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Aunque el mundo se acabe

Aunque el mundo se acabe

Yo no sé de otras cosas. Esa afirmación es la única parte de Elisa Levi que se plasma en esta segunda novela. No estoy camuflada detrás de ningún personaje, pero sí que estoy escondida detrás del título. El making of de esta novela comenzó asumiendo que yo de lo que sé es de crear personajes e historias.

"Las voces de todos los personajes aparecieron de manera tan clara y con tanta fuerza que no tuve otra opción de ponerme a trabajar en una historia idónea para ellos"

Vivía en otro lugar y estaba intentando sacar adelante otro proyecto, una autoficción que se me atragantaba. Llegó marzo de 2020 y tuve que dejar el lugar donde vivía para coger un avión y volver a casa. Volver a casa y no salir de ella, porque lo que había celebrado en Navidad como los nuevos locos años veinte se convirtió para todos en los terribles años veinte. Y fue en esos meses de calles vacías cuando entendí que yo no sabía de otras cosas, que yo sabía escribir. Tomé una decisión importante: en ese momento, descarté el proyecto que se me atragantaba, y asumí que saber de algo implica un compromiso, y escribir de mí misma no me estaba aportando nada, ni yo podría aportar nada de esa forma. Quería retos que me hicieran crecer en mi carrera de alguna manera, y lo único que hay para eso es alejarse de uno mismo y aprender de los demás, creo. Y en mitad del confinamiento y leyendo, leyendo, leyendo, se dibujó, en mi cabeza: Lea, la protagonista de mi segunda novela, presentándome a su entorno y presentándome sus circunstancias.

"El año 2012, cuando los Mayas pronosticaron que se acabaría el mundo. Y construí la trama en ese tiempo"

Las voces de todos los personajes aparecieron de manera tan clara y con tanta fuerza que no tuve otra opción que ponerme a trabajar en una historia idónea para ellos. Exploré y busqué hasta que di con la narrativa, cargada de realismo mágico al servicio de las emociones de los personajes. Construí el espacio: un pueblo pequeño, de apenas doscientos habitantes, con cuatro jóvenes en total y muchos viejos; pero me faltaba el tiempo. No podía obviar esa sensación que me asustaba, y a la vez me fascinaba, de estar siendo testigo de un fin del mundo, porque en el año 2020 el mundo se acabó, se mató, por lo menos tal y como lo conocíamos. Pero esa parte de incertidumbre y miedo que trajo consigo el 2020 me hacía no querer plantear una ficción que ocurriese durante el momento que nos encontrábamos y que todavía arrastramos. Entonces pensé: «¿En qué otro momento llegó el fin? En el año 2012, cuando los Mayas pronosticaron que se acabaría el mundo». Y construí la trama en ese tiempo. Aun así, no me interesaba que la historia se inundase del desasosiego que conlleva vivir el presente del fin del mundo, necesitaba que la novela arrancase con el mundo resucitado, que hubiese muerto, pero no hoy. Por eso tomé la decisión de arrancar la novela el primer día del año 2013 y darle a Lea, la narradora de esta historia, la tranquilidad de contar que el mundo se acabó ayer, y la calma de reflexionar sobre todo lo que ha vivido y las decisiones que ha tomado para cumplir su deseo: salir de un pueblo pequeño y comerse el mundo.

Creo que la crudeza del año 2020 me llevó a tomar la decisión de escribir una trama donde la realidad tomase forma de metáfora y explorar que amar es un acto de valentía y que vivir es seguir hacia adelante, aunque el mundo se acabe.

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Autora: Elisa Levi. Título: Yo no sé de otras cosas. Editorial: Temas de hoy. Venta: Todostuslibros y Amazon.

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