La personalidad de Thomas Ligotti es un misterio. Miembro de esa estirpe de escritores (Salinger, Pynchon, etc.) poco dados a la farándula y la vida literaria: huraño, esquivo y asocial. Ha concedido escasas entrevistas y, hasta donde yo sé, no existe ningún registro de vídeo (las fotografías pueden contarse con los dedos de una mano): siempre por escrito y en muy contadas ocasiones. Y, pese a vivir de espaldas al mundillo, es considerado, por derecho propio, el gran continuador de Lovecraft en el presente, el legítimo heredero de quien, como él mismo dice, «soñó el gran sueño de la literatura sobrenatural» (p. 29). Autor de culto y abanderado de la cuentística, ha publicado títulos que ya forman parte del canon del género: Noctuario, Teatro Grottesco, Grimscribe. Vidas y obras o el magnífico ensayo La conspiración contra la especie humana, que lo coloca como una figura fundamental del pesimismo filosófico contemporáneo. Hoy, gracias a la labor de Valdemar, su casa editorial en nuestra lengua, tenemos acceso en español a este compendio de entrevistas para conocer sus ideas por la vía del discurso directo.
Quien se haya aproximado a sus cuentos, habrá notado cómo los mundos enarbolados por Ligotti se sustentan en una filosofía bien cimentada. La encontramos recogida en la que quizá sea la aseveración más cruda de estas páginas, y de donde se extrae el título: «Nací para el miedo. Tan sencillo como eso. Como escribe el narrador de mi novela corta ‘‘Mi trabajo todavía no está acabado’’: ‘‘Siempre he tenido miedo’’. Si alguna vez escribiera una autobiografía, la comenzaría con la misma frase» (p. 273). Para Ligotti, recogiendo los planteamientos del noruego Peter Wessel Zapffe, el ser humano es presa de una perversión ontológica (algo que no debería ser, pero que es): el exceso de conciencia, fuente de todos los horrores; no solo lleva al extremo aquellos sufrimientos que nos son connaturales, sino que además crea otros innecesarios, como el temor a la muerte. En efecto: hace de nosotros entidades nacidas para el miedo. Debido a ello, nos empeñamos en minimizar los horrores de la conciencia a través de la inhibición, las verdades metafísicas (Dios, patria o cultura), la televisión o, incluso, el arte. La literatura ligottiana, por el contrario, es reactiva: pone ante nuestros ojos aquello que preferiríamos desterrar, obliga a salir de debajo de las sábanas en plena oscuridad. Su horror sobrenatural es «un medio para las psiquis dañadas de expresar sus experiencias en un universo dañado» (p. 52).
Ahora podemos conocerlo mejor en lo personal; por ejemplo, ya en 1991 confiesa algunas de sus influencias más allá del propio género: Nabokov, Beckett, Gogol, Borges o el filósofo Cioran. También nos aproximamos a las primeras vivencias del autor, sus devaneos cinematográficos, su proceso creativo, el antinatalismo que promulga, los puntos fuertes y flacos de sus textos, los lugares que lo han marcado o los afectos que guarda por ciertas geografías. Este Nacido para el miedo resulta digno de celebrar, pues Ligotti lleva años sin entregar un nuevo libro y ha afirmado que no siente la llamada de la escritura; así, si no sacia, al menos calma un poco el hambre de aquellos que seguimos su obra muy de cerca. Aterrados.
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Autor: Thomas Ligotti. Título: Nacido para el miedo. Traducción: Marta Lila Murillo. Editorial: Valdemar. Venta: Todos tus libros.
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