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Así que pasen treinta años…, de Remedios Sánchez

Así que pasen treinta años…, de Remedios Sánchez

Así que pasen treinta años… Historia interna de la poesía española (1950-2017) es un ensayo publicado por Akal que analiza la poesía española desde 1950 hasta 2017, escrito desde la conciencia de que la literatura es fruto de los condicionantes histórico-ideológicos de cada época y de la sociedad que la produce. Aquí se recoge la historia de los vencedores, parafraseando a Bloom, pero —y por una vez— también la de los vencidos, porque entre todos han ido edificando y modificando lo que hoy entendemos por poesía. Es una panorámica de conjunto, un recorrido por las diferentes épocas, estéticas y tendencias que han ido construyendo un «estado de poesía» determinado en la España de los últimos setenta años, partiendo de la definición del concepto de canon, de su evolución y desplazamiento significativo a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, y tomando en consideración el valor clasificatorio que, desde el punto de vista histórico-sociológico y artístico, siguen teniendo las generaciones y promociones literarias.

Zenda adelanta el prólogo, firmado por su autora, Remedios Sánchez.

Presentación

Escribía Juan Carlos Rodríguez en su imprescindible Teoría e historia de la producción ideológica algo que es una de las claves de este libro: la literatura no ha existido siempre y el discurso literario es fruto de los condicionantes ideológicos de cada época. Esa verdad incuestionable, casi axiomática para quien esto escribe, convierte a la poesía en una herramienta más de perpetuación o fortalecimiento de una determinada ideología, a favor o en contra del poder dominante. La literatura es la expresión de la identidad personal, sí, pero esa identidad personal está claramente marcada por su permanencia a un grupo, a una generación histórico-sociológica, a una estética y a un modo de pensamiento que siempre acaba por confrontar con el de otros. Porque cada cual recibe su valor por oposición al otro y esto no es malo ni bueno. Es, simplemente, la realidad.

Mientras que en la novelística española lo que se juega es el capital económico, en la poesía lo que el autor recibe es otro tipo de capital, otro tipo de beneficio, como es el prestigio social, el poder dentro de la comunidad letrada. En novela, la tarta es grande y hay para repartir, tanto lectores como beneficios pecuniarios. En poesía no: la tarta es escasa y todos los grupos quieren el trozo más grande del pastel y, a ser posible, la guinda. Y de eso precisamente trata este libro: de cómo se ha desarrollado el poder poético en la poesía española a partir de 1939, cuando el país se queda casi como un erial con Federico fusilado, Antonio Machado muerto en Colliure, y tantos otros, como Juan Ramón Jiménez o casi toda la Generación del 27, exiliados. Pocos se quedaron para (re)construir los nuevos modelos literarios para el porvenir, para buscar nuevos caminos, en un país sumergido en una dictadura brutal, en el que estaba todo por hacer, también en lo literario. Pero para poder hablar con propiedad del proceso literario español, de sus estéticas y tendencias, hay que empezar por el principio: definir qué entendemos por canon literario y cómo ha ido evolucionando el concepto, por un lado; y, por otro, cuáles son nuestras razones para reafirmarnos en la idea de la trascendencia de las generaciones literarias y las promociones que las conforman.

Una vez aclarados estos puntos capitales, hablaremos de estéticas, de grupos, de razones que propician el dominio de unas tendencias frente a otras y de por qué la crítica ha ido perdiendo su lugar, su credibilidad, su rigor como género serio. Esta idea última no es mía. Es de Walter Benjamin, pero tiene plena vigencia para entender cómo la interpretación literaria se ha plegado a la ideología o ha intentado pervertir el orden de valores (Bourdieu), hasta hacer patente que muchas veces la tarea del crítico se ha concretado en hacer literatura de la literatura, ora en reseñas, ora en ensayos más o menos extensos. Y, de paso, ocultar a aquellos autores cuya estética (poética o ideológica manifestada en el texto artístico, tanto da) no respondía a sus esquemas de lo que es / no es literatura.

