En 1808, un ejército español bailó un vals forzado en las lejanas tierras danesas, mientras Napoleón planeaba someter toda Europa a su voluntad. Es esta una historia olvidada, donde la lealtad, el honor y la astucia se entrelazan para burlar al emperador y devolver la dignidad a una nación que se creía vencida.
El protagonista principal, Vicente Puig, representa la figura del oficial atrapado entre el deber y la conciencia. Obligado a abandonar a su familia en Salamanca, se une a un ejército español desplazado primero a Hamburgo y posteriormente a Dinamarca, en un intento de Napoleón por asegurarse la cooperación militar española en su campaña contra Inglaterra. Vicente encarna el drama interno de tantos soldados que, sin conocer la magnitud de los movimientos políticos, se ven arrastrados a servir intereses ajenos y a jurar lealtad a un monarca impuesto. Su evolución personal —de soldado obediente a individuo capaz de desafiar el orden establecido— constituye una de las columnas vertebrales de la novela.
Junto a él, Elvira se convierte en el gran hallazgo narrativo de la obra. Una joven lavandera humilde, obligada a sobrevivir en un entorno que la margina, se infiltra como costurera en la casa de la familia Bernadotte. Su acceso a la información privilegiada sobre las conspiraciones cortesanas y las intrigas de Napoleón la convierte en un personaje esencial para entender la complejidad de los acontecimientos. Elvira simboliza la resistencia civil, la valentía femenina y el ingenio popular, y rompe el molde habitual de la figura femenina pasiva en la novela histórica tradicional. La autora dota a Elvira de un carácter fuerte y de una capacidad de análisis sorprendente, convirtiéndola en una heroína involuntaria y, al mismo tiempo, absolutamente necesaria.
La novela se desarrolla en un momento especialmente crítico: el Motín de Aranjuez de marzo de 1808, el derrocamiento de Carlos IV y el ascenso de Fernando VII, mientras la sombra de Napoleón se cierne sobre la península. La lejanía del ejército español en tierras danesas agrava su desconcierto. Aislados y sin comunicaciones seguras con España, los oficiales y soldados deben decidir entre someterse al nuevo rey impuesto por Francia, José I Bonaparte, o buscar la manera de regresar para defender su tierra natal. Este dilema moral y estratégico atraviesa toda la novela y otorga a la trama un tono de tensión permanente.
Michavila logra combinar con solvencia la gran historia y la intrahistoria. La gran política europea, los intereses dinásticos y la brutal maquinaria militar napoleónica se entrelazan con los miedos y aspiraciones íntimas de los protagonistas. Los personajes secundarios, como el marqués de la Romana, el mariscal Bernadotte y el omnipresente Godoy, enriquecen la narración y otorgan un contexto verosímil y riguroso a los acontecimientos. Aunque algunos secundarios aparecen de forma más funcional que profunda, cumplen adecuadamente su papel para sostener la estructura coral de la novela.
Uno de los mayores aciertos de la autora es la ambientación. La descripción de Hamburgo, de los fríos parajes daneses y de los cuarteles improvisados logra trasladar al lector al corazón del drama. El rigor histórico, fruto de una documentada investigación, se manifiesta en la precisión de las fechas, en los matices de los uniformes y en la reproducción fiel de las condiciones de vida de los soldados. Todo ello se presenta con una prosa cuidada, elegante y clara, alejada de excesos retóricos, pero rica en detalles sensoriales.
El ritmo narrativo es sostenido y avanza con naturalidad, alternando momentos de introspección con escenas de tensión y urgencia. Aunque no se describen grandes batallas campales, la tensión emocional compensa sobradamente la ausencia de enfrentamientos espectaculares. El peso dramático recae en la conspiración política y en la lucha íntima de los personajes por preservar su dignidad y su identidad. Esta elección resulta coherente con el propósito de la obra: mostrar la guerra no solo como enfrentamiento bélico, sino como campo de batalla moral y psicológico.
La figura de Elvira y la inesperada participación de una prostituta alemana en la ayuda al ejército español para fugarse hacia Inglaterra aportan un matiz humano y transversal que otorga profundidad y ternura a la trama. Este componente femenino y popular enriquece la perspectiva general, recordándonos que la historia no solo se escribe en los despachos de los generales, sino también en los gestos anónimos de quienes permanecen en los márgenes.
El vals de los españoles es, en definitiva, una novela que combina rigor histórico, emotividad y un notable sentido narrativo. Recomendable tanto para el aficionado a la historia militar como para el lector interesado en novelas de personajes sólidos y bien trazados. Es también una oportunidad para reflexionar sobre el significado de la lealtad, la identidad nacional y el valor de las pequeñas decisiones individuales en los grandes momentos colectivos. Nieves Michavila ha sabido ofrecer una obra que no solo entretiene, sino que también enriquece la comprensión de un periodo fundamental y, sin embargo, poco explorado de la historia de España. Con esta novela, el lector se enfrenta a un espejo en el que la dignidad, el sacrificio y la memoria histórica bailan al compás de un vals que, lejos de ser liviano, resulta profundamente conmovedor.
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Autor: Nieves Michavila. Título: El vals de los españoles. Editorial: HRM. Venta: Todos tus libros


Precisamente El vals de los españoles está siendo mi lectura para este mes de julio. Lo estoy disfrutando y coincido con esta magnifica exposición.
Estamos ante una gran escritora española. Adentrarse en sus libros es garantía de una buena inversión de tiempo. El vals de los españoles será otra de las grandes obras de María Nieves Michavila