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El código secreto

A la humanidad del siglo XXI no le interesa la muerte. La esconde durante la pandemia mundial, sustituyendo los ataúdes por estadísticas, la aparta de los ojos sensibles de las redes sociales con advertencias o retirada de posts, la censura en las historias de Walt Disney o Tintín, la edulcora en la literatura, la fotografía, la pintura y los telediarios o la manipula en cunetas y fosas comunes políticas.

"Lo más grave de todo es que la muerte ha sido eliminada casi por completo de la educación, aniquilando el griego y el latín"

Sin embargo, desde mi punto de vista, lo más grave de todo es que la muerte ha sido eliminada casi por completo de la educación, aniquilando el griego y el latín, lenguas no muertas, sino asesinadas y enterradas a base de olvido. No nos damos cuenta de que, sin ellas, las dos columnas que todavía sostienen la memoria de Occidente se tambalean peligrosamente: el mito y la imagen.

En un futuro nada lejano, comer un cruasán frente al Panteón de Roma, hacer el Camino de Santiago, entrar el Hermitage de San Petersburgo, subir a los monasterios de Meteora en Grecia, visitar la mezquita de la Roca en Jerusalén, el teatro de Epidauro o Santa Sofía de Constantinopla, perderse en el bosque de arcos de herradura de la Mezquita de Córdoba o en el de pilares góticos de la Catedral de Sevilla, hacer cola para los Uffizi, el Prado o el Vaticano, volar durante nueve, doce, quince horas para visitar la Catedral Primada de Santo Domingo o de Cuernavaca, la Catedral Basílica de Salvador de Bahía o la Catedral Metropolitana de Ciudad de México, va a ser una experiencia empobrecida y estéril, con la fugacidad del selfi y la información enlatada en un código QR.

"Abrir los ojos al conocimiento secreto es una forma eficaz de prolongar la vida con más vida"

La realidad es que estamos perdiendo a gran velocidad la capacidad de descifrar el significado de las imágenes que todos esos lugares, a base de miles de años de conocimiento, volcaron en su exterior. Afortunadamente, y como siempre, hay editoriales, escritores y lectores en la resistencia que se niegan a que esto ocurra. En el caso de la editorial Almuzara, su importante labor en la divulgación de la historia y la arqueología son buen ejemplo de ello. Uno de sus autores, el brillante periodista e investigador Mario Agudo Villanueva, acaba de publicar dos libros esenciales para compensar ese olvido que seremos: Mitología clásica y El bestiario de las catedrales. Ambos volúmenes están tratados desde el conocimiento exhaustivo y el espíritu didáctico que el autor plantea casi como un juego de retos y adivinanzas, tratando los temas más complejos con un lenguaje renovado y una luminosa agilidad en el paso del presente al pasado y viceversa.

Agudo Villanueva nos cuenta en su Mitología clásica historias de diluvios griegos, laberintos reales, bodas de sangre en la Argólida o los secretos de aquel dios que sudaba en la fragua y tenía bellas sirvientes autómatas de oro fabricadas por él mismo, como en Blade Runner.

De allí, el autor nos lleva en otro volumen y otro tiempo a El bestiario de las catedrales, donde nos recuerda que cada bestia del rosetón, la vidriera, el capitel o la arquivolta de una iglesia, catedral, convento o papiro iluminado guarda un significado oculto. ¿Sabía usted que hay tortugas en Nuestra señora de la Asunción de Tuesta, sapos y ranas en la Universidad de Salamanca, un camello en Nuestra Señora de la Asunción de Duratón, unas sirenas en San Martín de Segovia, un centauro en el Monasterio de Santa María de Estíbaliz, en Álava?

Abrir los ojos al conocimiento secreto es una forma eficaz de prolongar la vida con más vida. ¿Quién puede resistirse a eso?

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Autor: Mario Agudo Villanueva. Título: El bestiario de las catedrales. Editorial: Almuzara. Venta: Todostuslibros y Amazon

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Autor: Mario Agudo Villanueva. Título: Mitología clásica. Editorial: Almuzara. Venta: Todostuslibros y Amazon

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Bixen
3 años hace

Las gárgolas no son pura quimera, sino también mascarones de proa, y que se vaya a hacer gárgaras quien no lo entienda, so bestias.
Un unicornio de origami, para ti.