Ello, claro, ha hecho ver la debilidad de la crítica, que, dicho sea de paso, nunca fue pensada para funcionar como una ciencia exacta y que la ejercen personas con conocimiento del hecho literario, pero igualmente con una ideología propia y unos intereses no siempre legítimos, aunque sí legitimadores. Por eso, como hay que nombrarlo todo, muy en la línea de lo que decía la poeta (¡tan olvidada hoy!) Elena Martín Vivaldi, hemos escrito este ensayo que pretende hacer un recorrido por la poesía española en sentido plural, como un diamante que se mira desde todas sus aristas, para dar a conocer en un solo volumen, accesible y comprensible por un público general, qué ha venido ocurriendo en nuestra poesía. A lo largo de las páginas que siguen vamos a mostrar también que quienes han sido los protagonistas principales del devenir literario han participado activamente, desde los años cincuenta, en la eterna dinámica de confrontación estético-ideológica que oscila entre la poesía clara que pretende una transformación social escribiendo con un lenguaje comprensible para un público mayoritario y los autores que defienden un modelo poético que indague en los límites del lenguaje; es decir, entre el compromiso con la sociedad (la poesía es un arma cargada de futuro escribía Celaya) o la poesía como fórmula de autoconocimiento que escudriña los límites del lenguaje en ese camino hacia el yo profundo (caso de Valente y la Poética del Silencio). Porque en España no han existido otras vías fuera de esto, salvo –acaso– el culturalismo minoritario, que tiene más de estético que de fondo discursivo, si exceptuamos el caso singular de Antonio Carvajal.

Luego, pasado el espejismo novísimo, llegaron los años ochenta y la confrontación pasó a ser un campo de batalla ideológico-estético, más que entre poesía figurativa (que tenía su epicentro en la Poesía de la Experiencia, heredera de La Otra Sentimentalidad, con Luis García Montero a la cabeza) y poesía oscura (los herederos de Valente y la Estética de la Retracción), entre lo que algunos entendían como la uniformidad poética experiencial preponderante, que tenía el apoyo mayoritario del lector frente al resto de estéticas figurativas; y, enfrente, todos los demás (esencialmente la poliédrica y beligerante Poesía de la Diferencia y colectivos como Alicia Bajo Cero o Voces del Extremo).

Sin embargo, ya en los noventa deja de tener sentido este dualismo, porque los nuevos poetas buscan reinventarse de nuevo, encontrar su identidad ahondando también en su conocimiento de otras literaturas y otras tradiciones. Los senderos entonces se bifurcan borgianamente porque las circunstancias obligaban a reformular nuevamente –sin perder de vista la tradición española– el modo de construcción del poema, tanto en el fondo como en la forma.

Tal vez porque esta es la promoción que, lo mismo que «La Otra Sentimentalidad» en el año 1983, propicia un cambio en los noventa, se esperaba que sus herederos, la llamada «Generación 2000», creasen una suerte de revolución. Una revolución que nunca llegó, porque transitamos nuevamente en esta dialéctica de la poesía entendible como compromiso social y la poesía como herramienta de deconstrucción que habita en los límites del lenguaje. Es decir, como en los últimos cinco siglos, pero adaptado a este tiempo, porque la literatura es hija de la sociedad que la produce. Ideológica y estéticamente, ya lo hemos dicho.

Quien busque aquí una laudatio o una defensa de quienes han dominado la escena poética en cada momento (también en la poesía hay mucho de teatralización) se equivoca de libro. La intencionalidad última es mostrar todo, o todo lo que ha provocado cambios y movimientos relevantes, lógicamente, sin convertirlo en una guía telefónica ni en el quién es quién en la poesía española. Utilizando palabras del poeta del pueblo que fue Sabines, «no quiero convencer a nadie de nada. Tratar de convencer a otra persona es indecoroso, es atentar contra su libertad de pensar o creer o de hacer lo que le dé la gana. Yo quiero solo enseñar, dar a conocer, mostrar, no demostrar. Que cada uno llegue a la verdad por sus propios pasos». Aquí están los datos, la información comprimida que cada cual puede ampliar en la extensa bibliografía que se aporta.

