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Ángel Vázquez, escritor maldito

Ángel Vázquez, escritor maldito

El escritor Ángel Vázquez fue un hombre atormentado y el principal y más duro crítico de sí mismo. Se cumplieron en febrero los 89 años del nacimiento del único escritor tangerino ganador del Premio Planeta, considerado el último escritor bohemio de la literatura española. Se llamaba Antonio Vázquez Molina, conocido por Ángel Vázquez, y murió en la indigencia el 25 de febrero de 1980, en una pensión situada en el número 98 de la calle de Atocha, de Madrid, que él mismo definía como «la mansión del conde Drácula».

El escritor Leopoldo Ceballos, en su magnífica obra Historia de Tánger, afirma de Ángel Vázquez: “Nació en Tánger en 1929 en una familia modesta de ascendencia andaluza. Allí vivió hasta 1965, cuando culmina la decadencia del Tánger internacional”1.

Ángel Vázquez, además de un escritor maldito, autodidacta y marginal, fue un novelista genuino y peculiar. Nació el 3 de junio de 1929 en ese Tánger internacional cuyo ambiente fue exótico y cosmopolita. A muy temprana edad dejó la escuela y, desde ese momento, su infancia pasó a ser el mundo femenino de su abuela y de su madre, propietaria de una tienda de sombreros muy famosa en la actual calle Siaghin, en la parte antigua de la Medina. Allí pasaría la mayor parte de su tiempo, oyendo las conversaciones de las clientas y empapándose de la haquetía, dialecto de los sefardíes tangerinos.

"Ángel Vázquez ha pasado a la historia de la literatura española gracias a La vida perra de Juanita Narboni, quizá la novela que mejor describe el Tánger internacional, brillante y cosmopolita de los años cuarenta y cincuenta."

Según Tomás Calvo Picón, “a los 12 años realizaba obras de teatro en el patio de su casa del Paseo Doctor Cenarro (actual calle Ibn Al Abbar), utilizando como actores y público a sus vecinos, judíos y cristianos del patio, donde vivió hasta 1950 con su madre y abuela”.2

Este escritor bohemio y maldito solía cambiar de empleo —llegó incluso a trabajar en la conocida librería Des Colonnes— y en sus ratos libres devoraba incansablemente toda clase de libros, mientras surgía en él una irrefrenable necesidad de expresarse por escrito. Pasó toda su vida en Tánger, entre tabernas, bares, garitos y, en particular, bibliotecas. El Tánger de aquel entonces era también el de Paul y Jane Bowles, Truman Capote, Allen Ginsberg, Tennessee Williams, William Borroughs, Jean Genet… Un grupo de personajes que compartieron ciudad y amistad con Ángel Vázquez.

Ángel Vázquez ha pasado a la historia de la literatura española gracias a La vida perra de Juanita Narboni, quizá la novela que mejor describe el Tánger internacional, brillante y cosmopolita de los años cuarenta y cincuenta, donde llegaron a residir casi 20.000 españoles. La obra, publicada en 1976, pasó desapercibida en un principio a pesar de estar considerada para el Premio de la Crítica, y fue recuperada tras la muerte del autor. El libro, su tercera y última novela, lo escribió ya lejos del Tánger que dejó en 1965 tras fallecer su madre y su abuela.

Casa natal de Ángel Vázquez.

Pablo Martínez Zarracina afirma: “Todas las características habituales en los autores malditos —la inadaptación, la ruina económica, la furia, el desplazamiento, la soledad, el alcohol—, coinciden con especial intensidad en la figura del tangerino Ángel Vázquez.”3 En este contexto, su amigo de la tertulia del café Pilo, situada en la calle Fez de Tánger, Luis Orchevecs Ferensci, afirma: “Vivió solo, murió alcoholizado, olvidado de casi todos sus amigos, por no decir de todos. Su gran obra fue La vida perra de Juanita Narboni, novela traducida a varios idiomas, y que nunca pude terminar de leer”.4

"Ángel Vázquez, que para muchos críticos literarios de su época fue desafortunado, está considerado hoy el último bohemio de las letras españolas."

