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Disparo contra la cúpula, de Jesús Calonge

Disparo contra la cúpula, de Jesús Calonge

El debut literario de Jesús Calonge con Disparo contra la cúpula, que publica Cuadernos del Laberinto, es un poemario lleno de armas de fuego, de rabia de extrarradio, de náufragos que la tempestad de la vida arrastra hasta las barras de los bares. El libro de Calonge es un letrero luminoso anunciando el comienzo de la hora feliz en mitad de la noche. Un puñetazo al estómago de las convenciones, las reglas y la moral. Un corte de mangas a todos aquellos que nos dictan qué tenemos que hacer, cómo tenemos que ser, cómo debemos comportarnos… Que se mueran los feos y los iletrados que interponen pantallas entre ellos y la verdad; pantallas de ordenador, de móviles, de televisión…

Calonge (Madrid, 1977) viene recomendado por dos pesos pesados de la literatura contemporánea: el gran Luis Alberto de Cuenca, que nos dice “Un auténtico tiro entre los ojos de la poesía convencional. Los versos de Calonge producen adicción”; y por el escritor de novela negra Carlos Augusto Casas: “La escritura de Calonge reconforta y quema, como un vaso de whisky”; y es que efectivamente Disparo contra la cúpula se mueve claramente entre estos dos géneros, que formalmente mantienen distancia pero que se reconcilian en la temática.

"Un poemario marcado por el hardboiled y por el ritmo urbano de una ciudad en descomposición"

Nada más íntimo que la venganza, que la belleza de la derrota. El romanticismo del perdedor que sigue luchando a pesar de saber que no puede ganar la pelea, a pesar de saber que va a ser derrotado. De eso nos habla este libro: de lo hermoso que es defender causas perdidas, escupir al cielo, perder los papeles, cometer errores a sabiendas, tener las rodillas en carne viva de tanto caer al suelo y seguir levantándose.

CARTA DE PRESENTACIÓN

No somos iguales.
Nunca he estado en la ópera ni en restaurantes de más de 10 euros.
La única playa que he visto ha sido la de septiembre. La gota fría atrae a los kamikazes.
Crecí con un walkman, sin hablar con nadie.
En primero de EGB tuve hepatitis y falté mucho tiempo, me quedé rezagado.
Las zapatillas nuevas, para los domingos.
No encajo en ningún grupo de gente.
Colegio público de los 80 con jeringuillas y condones en la parte de atrás.
Mi coche de segunda mano me dio tantos problemas que nos hicimos amigos.
Las chicas que han estado conmigo lo han hecho para rematarme.
Dejé la universidad y trabajé como repartidor de pizzas.
Solo me llaman por teléfono drogadictos, enfermos mentales, gente a la que no le han ido bien las cosas.
No sé nada de teatro, pero sé dónde comprar cosas robadas.
Odio la obediencia, me dijeron que lo pagaría.

Un poemario marcado por el hardboiled y por el ritmo urbano de una ciudad en descomposición; publicidad mezclada con sueños rotos, contraposiciones y contradicciones que nos hacen reír mientras nuestros recuerdos lloran en un catálogo de “Dones”:

A mi perra, que murió en agosto de 2018, mi alma es un parque que se expande cuando ella corre.
A mi primer recuerdo en el suelo de una habitación de la casa.
A la primera vez que vi unas bragas en parvulitos.
A los días lentos de lluvia en una urbanización de Madrid extrarradio.
A mi primer amigo del colegio en 1981, que cuando regresé de la hepatitis ya no me recordaba.
A las vacaciones de septiembre en un pueblo de Gandía, con el agua llena de algas, donde soñé contra el océano.
A mi primer walkman, en el que aún sigo escondido.
Al día en el que empecé a fumar en un campamento de verano
A una chica profunda y oscura que me estuvo esperando en las fiestas, en agosto del 96, y no me atreví a decirle nada.
Al 14 de mayo del 77, el día en que nací, el mismo día en el que se firmó el primer tratado con extraterrestres en Nuevo México.

Poemas como piezas de una ensordecedora crítica social, pero no como un ataque frontal sino como un recordatorio de lo que fuimos y de lo nunca seremos. Recuerdos de playas vacías en septiembre, los secretos que se lleva al desguace el primer coche o los estribillos de la telebasura. Un planteamiento sencillo en cada verso con una narración sin truco. El mismo Calonge nos recuerda que hay que admirar a los magos y no a los prestidigitadores. Nada de adornos que ocultan significados y nada de retorcer las palabras con trampas. Para hacer poesía no es necesario ser un fingidor, basta con vivir.

***

ODA A MI PRIMER COCHE

Volkswagen Golf GT, segunda mano.
Salto al vacío, diésel, uno punto
tres. Sexo y marihuana en los asientos
de atrás. Paisajes, rectas infinitas,

el amor intocable al horizonte.
Ciento veinte caballos.
Policías con caras de sospecha.
Acelerando, huyendo 

de malas carreteras con presagio
de perro muerto. Whisky y escorpiones.
Dando vueltas al sol.

Tu motor de medusa,
mi cápsula de tiempo.
Te llevas mis secretos al desguace.

***

LIBERTAD

Una autopista atravesando montañas, voy pegado al
volante como a un Donuts.

He escupido por la ventanilla dos veces y he saludado
a todos los pájaros.

En la radio suena música de Brooklyn, y abajo hay un
río. Soy el protagonista.

Mi chica al lado durmiendo, puedo mirarla hasta
estrellarme.

El sol es un cajero automático, pero el dinero sale
ardiendo, por eso somos pobres.

Muerdo mi bocadillo envuelto en papel Albal, soy
feliz.

—————————————

Autor: Jesús Calonge. TítuloDisparo contra la cúpula. Editorial: Cuadernos del Laberinto. VentaTodos tus libros, AmazonFnac.

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Carlos
Carlos
1 año hace

Un poemario impresionante. Puro hardboiled

Miguel Ángel
Miguel Ángel
1 año hace

Cada poema es un viaje
Muy recomendable