Foto de portada: Aida Folch.
España es uno de los países líderes en el consumo de drogas y, sin embargo, no hay en el debate público un espacio adecuado para hablar de ello. No se habla de la cocaína, hacerlo “es como invocar una maldición”, nos dice David López Canales, autor de ¿Una rayita? (Anagrama).
El ser humano ha consumido drogas desde que es ser humano, eso no podemos olvidarlo, igual que no podemos olvidar que hay un componente que siempre se deja fuera de la ecuación cuando hablamos de drogas: el placer. “Desterrar el placer del análisis es obviar una clave fundamental para comprender el consumo”, apunta López Canales. Y es que la cocaína hace que “uno se sienta la mejor versión de sí mismo”, porque reduce el cansancio, el sueño y el hambre, produce una sensación de euforia, estimulando el sistema nervioso central. Es cierto que se trata de un placer fugaz, pero si no consideramos que esa es una de las razones importantes para su consumo, no estamos entendiendo nada, nos dice López Canales.
“No se trata ya de sustancias, ni siquiera de nosotros mismos, como seres individuales, sino de quiénes somos colectivamente, a qué futuro como sociedad aspiramos y cómo contribuye eso al bienestar, a la felicidad o al alivio de la angustia humana”, sentencia David López Canales, quien con este ensayo pretende abrir conversaciones y cerrar silencios. Si el prohibicionismo y las políticas de reducción de riesgos no han demostrado ser efectivas, será que tenemos que pensar otras soluciones posibles. Queda abierto el debate.
José de Montfort conversa con David López Canales en la sede de la editorial Anagrama sobre el consumo de drogas, la realidad de la sociedad española y la evolución de la percepción social de la cocaína.
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Las drogas destruyen al que las consume, y también a las personas que le quieren, que normalmente tienen que soportar mentiras, robos, malos modos, desidia, humillaciones… Y encima esas personas no tienen la “anestesia” de la droga para soportar todo eso.