Ángel Vázquez, que para muchos críticos literarios de su época fue “desafortunado”, está considerado hoy el último bohemio de las letras españolas. En el mundo periodístico desarrolló la mayor parte de su carrera en el famoso diario España de la época del Tánger internacional, aunque también colaboró con otros medios y revistas. La escritora Rocío Rojas Marcos dice de él: “Nunca fue una persona estable, y su vida se convirtió en el reflejo de dicha inestabilidad. Desde que comenzase a trabajar, los empleos se iban sucediendo sin que permaneciese mucho tiempo en ninguno”.5 El mencionado Luis Orchevecs Ferensci le califica de “tímido, complicado, susceptible, alcohólico, homosexual, muy cerrado en sí mismo, acomplejado, genial en ciertos aspectos…, un ser aparte.” Y añade: “su mayor afición era beber”. Sobre su obra subraya Orchevecs Ferensci: “… no fue extensa, tres novelas y nueve cuentos, quemó dos obras que tenía escritas, la noche antes de morir en Madrid, en la pensión de la calle Atocha donde vivía.”

El peluquero Bernardino García Guillén —o mejor dicho, la memoria viva de Tánger—, coincide con las afirmaciones sobre Vázquez: “Era una persona sola, callada, no hablaba casi con nadie, solo venía aquí a cortarse el pelo y se iba tranquilamente. He escuchado mucho sobre su vida privada, pero a mí no me interesa su vida personal; era una buena persona, por lo menos conmigo se portó bien”. 6

Placa conmemorativa en Madrid.

El crítico Carlos Santa Cecilia afirma: “En 1962 Ángel Vázquez gana el Premio Planeta con su novela Se enciende y se apaga una luz, para sorpresa de todos, incluido el autor, al que la editorial localiza finalmente en Casablanca y le mete en un avión hacia Barcelona (la premiada era otra, pero se descubrió que había sido presentada a varios concursos)”.7. Y añade Santa Cecilia: “A Vázquez el galardón sólo le sirvió para saldar algunas deudas y siguió siendo en Tánger el tipo introvertido al que encargaban llevar unas cartas al correo pero, en el camino, se bebía en los bares el dinero de los sellos, y las tiraba a la alcantarilla”. En este sentido, Emilio Sanz de Soto, amigo del escritor y alma de la comunidad española en Tánger, ha recordado en algunos artículos la precaria vida laboral de Ángel Vázquez y su poco peso social: “Era un auténtico don nadie a pesar de haber obtenido el Planeta”8. La directora tangerina Farida Belyazid, adaptó al cine en 2005 Juanita Narboni, con la actriz Mariola Fuentes en el papel protagonista. Previamente, en 1981, se había hecho una adaptación con el título Vida perra, dirigida por Javier Aguirre, con Esperanza Roy como protagonista, si bien la acción no se desarrollaba en Tánger.

"El editor José Manuel Lara, propietario de la editorial Planeta, pagó su entierro."

Hay que señalar que Ángel Vázquez quedó finalista del Premio de la Crítica con La vida perra de Juanita Narboni, considerada hoy una obra maestra por sus características insólitas y su audacia precursora, que mantiene vivo ese castellano tangerino mezclado de haquetía, virgen para la literatura, y transmite el latido y la agonía de un mundo a caballo entre dos tiempos.

La editorial Alfar Ixbilia editó en 2011 un cuaderno bilingüe de homenaje con tres cuentos de Ángel Vázquez en el que se incluye un texto de Juan Goytisolo. El editor José Manuel Lara, propietario de la editorial Planeta, pagó su entierro. El Ayuntamiento de Madrid instaló el 23 de junio de 2016 una placa conmemorativa en el portal de la pensión  donde vivió.

1 Leopoldo Ceballos, Historia de Tánger. Editorial Almuzara (va por la segunda edición).

2 Me lo contó personalmente en un encuentro en el Café Fuentes.

3-4-6-7 Contado en encuentros personales.

5 Rocío Rojas-Marcos, Tánger, la ciudad internacional, Editorial Almud , Granada, 2009

Bibliografía:

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