Arundhati Roy: “Hay una tendencia a culpar de todo lo que te sucede en tu vida adulta a tu madre”

Foto de portada: © Mayank Austen Soofi

“Mi madre me enseñó a escribir y luego se cabreó por la escritora en la que me convertí, me enseñó a pensar y se enfadó por mi manera de hacerlo, me enseñó a ser libre y se enfadó porque yo buscase la libertad“, ha explicado Roy, quien reconoce que ahora, siendo adulta, ha dejado de hacer las cosas por su madre, fallecida en 2022.

Es precisamente en el momento de la muerte de su madre cuando la autora inicia su narración, tras sorprenderse de su propia reacción ante la pérdida. “No es que esperara a que ella muriera para escribir este libro, sino que cuando murió me quedé sorprendida de lo mucho que me afectó, porque teníamos una relación muy complicada. No entendía cómo podía estar tan triste”. Para su hermano, por el contrario, no fue así, ya que él “tenía claro que era una mujer cruel y que no la quería”. Por el contrario, ella ha entendido que “todos los humanos somos imperfectos y no tenemos que estar de acuerdo en todo para amarnos”.

Asimismo, ha rechazado recriminar a su madre la actitud que tuvo con ella. “Hay una tendencia a culpar de todo lo que te sucede en tu vida adulta a tu madre, pero a mí me parece que eso significa que no has crecido. He escrito este libro porque quería compartir la figura de mi madre con el mundo, no porque quiera que ella estuviera de acuerdo. Es mi manera de hablar con ella”. De hecho, ha reconocido que durante la escritura de su última novela sintió en varios momentos como su madre todavía peleaba con ella. “Era como si todavía estuviera aquí”, ha asegurado.

 

Roy ha defendido que en su libro “no hay juicios” contra la mujer que la crio. “Podría haber fracasado en mi vida, dedicarme a vender droga o ir a la cárcel, tal vez no hubiera sido capaz de escribir este libro, pero no fracasé”, ha apostillado la autora, que se fue de casa por primera vez con 16 años por el deterioro de la relación con su madre y pasó varios momentos complicados a raíz de ello. “No siento que tenga que perdonarla, solo era su personalidad. No me siento mal por la relación que tuve con mi madre, ni pienso que ninguna de las dos hiciera nada malo. El reto de este libro fue describir a esa mujer sin juzgarla, sin meterla en un paquetito y encasillarla. Nunca dejé de amarla”, ha afirmado la escritora, quien ha celebrado que ambas lograran “sobrevivirse” la una a la otra.

Sobre si la muerte de su madre cambiará su manera de escribir, Roy tiene claro que no. “Los primeros años me hacía sentir muy responsable de cómo escribía y por qué. Pero ahora he entendido que las palabras son un animal que hay que perseguir, cazar, asesinar y beber su sangre. Ahora que ya me he bebido esa sangre no necesito a mi madre para nada”.