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Arde París: Se quema el mundo, nos quemamos todos

Arde París: Se quema el mundo, nos quemamos todos

España está llena de francófilos. Son muchos los que han escrito sobre Francia. Desde Larra a Azorín o desde Galdós a Ruano, pasando por Unamuno o Pardo Bazán. El interés por Francia nunca ha decaído. Tan cerca y tan distinta, siempre unos años por delante de España. Muchos acudieron allí animados por su charme, otros forzados por el exilio. Sus estancias han dado lugar a un sinfín de libros. Sobre su historia, sobre su política, sobre su cultura, hasta sobre su gastronomía. Sin embargo, nuestra generación no disponía, hasta ahora, de ningún volumen que nos explicara la Francia de hoy mismo, las razones históricas de lo que ocurre en la actualidad, de su carácter de banco de pruebas de los nuevos fenómenos, y por qué los españoles de hoy deberíamos seguir con mucha atención cuanto ocurre al otro lado de Los Pirineos.

Ese es el hueco que viene a cubrir Arde París: La nueva Revolución Francesa (Círculo de Tiza), escrito por Iñaki Gil (Vitoria, 1958), que fue corresponsal de el diario El Mundo en la capital francesa en dos etapas distintas: la primera coincidió con el final de la era del socialista Mitterrand y la segunda con la llegada del inclasificable Emmanuel Macron al palacio del Elíseo.

Recientemente, hemos presenciado con estupor las protestas de los chalecos amarillos, las movilizaciones contra la subida de la edad de jubilación de los 62 a los a los 64 años o las manifestaciones tras la muerte, por un disparo de la la policía, del joven de origen argelino Naël. Y nos hemos preguntado por qué las algaradas en Francia son tan violentas. ¿Realmente estamos acudiendo a una nueva Revolución Francesa?

"Francia es un país sumido en una profunda depresión, víctima de una enfermedad que llaman déclinisme, decadencia. Es difícil asumir la pérdida de la grandeur"

Por su proximidad, por haber visitado el Louvre y la Torre Eiffel o por admirar su rica vida cultural, creemos saberlo todo de Francia, pero nunca acabamos de entenderla. Como cuenta Iñaki Gil en su libro, desde España no paramos de preguntarle si los chalecos amarillos son de izquierdas o de derechas, por qué un hombre gris como Macron, sometido a mofas por su baja estatura y otras banalidades, ha llegado al Palacio del Elíseo. ¿Por qué ese culto a la memoria histórica de figuras tan discutidas como Napoleón?

Iñaki Gil nos habla del “archipiélago francés”, de cómo Francia es hoy “una nación descompuesta en islas urbanas donde se concentran los vencedores de la globalización, ajenos a la suerte de los «galos refractarios» (Macron dixit) que habitan en los pueblos y las periferias urbanas”. La banlieue, las barriadas pobres, es una palabra que no se nos ha caído de la boca durante las revueltas de las últimas semanas.

Arde París explica la teoría del Gran Reemplazo, “el lado oscuro del país de las luces”. El país que hoy encabeza el ranking europeo de mayor número de homicidios y supera a todos los países vecinos en suicidios per capita. Un país sumido en una profunda depresión, víctima de una enfermedad que llaman déclinisme, decadencia. Es difícil asumir la pérdida de la grandeur. Todo ello ha llevado a que un 61 por ciento de los franceses crea que “la población blanca y cristiana corre peligro de extinción por la inmigración musulmana”, es decir, que pueda ser reemplazada por una nueva civilización nacida del multiculturalismo.

"Arde París es un libro difícil de encasillar. Es el libro de un periodista, sí, pero no se queda en la mera crónica del corresponsal que podemos leer cada día en los periódicos"

Iñaki Gil, que compartiría con Antonio Machado aquello de que «cada hombre de espíritu tiene dos patrias: la suya y París», no ha sido un corresponsal de habitación de hotel o de despacho. Pateó París de parte a parte, acudió a mítines políticos en suburbios hostiles, entrevistó a líderes políticos, no se perdió una manifestación de cualquier signo —solía irse el último “por si pasaba algo más”—, no hubo exposición que no visitara o evento cultural del que no nos diera noticia. Hasta logró captar con su móvil el fervor de unos jóvenes que, rodilla en tierra, cantaban el «Ave María» mientras las llamas destruían uno de los mayores símbolos de la civilización occidental, el vídeo más visto y compartido de todos los que se grabaron aquella noche.

Todas esas vivencias a pie de calle —conversaciones con tenderos, quiosqueros, manifestantes, curas…— dan vivacidad al libro, que se lee como la más seductora de las novelas, lo que no obsta para que nos encontremos ante un ensayo repleto de datos estadísticos, opiniones de expertos, explicaciones históricas… Arde París es un libro difícil de encasillar. Es el libro de un periodista, sí, pero no se queda en la mera crónica del corresponsal que podemos leer cada día en los periódicos. Ofrece la visión del conjunto, de ojo de águila, una panorámica de los años que vivió allí, años trascendentales en los que el país estaba incubando una de sus mayores transformaciones, la “nueva Revolución Francesa”, como señala el subtítulo del libro.

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Autor: Iñaki Gil. Título: Arde París: La nueva Revolución Francesa. Editorial: Círculo de Tiza. Venta: Todostuslibros.   

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Ricarrob
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8 meses hace

Tiene que ser interesante este libro. Curiosidad siento por leerlo. Buen comentario del sr. Laviana, sugerente.

Por mi parte siento admiración por algunas cosas de Francia y de los franceses y rechazo por otras. Normal. Lo que no siento es sorpresa. El sr. Laviana se extraña de que, por ejemplo, a los chalecos azules no se les puede adscribir a izquierdas o derechas. A mi me parece perfecto. A ver cuando en España somos capaces de protestar objetivamente por algo que realmente perjudique a la ciudadanía sin contaminarlo con ideologìa.

¡Como las protestas por reducir la edad de jubilación! Ni ideología ni leches. Además de que el cansancio y la edad hagan mella en unas profesiones más que en otras (quizás a todos nos gustaría ser profesores universitarios para jubilarnos a los 75 o políticos), alguien tendría que decir, por fin, tanto en Francia como en España, que alargar la edad de jubilación es incompatible con que los empresarietes manden al paro a todo el que supera los 52. E incompatible con unos políticos incapaces, impotentes para crear las condiciones favorables para que se creen puestos de trabajo, tanto para mayores como para jóvenes.

Quizás se esté gestando un nuevo modelo de sociedad que, todavía, nadie tiene claro. Lo único claro es que el actual, con los liderazgos actuales o con la falta de ellos, no funciona, no sirve. Ni el modelo empresarial funciona ni el político tampoco. No resuelven nada. Y no hablemos del modelo económico que solamente es un modelo especulativo. Y, la mal llamada democracia tampoco funciona…

Quizás al Poder le ha quedado claro desde hace tiempo que con la mecanización actual, la robotización, la IA, estamos, somos, demasiados. Por eso están promoviendo las empresas de armamento, el gran negocio del siglo XXI.

Para completar el cuadro, para completar el drama, algunos descerebrados ponen como solución volver a temas periclitados. O volver al autoritarismo fascista o volver al autoritarismo troskista-leninista-marxista-ácrata.

Malos augurios, malas perspectivas. Miremos a Francia. A ver que pasa.