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Difícil de explicar, pero, sobre todo, aburrido de escuchar

Difícil de explicar, pero, sobre todo, aburrido de escuchar

En España hay casi tres millones de funcionarios, la mitad de carrera. Los empleados públicos representan el diez por ciento de la población adulta, y más del quince por ciento de la ocupada. Sin embargo, sus vidas se nos antojan tan grises que la literatura les ha dedicado un escaso número de páginas. Sara Mesa les ha dado voz en su última novela, Oposición (Anagrama, 2025). No es la primera vez que la escritora escribe este tema; ya lo hizo en Silencio administrativo (Anagrama, 2019), una historia real sobre la pobreza en el laberinto burocrático. En esta ocasión, la autora se aleja del drama social y utiliza el humor para mostrarnos no sólo la inutilidad del trabajo del funcionariado, sino de cualquier trabajo. Las reflexiones son importantes. ¿Por qué seguimos toda esa cantidad de normas sin cuestionarlas? ¿Por qué realizamos esas rutinas, como autómatas, sin pensar por un minuto qué aportan a nuestras vidas? ¿Es ese nuestro destino: cumplir con un horario, obedecer unas reglas, acatar una jerarquía y esperar al siguiente día para repetirlo todo, paso por paso, hasta el último resuello?

"Todo lo relacionado con los funcionarios está cargado de estereotipos, al igual que ocurre con su némesis, los autónomos"

Todo lo relacionado con los funcionarios está cargado de estereotipos, al igual que ocurre con su némesis, los autónomos. Si los unos son unos vagos, los otros son los grandes trabajadores. ¡Haber estudiado una oposición, como nosotros! ¡Los autónomos somos los héroes de este país! Los primeros hunden España y los segundos la salvan. No hay términos medios. Sara Mesa elude esa confrontación, y aunque según avanza la narración florecen los tópicos —que cimentan el discurso contra los trabajadores públicos—, no es esa la intención del relato. Mesa nos introduce en el inframundo funcionarial a través de una narradora en primera persona —tímida, al principio; brava, al final— que entra a trabajar como interina. El objetivo de su contratación es ayudar con “la gran carga de trabajo” de su superiora (Teresa). Muy pronto la protagonista descubre la terrible verdad: no tiene nada que hacer. De repente, hay un rayo de esperanza: se crea un nuevo departamento para atender las quejas de los ciudadanos; y Sara va a ser la encargada de tramitarlas. Tiene buena pinta, pero es otro fiasco: la funcionaria no tiene quien le escriba. Ante esa situación, la narradora tira de imaginación y comienza a inventarse reclamaciones; absurdas, cómicas, llenas de faltas de ortografía, tiernas, hilarantes. Esta mejora en sus condiciones laborales se ve acompañada con una mayor adaptación a un medio laboral que al principio le resultó muy hostil. La interina consigue ganarse el cariño de una compañera (Beni), que la trata como una hija —a la que quiere tutelar en todo momento— y con la que comparte rimas, juegos de palabras y palíndromos; se siente fascinada por una nueva amiga (Sabina), que la engatusa y traiciona; y acaba adaptándose de tal manera a su nuevo entorno que toma una importante decisión: preparar una oposición.

"Oposición es una gran diversión, y también un alegato contra la rutina laboral, un manual de rebelión para los funcionarios y también para el resto de trabajadores"

La sinopsis sencilla de la novela de Sara Mesa para esta reseña podría ser: una mujer joven entra a trabajar en la administración, y primero se siente como un personaje de Kafka ante lo que ve, pero, al final, acaba seducida por la secta y decide opositar. Demasiado sencillo. Hay muchas más capas. Mesa elige un escenario salpicado de tópicos, carcomido por los prejuicios y que tan bien marida con el humor más corrosivo. Pero bajo esa pátina nos encontramos a una chica desnortada —como comprobamos con una de las mejores tramas del libro, su relación con Sabina—, a un gusano infeliz que sólo alcanzará la libertad de la mariposa cuando, como el inefable Bartleby, diga aquello de: “Preferiría no hacerlo”. Porque el problema no es sólo de los funcionarios: los trabajadores por cuenta ajena también siguen a rajatabla órdenes descabelladas; los autónomos malgastan el tiempo en tareas infructuosas en sus horas de descanso; y todos, los unos y los otros, acabamos dando vueltas en la rueda como si fuéramos simpáticos hámsteres, incapaces de protestar. Oposición es una gran diversión, y también un alegato contra la rutina laboral, un manual de rebelión para los funcionarios y también para el resto de trabajadores. Como dice uno de los personajes del libro (el Monago), cada vez que quiere eludir una polémica, toda esta disertación en contra del trabajo, a propósito de la lectura de Oposición, es “difícil de explicar, pero sobre todo aburrido de escuchar”. Lo mejor es leer la novela, disfrutar con ella. A partir de ahí, la decisión es del lector: quedarse sólo con las risas o buscar las lágrimas.

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Autora: Sara Mesa. Título: OposiciónEditorial: Anagrama. Venta: Todos tus libros.

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