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Donde ya no es posible caer más

Donde ya no es posible caer más

Quise leer Gallos de poca casta porque siempre me ha interesado la narrativa de la periferia de Madrid, tan separada y tan próxima del lujo del centro de la ciudad. La sorpresa fue considerable: Gloria Trinidad no ha escrito una novela quinqui más, sino algo mucho más ambicioso y complejo.

La autora no es una recién llegada. Licenciada en Derecho por la Complutense, con estudios de posgrado en York, ya había publicado el poemario Libro de la niebla (2013) y escrito obras teatrales. Esta experiencia previa se nota en la verdad de los diálogos teatrales o en la precisión jurídica de las descripciones espaciales.

La novela nos sitúa en lo que Trinidad denomina la “costa brava” madrileña: esos barrios del sur (Orcasitas, Villaverde, Puente de Vallecas, Usera) donde los índices de delincuencia superan la media y la esperanza de vida es menor. En estos momentos de glamour exacerbado, cuando nadie mira hacia la miseria que persiste en la Madrid convertida en capital mundial del lujo, Trinidad construye un territorio narrativo paralelo. No se trata de condescendencia ni de sociología barata: es literatura de primera calidad aplicada a una realidad que preferimos ignorar.

"Trinidad entiende que la marginalidad social no implica estupidez o simplicidad emocional y también que esa lucidez no implica salvación"

Por estos espacios se mueven Israel Cruz, perdedor nato con una última misión; Fraile, superviviente nato jugando a mil bandas; Santos, policía cargado de secretos; Rachid, que sueña con triunfar en el rap. Todos ellos pululan entre colillas apagadas, bares infectos, mercadillos de ropa barata, terrazas con sillas de plástico rotas, chabolas hiperpobladas. Trinidad describe estos espacios con una precisión que va más allá del realismo: crea una geografía emocional que condiciona la psicología de quienes lo habitan.

Trinidad evita las trampas habituales del género. Sus personajes no son víctimas pasivas ni héroes de la marginalidad. Cada uno asume la responsabilidad de sus decisiones, por desesperadas que sean. La delincuencia aparece como el único camino visible en su horizonte limitado, pero no hay glorificación de la violencia ni romantización de la pobreza. Hay, en cambio, una comprensión profunda de cómo las circunstancias van acumulándose hasta determinar un destino.

Es precisamente esta lucidez moral lo que eleva la obra por encima de los tópicos. Trinidad entiende que la marginalidad social no implica estupidez o simplicidad emocional y también que esa lucidez no implica salvación. No confunde, por lo tanto, miseria económica con pobreza intelectual, y esa distinción es fundamental. Sus personajes son capaces de reflexiones profundas expresadas en su propio registro.

"Uno de los aspectos más sutiles y logrados de la novela es cómo Trinidad muestra la forma en que decisiones intrascendentes van acumulándose hasta convertirse en destino"

La construcción de escenas revela un dominio excepcional del oficio. Cada secuencia está orquestada con precisión cinematográfica: personajes que se mueven de manera orgánica en espacios perfectamente definidos. No hay artificiosidad; cada gesto tiene sentido dentro de la lógica interna de la historia. Los diálogos constituyen otro acierto notable. Suenan auténticos sin caer en el pintoresquismo, profundos sin artificiosidad. Trinidad hace que las conversaciones funcionen al mismo tiempo como revelación psicológica y como música del lenguaje popular. Es un logro técnico considerable. La comparación con el cine quinqui es inevitable, pero existen diferencias sustanciales. Los personajes de Trinidad han perdido la inocencia y el entusiasmo que caracterizaba a los protagonistas de aquellas películas. Están quemados por la experiencia, marcados por una lucidez desencantada que los hace más complejos y, paradójicamente, más humanos. No hay nostalgia de la juventud perdida ni épica de la delincuencia.

Uno de los aspectos más sutiles y logrados de la novela es cómo Trinidad muestra la forma en que decisiones intrascendentes van acumulándose hasta convertirse en destino. Cada pequeña elección se suma a las anteriores, creando un peso que termina por determinar el rumbo vital de los protagonistas. Esta perspectiva confiere a la obra una dimensión filosófica que la aleja de la mera crónica social. Todos los personajes se entremezclan en una trama implacable que nos habla de atracos y muerte y también nos asombra sobre todo por su perfección formal, su ironía y su capacidad para captar la realidad sin reduccionismos. Es la historia de quienes se buscan la vida como pueden, de quienes afrontan cada día con la resignación y el valor inconsciente de los gallos de pelea.

Gallos de poca casta no solo es una sorpresa. En un momento en que la literatura española parece obsesionada con ciertos temas y formas, Trinidad aporta una voz singular. No rehúye la dureza de su materia, pero la transforma en arte mediante una prosa magistral y una construcción impecable.

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Autora: Gloria Trinidad. Título: Gallos de poca casta. Editorial: Alrevés. Venta: Todos tus libros.

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José Manuel Ordás
José Manuel Ordás
5 meses hace

Necesitamos novelas que no sigan la estela de lo que vende ahorita mismo. Gracias.