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Bibliotecas en apuros

Bibliotecas en apuros

Una biblioteca es memoria viva. En México esa memoria ha sido abandonada durante años y, a día de hoy, la Red Nacional de Bibliotecas Públicas (RNBP) enfrenta tres desafíos urgentes que la nueva administración quiere resolver para sacar a flote las siete mil 458 bibliotecas con que cuenta el país. Uno es la redefinición de un contrato millonario calificado como “una vergüenza”, suscrito en el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012), entre la Dirección General de Bibliotecas (DGB) y la empresa EBSCO México (una multinacional de servicios de información cuyo cuartel general se encuentra en Estados Unidos), a través del cual la Secretaría de Cultura mexicana adquirió una base de datos vitalicia por 207 millones 591 mil pesos (unos diez millones de euros), pero que hasta el momento, según acaba de declarar públicamente Max Arriaga, director de la DGB, no se ha utilizado. El segundo desafío es, si cabe, más urgente, pues corresponde al sueldo de los 15 mil 300 bibliotecarios que, en promedio, ganan ¡dos mil 500 pesos mensuales! (115 euros), lo cual, como es evidente, necesita una reforma más que urgente relacionada con la Ley General de Bibliotecas, pues si estos bibliotecarios (o biblioprecarios, diríamos) decidieran dejar su vocación todo el sistema se vendría abajo, pues no habría bibliotecario formado en una de las nueve universidades que imparten esta licenciatura que quisieran reemplazar a estos biblioprecarios. El tercer problemón es la ruinosa infraestructura de la Red y la falta de actualización de los acervos, cuya situación más preocupante se aprecia en las bibliotecas de los estados de Durango, Nuevo León, Estado de México, Puebla y Veracruz, donde se han llegado a observar acervos enmohecidos, bibliotecas sin luz y con estanterías oxidadas que datan de los años 80. ¿Cómo se resolverán estos problemas? Primero que nada, con voluntad política, que al parecer hay; con decisión y acción inmediata, sin demoras burocráticas que lo entorpecen todo, que también hay y son un calvario; y con dinero, pues salta a la vista que se debe aumentar el presupuesto de 22 millones de pesos (un millón de euros) al año que se destinan a la Red, ya que no se puede tratar a los libros como papel viejo ni a los bibliotecarios como funcionarios de cuarta. No olvidemos que, como dijo John Steinbeck, por el grosor del polvo en los libros de una biblioteca pública puede medirse la cultura de un pueblo.

EL BUEN OFICIO NARRATIVO DE MARIO GONZÁLEZ SUÁREZ

"Una biblioteca es memoria viva. En México esa memoria ha sido abandonada durante años"

Uno conejo / ce tochtli es el título de la más reciente novela de Mario González Suárez (Ciudad de México, 1964), uno de los narradores mexicanos de gran y probado oficio. Mario ha vivido siempre obsesionado por las formas narrativas, y esta obra no es la excepción. La novela espejea el momento actual mexicano, ficcionando su acción en el último día de la Ciudad de México, y presenta una urbe en medio de una situación caótica “donde se ve que las instituciones no las tienen todas consigo” y “los gobernantes no gobiernan del todo”, en palabras del propio González Suárez, quien ha dicho que el espíritu de Uno conejo / ce tochtli es su edición en forma de códice, llevada a cabo por el sello Nieve de Chamoy, del cual se imprimieron 300 ejemplares con el apoyo del Fonca, y el formato tradicional, de doble portada, que es lo que más podría asemejarse a la idea del códice prehispánico. Uno conejo muestra una voz singular, un solo narrador que, desde su punto de vista, narra lo que pasa ese último día, y la parte del ce tochtli presenta un narrador sinfónico con la historia de una chamana que debe viajar al Mictlán (la región de los muertos) para consultar a Benito Juárez, presidente mexicano entre 1858 y 1872, sobre lo que deben hacer los mexicanos, en lo que no deja de ser una reflexión en torno a los mitos. Concentrado en la acción que ocurre en el tiempo presente, el autor descubre no sólo los ecos, sino incluso la presencia del mundo prehispánico en la actualidad citadina, de donde no ha desaparecido, sino que está un poco reprimido y tergiversado. Pero todo ese mundo sigue ahí, nos dice esta novela, no se ha agotado y tampoco se puede agotar por un acto institucional o de la voluntad.

PREMIO AURA ESTRADA, DESCUBRIENDO NUEVAS VOCES

"Convocado de forma bienal, este galardón ha seguido una clara vocación por seleccionar muy interesantes voces emergentes de la literatura, como ha sido el caso de Susana Iglesias o María José Ramírez Herrera"

Elegida entre 182 participantes de México, Estados Unidos y Canadá, la mexicana radicada en Houston, Texas, Natalia Trigo (Puebla, 1990), resultó ganadora del Premio Internacional de Literatura Aura Estrada en su sexta edición, por su novela Marfa, obra que trata sobre las experiencias de una mujer que se enfrenta a una situación incierta con respecto a su estatus migratorio en Estados Unidos. Los integrantes del Jurado —Liliana Colanzi, Tatiana Lipkes, Martín Solares, Francisco Goldman y Gabriela Jáuregui—, reconocieron en el proyecto seleccionado la originalidad y habilidad demostradas por la autora para abordar un tema de mucha actualidad con retos estilísticos particulares, incluido el de no mencionar palabras como frontera, país, muro, migrante, etc. “Asimismo”, asentó el jurado, eligieron este proyecto “por el gran control de la narrativa formal, así como de la trama”, pues “a través de secciones cortas, su voz brinda una protagonista que absorbe por completo, mientras que la autora controla cómo comparte esa información para generar aún más tensión sobre la situación”. Natalia Trigo ha sido traductora y profesora de literatura, y ha participado en publicaciones como Narrativa Vitral Contemporánea, relatos integrados en la literatura hispanoamericana y Dándole vida a los sueños, una muestra de cuento universitario. Actualmente cursa un doctorado en Escritura Creativa, coordinado por Cristina Rivera Garza, en la Universidad de Houston. El Premio Internacional de Literatura Aura Estrada, que será entregado en la 39ª edición de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca, consiste en un estipendio de 10 mil dólares y residencias de hasta dos meses en Wyoming y Nueva York, Estados Unidos; Toscana, Italia; y Oaxaca, México, así como la publicación de una colaboración en la revista Granta en español. Convocado de forma bienal, este galardón ha seguido una clara vocación por seleccionar muy interesantes voces emergentes de la literatura, como ha sido el caso de Susana Iglesias (2009), María José Ramírez Herrera (2011), Verónica Gerber (2013), Liliana Colanzi (2015) y Vanessa Londoño (2017), ganadoras en ediciones pasadas. Enhorabuena.

LA CIENCIA AMENAZADA

" La marea de protestas en redes sociales no se ha hecho esperar, clamando al cielo para que readmitan al doctor Lazcano Araujo, uno de los más notables investigadores a nivel internacional sobre el origen de la vida"

Ya es vox populi en México que en diversas áreas de la cultura una crítica equivale a una condena, una censura o un despido fulminante. En este panorama, no importa que se atente contra el pan de alguien. Lo acaba de vivir en sus carnes el doctor Antonio Lazcano Araujo (Tijuana, 1950), investigador y miembro del Colegio Nacional, una de la eminencias más notables del mundo científico mexicano, ensayista de probada solvencia intelectual, autor de obras como La bacteria prodigiosa, Alexander I. Oparin: La chispa de la vida o El origen de la vida: evolución química y evolución biológica (un auténtico best seller científico, con más de 650 mil ejemplares vendidos). Resulta que hace unos días le llegó un e-mail sin firma donde le notificaban su salida de la comisión del Sistema Nacional de Investigadores (SNI). El correo de marras correspondería al titular del sistema, Mario de Leo-Winkler, quien había sido criticado por Lazcano por su falta de experiencia en el SNI. Pero su peor “pecado” fue publicar el pasado 26 de julio, nada menos que en la revista Science, un artículo titulado Quo vadis, Mexican science? (algo así como “¿Adónde va la ciencia mexicana?”), una severa crítica a los recortes del actual gobierno federal al presupuesto otorgado a la ciencia y la tecnología que, cómo no, mereció la respuesta de María Elena Álvarez-Buylla, directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), en la misma publicación. Todo podría haber quedado en un debate productivo, de no ser porque el mismo día en que apareció la respuesta, Lazcano era notificado de su separación como miembro de la Comisión Dictaminadora del Área II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), supuestamente por faltas injustificadas a las reuniones plenarias, acusación que, en palabras de Lazcano Araujo, “sería terrible”, pues implicaría una intromisión del poder político en las evaluaciones académicas, ya que, como dice el científico, “querer suprimir algún componente de una reunión de pares implicaría que se tiende hacia los prejuicios, a medidas de otro tipo”. Por otra parte, ha llamado la atención del notable despedido que su carta de cese “venga de la oficina de una persona que no lo firmó, con lo cual el texto queda en un limbo legal”. Y lo peor, agrega, “es que se use como excusa algo que no corresponde a la realidad”. Según cuenta Lazcano Araujo, “desde que empezó la actual administración, el Conacyt se ha ido separando de las asociaciones de científicos” y se está concentrando la capacidad de decisión imponiéndose un solo punto de vista sobre el rumbo de la ciencia, cuando es necesaria la diversidad de opiniones que la gente está acostumbrada a ejercer en ciencia. Finalmente, Lazcano Araujo menciona que le han aplicado un reglamento a posteriori para culparlo de no asistir a unas reuniones que ya estaban instaladas y habían entregado sus resultados de evaluaciones y quieren aplicarlo retroactivo, lo cual está prohibido. “Quizá”, ironiza el científico, “tienen una concepción relativista del tiempo, pero eso no es lo que se espera del director del SNI”. La marea de protestas en redes sociales no se ha hecho esperar, clamando al cielo para que readmitan al doctor Lazcano Araujo, uno de los más notables investigadores a nivel internacional sobre el origen de la vida y un incansable divulgador científico. Como dice el columnista Gil Gamés, a México ha llegado al poder de la cultura y la ciencia un grupo antiintelectual que desprecia el conocimiento. Amén.

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