuestra capacidad de expresión. Impulsado por este espíritu de rebeldía, Boris Vian inventa nuevas palabras, utilizando neologismos como pianocktail, nombre de un piano creador de cócteles cuyo sabor evoca las emociones sugeridas por la canción interpretada (la novela está plagada de curiosas invenciones fruto de la mente de ingeniero de su autor). No hay que olvidar que la mayoría de las delirantes escenas resultan ser duras críticas de la realidad. Así, el alienante mundo del trabajo es culpado por reducir al individuo al rol de una máquina e impedirle aprovechar la vida como es debido. El fanatismo también es censurado a través de Jean-Sol Partre (guiño a Sartre, amigo de Vian), autor que convertirá a Chick en un coleccionista obsesionado por su obra, origen de una pasión de nefastas consecuencias.

"La violencia o la muerte también encuentran su sitio en este mundo onírico"

La novela consta de dos partes bien diferenciadas: una primera llena de optimismo y una segunda donde la tragedia pondrá a los cándidos personajes en situaciones límite. El contraste nos recuerda que sin la luz nos costaría desenvolvernos en la oscuridad. Sin el naíf entusiasmo del principio sería imposible asumir lo que viene después. Y la llegada de momentos difíciles nos permitirá valorar los instantes de felicidad contagiosa, consecuencia de un amor que parece justificarlo todo, incluso la violencia o la muerte, que también encuentran su sitio en este mundo onírico.

Si bien recomiendo en primer lugar la lectura del libro en francés (para apreciar sus incontables matices) o en español (aunque ignoro cómo el traductor ha salido del difícil lance de interpretar una novela cuya fuerza reside en el uso del lenguaje), no se pueden olvidar las versiones cinematográficas. En la última, de Michel Gondry, los efectos especiales están a la altura de la imaginación de Boris Vian. Pero demasiado preocupado por el espectáculo visual, el director no profundiza en la psicología de los personajes y pierde el carácter crítico del texto, desaprovechando a los estupendos Romain Duris y Audrey Tautou (la inolvidable Amélie), perfecta encarnación de Colin y Chloé. No deja de ser una buena forma de acercarnos a esta agridulce historia de amor y dejarnos llevar por su mágica atmósfera, seducidos por el poder de la imaginación y el anhelo de vivir en un mundo a la medida de nuestros sueños.

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