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Carme Riera: «Si hubiera alguna cosa después de la muerte estaría muy bien»

Carme Riera: «Si hubiera alguna cosa después de la muerte estaría muy bien»

La escritora Carme Riera, tras más de cuatro años de trabajo, regresa a las librerías con Una sombra blanca, que publica en catalán y castellano, una historia de culpa y redención en la que aborda cuestiones como qué ocurre después de la muerte o cómo los traumas del pasado inciden en el presente.

En un encuentro con periodistas este martes, Riera ha considerado que si hubiera alguna cosa después de la muerte «estaría, realmente, muy bien, tendríamos una seguridad enorme».

Ha rememorado que aunque ya llevaba años dándole vueltas a la idea de este relato, que transcurre en el sur profundo de los Estados Unidos y en su Mallorca natal, fue durante la pandemia cuando se sentó ante el ordenador para acabar dándole forma, en unos meses duros marcados por la enfermedad y la muerte.

Además, la música planea a lo largo de las páginas, sin esconder que una de sus aficiones es la ópera, con una protagonista llamada Barbara Simpson, una soprano norteamericana que sufre un infarto mientras está en plena actuación de Tosca en el Metropolitan de Nueva York —una institución a la que la académica acude siempre que puede—.

Tampoco ha obviado que el hecho de vivir en diferentes ocasiones en los Estados Unidos como profesora visitante le cambió el «punto de vista» sobre el mundo, y que es además un país «fascinante» aunque en la actualidad tenga millones de pobres, carencias y deficiencias.

Publicada por Edicions 62 y por Alfaguara, en Una sombra blanca también aparece un personaje llamado Carme Riera; un doctor apellidado Ripper, especialista en experiencias próximas a la muerte; la secretaria de Simpson, Roser Barnes; y una leyenda mallorquina sobre una Diosa Blanca (de la que Robert Graves publicó un libro) que tiene relación con la montaña del Teix, cerca de Deià.

«Quería escribir desde hace tiempo de un tema que me preocupa, que no creo que haya nadie que no se haya planteado: ¿Qué ocurre después de que muramos? ¿A dónde vamos?«, ha confesado.

EFE/Enric Fontcuberta

No ha rehuido que a ella le gusta pensar que después de esta vida hay otra y que es «más plena».

«Sobre todo —ha argüido— pensando en la gente que en este momento está muriendo en Gaza o en Ucrania. El horror que supone para esta pobre gente. Si tuvieran otra vida, como dice la religión católica, podríamos respirar más tranquilos. Si pensamos que después de esta vida no hay nada y que hay gente que ha vivido de una manera terrible, es muy injusto».

Para armar este artefacto literario se ha documentado mucho, tanto leyendo textos científicos, como otros de psicología e incluso de parapsicología.

Sensación de plenitud y bienestar

Su protagonista, Barbara Simpson, vivirá una experiencia cercana a la muerte, de la que no tiene un mal recuerdo al creer que estuvo por unos instantes fuera del tiempo, con una intensa sensación de plenitud y bienestar.

Todas las experiencias sobre las que ha leído para preparar la obra están descritas de una manera parecida, según Riera, en las personas afectadas destacan que se encontraron en un lugar de «paz, absolutamente luminoso, donde hallaron descanso».

Ha razonado que de la misma manera que hace más de cien años nadie podía imaginar que una persona en Europa podía hablar con otra de Australia por teléfono, igual en un futuro cercano «la física cuántica, que explica muchas cosas, puede dar soluciones a aspectos que desconocemos».

En cuanto a las leyendas, ha considerado que pueden explicar «cualquier cosa que ocurra y a nosotros mismos».

Ha reconocido que en cuanto empezó a escribir esta historia en la que, como en todas las suyas, los personajes van actuando y cambiando en función de lo que les ocurre, le vino a la cabeza algo que la tenía intrigada cuando era muy joven y era que en Deià había una niña americana —que con los años acabó casándose con el actor Michael Douglas- a quien sus padres habían dejado allí para que la cuidara una señora.

Aunque, con los años, cada vez es más consciente de que la literatura «no sirve para mover el mundo como pensábamos», sí cree que en sus títulos puede incluir cuestiones que defiende o le interesan como la lucha contra el racismo o contra la violencia a las mujeres.

«Los escritores —ha apuntado— transgredimos desde la lengua y lo políticamente correcto no nos debe afectar. El problema es que muchas veces hay autocensura, pero procuro que no me afecte».

Acompañada por sus editoras Pilar Beltrán y Carolina Reoyo, que han coincidido en asentir, Carme Riera ha desvelado que siempre tiene muchas dudas al empezar una obra y, sobre todo, cuando llegan las galeradas y ya no puede cambiar nada.

Sin embargo, está acabando una edición crítica sobre el poeta Jaime Gil de Biedma y ya tiene dos nuevas ideas para nuevas novelas.

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