Inicio > Firmas > Textos de autor > Bajar del árbol, de Susana Fortes

Bajar del árbol, de Susana Fortes

Bajar del árbol, de Susana Fortes

La España actual y la España de los próximos años conviven en Cartas a una reinaun libro colectivo que reúne las misivas que 35 autores, de diversos ámbitos y sensibilidades (tanto monárquicos como republicanos y nacionalistas), han escrito a la princesa Leonor. Esta obra de Zenda, patrocinada por Iberdrola, es una edición no venal que se puede descargar de forma gratuita en esta página. 

A continuación reproducimos la carta escrita por Susana Fortes, que lleva por título «Bajar del árbol».

*****

Buenos días, princesa.

Tengo delante la foto de su último cumpleaños. 31 de octubre. Un martes. Cumplir dieciocho años y echarse encima todo el peso institucional que la Constitución le ha puesto sobre los hombros no tiene pinta de ser el sueño dorado de ningún adolescente. Si a mí con su edad me hubieran pedido que dejara de ser yo misma, con mis más y mis menos, para convertirme en un símbolo representativo, ya fuese del atletismo, del Estado de Derecho o de la defensa del atún rojo, saldría pitando por la puerta de los leones.

Ya sabemos que el oficio de princesa no es como el de los panaderos que están en pie a las cinco de la mañana, ni como el de los bomberos que salvan vidas subiendo por la escalera de incendios, pero también se las trae. Lidiar con las altas expectativas es uno de los peores retos al que han de enfrentarse las deportistas de élite, los escritores bregados, los científicos que trabajan contra reloj y por supuesto también las princesas jovencitas. Hace falta temple.

"Para empezar, los políticos de turno le darán unos quebraderos de cabeza increíbles, aunque tampoco hay que preocuparse mucho por eso. Son aves de paso"

Con el tiempo, su función consistirá en conciliar contrarios, o sea, en hacer malabarismos. Reinará pero no gobernará. En eso radica precisamente la clave de las democracias parlamentarias. Si tiene suerte y se rodea de buenos consejeros, podrá contribuir a capear el temporal y conseguirá ser respetada. Pero me temo que ese respeto tendrá que ganárselo a pulso. Y no será fácil, desde luego.

Para empezar, los políticos de turno le darán unos quebraderos de cabeza increíbles, aunque tampoco hay que preocuparse mucho por eso. Son aves de paso. Hay una escena en la serie The Crown en la que un recién nombrado primer ministro laborista se sienta a despachar con la reina por primera vez en Buckingham Palace y ella le pregunta: «¿Sabe usted, señor Blair, que es usted el décimo primer ministro que se sienta conmigo en esa silla?»

¡El décimo!

Pues eso. A propósito de series, The Crown no me parece una mala escuela para familiarizarse con la situación. No es que las monarquías me interesen demasiado, pero me importan las peripecias humanas en cualquier circunstancia y en los Windsor, como sabrá, hay para dar y tomar. Tal vez le convenga aprender que saber cambiar una rueda del coche y llenarse las manos de grasa para arreglar el motor puede sacarla de más de un apuro.

Isabel II accedió al trono del Reino Unido cuando estaba de gira con su marido por los países de la Commonwealth. En Kenia concretamente. Pasaron la noche anterior en una cabaña de madera construida encima de una higuera centenaria en el Parque Nacional de Aberdare. El naturalista británico Jim Corbett escribió: «Es la primera vez en la historia de la humanidad que una joven subió a un árbol como princesa y bajó a la mañana siguiente como reina».

"Mientras tanto, acuérdese de que es joven y que la primavera está ahí fuera, agitando sus alas. Tiene todo el derecho a ser feliz o a intentarlo, como el resto de los mortales"

Espero sinceramente que usted tenga mucho más tiempo para bajar del árbol. Entender el mundo es un asunto peliagudo. Pretender que además el mundo la entienda a una sería pedirle peras al olmo. Paciencia. Para eso, además, todavía falta.

Mientras tanto, acuérdese de que es joven y que la primavera está ahí fuera, agitando sus alas. Tiene todo el derecho a ser feliz o a intentarlo, como el resto de los mortales. Sáquele brillo a las oportunidades que le brinde el azar. Gane tiempo para hacer lo que le gusta, nadar o jugar al fútbol, para recorrer el país por cada una de sus costuras, con todas sus lenguas y sus acentos. Compruebe de primera mano los desaguisados y las goteras que tenemos en casa. Aproveche también, si puede, para darse una vuelta por el mundo y atisbar de cerca cómo en el tablero internacional está todo patas arriba. Si es capaz de regresar de ese viaje sin perder la confianza ni la inocencia, ya tendrá la mitad del trabajo hecho.

No se olvide tampoco, por favor, de que es mujer y, para empezar por la parte que le toca, convendría ir poniendo remedio a la anomalía prehistórica de la prevalencia del varón en la línea sucesoria. Y de ahí hacia adelante todo seguido.

"En fin, aproveche su libertad condicional para reírse, para salir de incógnito a bailar con sus amigos, para ir al cine todo lo que pueda, mejor entre semana"

No pierda la brújula de su tiempo: Greta Thunberg, Taylor Swift, Banksy… Recuerde que se puede combinar a Bach con C. Tangana, a María Callas con Sonita Alizadeh, que apostó por plantarle cara al matrimonio infantil en Afganistán a ritmo de rap. Lea todo lo que pueda. Más a Galdós que a Unamuno. Más a Lorca que a Alberti. Los clásicos son divertidos, Homero no es incompatible con los comics de Tintín o de Paco Roca. Agatha Christie puede alternarse bien con Simone Weil, y Stephen King con Heródoto.

Lea a Irene Vallejo. Lea biografías, novelas, ensayos y periódicos hasta que sea capaz de distinguir por sí misma el grano de la paja. Entre los poetas, le aconsejo que elija a los que sepan hablar del amor sin gimotear, como diría Helen Hanff.

En fin, aproveche su libertad condicional para reírse, para salir de incógnito a bailar con sus amigos, para ir al cine todo lo que pueda, mejor entre semana (no se pierda La sociedad de la nieve), para tener curiosidad, para equivocarse, para enfadarse con el mundo ahora que todavía puede.

Personalmente, aunque la monarquía me parece una institución anacrónica, entiendo la existencia de los reyes, pero los monárquicos me parecen una aberración pavorosa. Es de éstos de los que más deberá cuidarse. No deje que le amarguen la vida.

Salud y buena suerte, se lo desea una republicana de corazón.

*****

Cartas a una reina es la octava colaboración entre nuestra web literaria e Iberdrola, después del gran recibimiento de los anteriores volúmenes: Bajo dos banderas (2018), Hombres (y algunas mujeres) (2019), Heroínas (2020), 2030 (2021), Historias del camino (2022), Europa, ¿otoño o primavera? (2023) y Las luces de la memoria (2023).

—————————————

Descargar libro Cartas a una reina en PDF / Cartas a una reina en EPUB / Cartas a una reina en MOBI Cartas a una reina en KPF

2.3/5 (3 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Notificar por email
Notificar de
guest

0 Comentarios
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios