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El ángel literario, de Eduardo Halfon

El ángel literario, de Eduardo Halfon

Fotografía de portada: David Herranz

Eduardo Halfon es un narrador nacido en Ciudad de Guatemala en 1971. Formado como ingeniero, abandonó temprano la profesión para dedicarse a la literatura. Su obra, de las más reconocibles en el panorama actual, ha sido traducida a más de quince idiomas. A la publicación de Esto no es una pipa, Saturno, en 2003, le siguieron una veintena de libros de relatos y novelas, como El boxeador polaco, La pirueta, Mañana nunca lo hablamos, Monasterio, Signor Hoffman, Duelo, Canción, Un hijo cualquiera o el más reciente, Tarántula (Libros del Asteroide, 2024). También es autor de otros libros como Biblioteca bizarra (Jekyll & Jill, 2018). Ha recibido múltiples premios, como el Roger Caillois de Literatura Latinoamericana y el Médicis a la mejor novela extranjera (ambos en Francia), el Nacional de Literatura, en Guatemala, y el Berman de Literatura, en Suecia. Actualmente vive en Berlín. Presentamos una muestra de El ángel literario, libro inencontrable desde hace más de una década y recuperado ahora por la editorial Los Tres Editores. Una obra que contiene ya la cadencia y las claves temáticas por las que la obra de Eduardo Halfon es celebrada. Esta nueva edición, revisada de forma íntegra por el autor, es la pieza faltante de un puzle literario en continua expansión. ¿Cómo alguien se convierte en escritor? ¿Cómo rompe con su pasado y decide internarse en ese oficio lleno de incertidumbre y soledad? Nos encontramos ante una propuesta personalísima, en la que a través de preguntas como estas, el narrador del libro, que podría ser o no el autor, intenta rastrear los orígenes de esa pulsión, y para ello recrea, con minuciosidad y potencia imaginativa, las circunstancias en que algunas de sus influencias tempranas atraviesan el umbral y dan el salto al vacío de la literatura. En el fondo de estas reconstrucciones narrativas late siempre una interrogante, una conversación íntima para dilucidar cuánto de los otros hay en la voz propia.

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EXTRACTO

¿Cuándo empecé yo a escribir? No estoy tan seguro. Ese podría ser, entonces, otro enfoque de estas páginas fragmentadas que casi parecen un diario, casi parecen un libro de cuentos, casi parecen una novela, casi parecen una autobiografía. Quizás haya sido más obvio para mis amigos, quizás ellos sí notaron algún cambio en mí. Yo no. Aunque, pensándolo bien, se me ocurre una conversación que tuve con un doctor, hace muchos años, medio adormecido y medio escéptico y con mi rostro muy parecido al de un puercoespín.

Desde niño me gustaba leer, pero no tanto. Estudié ingeniería pensando que uno tenía que escoger una carrera seria, económicamente viable y agente de mi futura seguridad. Una completa ilusión, la seguridad económica. Un fantasma erguido por una sociedad obsesionada con lo material. En fin, siempre leí un poco, siempre escribí un poco, pero jamás se me ocurrió –jamás, entiéndase– que uno podía dedicarle todo su tiempo a la escritura. Me gradué de ingeniero, frustrado. No solo me disgustaba mi profesión, sino que no sabía cuál sí me gustaría ejercer. Pero acaso es un problema generacional que comparten la mayoría de mis amigos y alumnos universitarios. Durante cinco años trabajé en construcción. Me metí en un cubículo de una oficina durante cinco años, supuestamente asegurando mi bienestar económico, mi futuro, mientras mi angustia solo aumentaba. Durante esos cinco años, ahora que lo pienso, leí muy poco y no escribí más que cartas empresariales y memos administrativos. Por razones de salud, entonces, y quizás del azar, inicié un tratamiento de acupuntura. Yo, ingeniero, sistemático, escéptico. De hecho, la acupuntura tal vez inició un proceso que la literatura solo continuaría: el asesinato (o al menos debilitamiento) de la razón. Achaques físicos me obligaron a obviar mi orgullo y acudir con desesperanza a la medicina alternativa. Patadas de ahogado, me diría luego un amigo. Durante la primera consulta, acostado y contándole al doctor acerca de mis frustraciones laborales mientras una docena de agujas me salían del rostro, él me preguntó: Si no la ingeniería, Eduardo, ¿qué quisiera usted hacer? Así, de la nada. En la oscuridad del consultorio, se quedó callado, esperando, y qué bien que esperó. Yo, bocarriba, tratando de olvidar todas las agujas que me punzaban la cara, me quedé mudo. No sabía qué decir. ¿Qué podía responderle, si ni yo mismo sabía? Jamás me había formulado esa pregunta en voz alta, y si de repente aparecía en alguna esquina de mi subconsciente, siempre la ignoraba. Luego sucedió, espontáneamente, casi mecánicamente. Sin pensarlo, sorprendiéndome más que nadie y luego extrañado por aquella palabra que salió de mi boca, balbuceé, quedito, con pena, casi con miedo: Leer, doctor.

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Autor: Eduardo Halfon. Título: El ángel literario. Editorial: Los Tres Editores. Venta: Todostuslibros.com

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