Inicio > Blogs > Crónicas de Syldavia > De Tonet a Arturo. ¡Viva Syldavia!

De Tonet a Arturo. ¡Viva Syldavia!

De Tonet a Arturo. ¡Viva Syldavia!

Tal como me explicó perfectamente mi primo Arturo, el apellido Reverte proviene de las gentes que “revertían el camino” bajando de las montañas para alistarse en las tropas de la Corona de Aragón. Pero eso no es todo. Expliqué dicho origen a unos clientes provenientes de la población leridana de Pont de Suert (Alta Ribagorça) y me ampliaron dicha descripción poniéndome en conocimiento de que en el habla del Alto Aragón la palabra reverta es referida a una persona que va por la vida feliz y contenta. Dicha definición me dio que pensar e imaginarme una persona reverta que a la vez va zigzagueando el camino por el que discurre. El caso recurrente sería una persona con una melopea considerable que va por el mundo reverta, revertiendo su andar y el camino a recorrer. En el libro de Tintín El cangrejo de las pinzas de oro nos aparece el capitán Haddock severamente perjudicado por el alcohol, muy reverta, con dificultades para mantenerse en pie “revertiendo” su andar por uno de los muelles del puerto de Bagghar, más feliz que una perdiz. Ahí lo dejo.

Pero la relación “de Cónsul a Cónsul” va mucho más allá de nuestra similitud en el apellido. Estaba yo un buen día leyendo una de sus mejores novelas, a mi entender, Línea de fuego, cuando de pronto, en medio del acontecimiento bélico que narra, aparece un niño de aquellos que le pilla el conflicto sin comerlo ni beberlo, en medio del fragor de una batalla, y que inevitablemente es reclutado por el bando más cercano de donde se encuentra. Sigo leyendo y constato de que mi primo Arturo lo bautiza con el nombre de Tonet. ¡Anda! Tonet. ¡Qué casualidad!. Mi mujer y yo siempre hemos sido “los de Can Tonet”. ¡Qué curioso ! Le podría haber puesto Lluïset, Cintet, Arturet, Pepet. No, tenía que ser Tonet.

Seguí leyendo dicha novela, si cabe con más interés, y compruebo que su presencia en la narrativa cada vez es más frecuente. Eso me provocó un subidón considerable, que iba ampliándose a medida que la lectura le daba a Tonet la oportunidad de un cierto protagonismo en el conflicto. Su papel en la novela es el de un niño de unos 10 años, con nulos recursos y escasa familia, el cual es acogido por uno de los dos ejércitos en conflicto y utilizado como mensajero entre el puesto de mando y el frente de batalla. Dada su condición de infante, su presencia no daba motivos de sospecha al adversario.

"Quedémonos con Tonet, un niño en medio de una de las contiendas de la batalla del Ebro"

El subidón descrito se me fue acentuando a medida que avanzaba mi lectura, hasta el final de la misma, pero al disponerme a leer el epílogo, mi primo narra la veracidad de dicho personaje e incluso a lo que se dedicó finalizada la contienda bélica. Mi suflé se vino abajo como si me hubieran dado una ducha de agua fría, y la veracidad del personaje contada en el epílogo me hizo bajar de golpe de la nube en la que estuve postrado durante toda mi lectura.

Un buen día, hablando con él telefónicamente, le digo:

—Mira qué me ha pasado, Arturo. Leyendo tu novela Línea de fuego, delante de la aparición en escena del personaje de Tonet, sufro un considerable ataque de presuntuosidad y cuando llego al epílogo topo de bruces con la realidad, que no es otra que la veracidad de la existencia de dicho personaje.

La respuesta de mi primo fue contundente:

—¡No, no! Todos mis personajes son inventados y el epílogo también, de tal manera que no te sorprenda que en mi subconsciente pudiera estar el nombre de Tonet, aunque bien mirado, con el registro de Tonet solo te identifico a ti.

Comprenderá el lector que dicha explicación de mi primo es todo un honor, de aquellos que te cuelgas en el pecho sin necesidad de condecoración física. Pues bien, quedémonos con Tonet, un niño en medio de una de las contiendas de la batalla del Ebro, el cual uno de los dos bandos lo utiliza como mensajero del conflicto bélico.

Cambiaré de tercio, desarrollando una historia personal que finalmente desembocará en una de esas paradojas que el destino te depara. No conocí a mi abuelo paterno, Jaime Reverter Beltri. No lo conocí porque, teniendo mi padre edad de adolescente, su padre, o sea, mi abuelo, se tuvo que exiliar debido a su actividad sindicalista de la CNT y jamás ya pudo volver. Fue mi abuela paterna, la yaya Lola, la que tuvo que tirar del carro para poder dar manutención y futuro a sus cuatro hijos, entre los que se encontraba mi padre Enrique, el primogénito llamado Salvador y dos hijas, llamadas Encarnación y Francesca.

Como constatará el lector a partir del hecho descrito, a los hijos de mi abuelo se les cambió el apellido, obviando la “r” final con el intento de quedar protegidos delante los desaguisados provocados por su padre, o sea, mi abuelo. El tema era tabú en la familia, pero como yo tuve bastante relación con mi tío Salvador, dado que fue él quien me inició en el mundo de las Artes Gráficas, narraré lo explicado por él durante los tiempos convulsos que se vivieron en los años que duró la Guerra Civil.

"Mi abuelo utilizaba a su hijo Salvador como mensajero del conflicto, llenándole la cartera escolar de bombas de mano"

Una de las informaciones que me transfirió mi tío es que como mi abuelo estuvo dos veces en prisión acusado de amotinamientos y trifulcas sindicales, sus idas y venidas estaban vigiladas por la policía. Ante esta vigilancia, mi abuelo utilizaba a su hijo Salvador como mensajero del conflicto, llenándole la cartera escolar de bombas de mano para que se las entregara a un compañero sindicalista con morada en el barrio de la Barceloneta. Mi tío Salvador recorría el barrio de la Rivera, donde residían, hasta el barrio referido, cargado de explosivos, sin que suscitara ninguna sospecha.

Resumiendo: mi tío Salvador Reverté hizo de mensajero bélico, al igual que lo hizo el personaje de Tonet, ideado por mi primo Arturo. La conclusión es que hubo un Tonet real, con apellido Reverté o Reverte, como yo y como Arturo, o sea, un mensajero de guerra llamado Tonet que bien podía apellidarse Reverté.

Como dije con anterioridad, paradojas del destino con sus luces y sombras, todo albergando la esperanza de no perder la ilusión de que por suerte… siempre nos quedará Tintín.

5/5 (17 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Notificar por email
Notificar de
guest

4 Comentarios
Antiguos
Recientes Más votados
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios
Juanma
Juanma
5 meses hace

Genial Eenric o señor Tonet.

Enric
5 meses hace
Responder a  Juanma

Muchas gracias amigo !

Benjamín Martín
Benjamín Martín
5 meses hace

Qué agradable y gustosa narración, Enric. A partir de ahora me dan ganas de llamarte Tonet.

Enrique Reverté
5 meses hace
Responder a  Benjamín Martín

tienes mi permiso. Más de uno ya lo hace