En poesía, como en el resto de disciplinas artísticas, la verdad no es única, es tan heterogénea como las estéticas o los autores que ciertos eruditos, con voluntad de manipular al lector en cada periodo, se han apresurado a ignorar. Como ejemplo, valga el desprecio necesario que hace Castellet, el crítico más poderoso de la posguerra, excluyendo a Juan Ramón Jiménez en sus Veinte años de poesía española (1939-1959). Era marketing, claro, y tal desdén cumplió su función ideológica de evidenciar el cambio y que «lo nuevo» no iba por los senderos juanramonianos, a pesar del Premio Nobel recibido por el poeta de Moguer en 1956. Como podrá advertirse, con esta obra estamos a otra cosa bien alejada del marketing. Partimos de la necesidad de dar mayor elegancia a nuestra tarea como estudiosos de la poesía y como docentes, ayudar a recobrar el prestigio del género crítico como fórmula para explicar cómo se construye una Historia Literaria desde la mayor objetividad posible. Del centro a los márgenes, porque tanta importancia tiene una cosa como la otra. La única herramienta válida que tenemos para tantear la verdad en plural de nuestra riquísima tradición poética es contar lo que ha pasado desde 1939 hasta ahora sin obviar nada relevante, sin falsificar a nuestro gusto la historia literaria para que responda a un resultado predeterminado. Esas fórmulas no tienen ya sentido, porque cualquier lector puede contrastar diversas referencias de cualquier tema a golpe de clic en esta sociedad digital que ya no oculta que se rige por las condiciones del mercado. Tampoco es algo nuevo: el mercado siempre ha estado de fondo, pero la poesía, como género para minorías, se veía menos afectado que, pongamos por caso, la novela. La poesía estaba a otra cosa: a las guerras intestinas para situarse determinados grupos contra otros, en posiciones de hegemonía. A situar un discurso como dominante frente a los demás posibles. Pero hasta en esto las condiciones han cambiado.

En las siguientes páginas pretendemos allanar el camino a los lectores interesados, reconstruyendo sesenta y siete años de literatura española de manera concisa para que luego cada cual pueda por su cuenta profundizar en el autor, estética, promoción o generación que más le interese. Es la historia de los vencedores, parafraseando a Bloom, pero también de los vencidos, porque entre todos han ido edificando y modificando lo que hoy entendemos por poesía. Y a todos se lo debemos. Explicar lo que ha venido sucediendo y de qué manera ha venido sucediendo (naturalmente, nada es casual), acudiendo a las fuentes, a los investigadores que lo documentaron en su tiempo y a la interpretación posterior para que ahora mismo, en este momento histórico concreto y complejo, la república literaria poética sea exactamente lo que es y no siempre lo que se pretende hacer ver a quien no tiene toda la información. Somos los herederos de una tradición riquísima en la creación y en la crítica y nuestra obligación es vigilar el presente, porque en él se fundará el futuro; recuperar las voces silenciadas del pasado para darles su legítimo lugar sin relegar a quienes han mantenido encendida la llama de la poesía en los intereses de quienes compran y leen el género; y proteger con el esfuerzo colectivo la que es una de las tradiciones literarias más ricas y valiosas del mundo. De eso sí trata este libro. De ofrecer una panorámica de conjunto que trascienda las intrahistorias interesadas y parciales de la poesía; en definitiva, de participar en el necesario proceso de cambio del modelo crítico para que cada persona que haya hecho una aportación valiosa, un poemario relevante durante este periodo, tenga su espacio y su reconocimiento, para que no se olvide nada, para que se haga justicia. Aunque sea solamente poética.

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Autora: Remedios Sánchez. TítuloAsí que pasen treinta años… Historia interna de la poesía española contemporánea (1950-2017)Editorial: Akal. VentaAmazonFnac y Casa del libro.

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