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El cuento de nunca acabar

Comenzó a escribir cuentos en sus años universitarios. Carmen Martín Gaite estudiaba en la universidad de Salamanca. Era una de las pocas mujeres matriculadas en Filosofía y Letras, en aquellos años difíciles de mediados del siglo pasado. Allí entró en contacto con Rafael Sánchez Ferlosio, Ignacio Aldecoa, Jesús Fernández Santos, Josefina Rodríguez y Medardo Fraile, entre otros. Eran jóvenes que creían en el valor de la literatura. Defendían la escritura como oficio. Y afirmaban que escribir era una manera de enfrentarse a los problemas de su tiempo. Ellos son el germen de una de las generaciones más importantes de la literatura contemporánea.

Entre los géneros que cultivaron, mostraron especial predilección por el cuento. Desde los tiempos de Clarín el cuento literario no había alcanzado cotas de calidad tan altas como en las obras de este grupo de escritores. Y entre ellos, Carmen Martín Gaite ocupa un lugar preferente.

"Muchos de esos cuentos están protagonizados por mujeres, personajes desvalidos encerrados en unos sueños que pocas veces se hacen realidad"

Su obra cuentística no es muy amplia. Publicó tres libros de relatos: Las ataduras, El balneario y Dos cuentos maravillosos; y dejó desperdigados otra docena de cuentos en revistas. En total la obra breve de Carmen Martín Gaite está compuesta por 28 narraciones. Ya en 1987 se publicaron sus Cuentos completos, que en realidad hoy no son tales, porque evidentemente no se incluyen en ellos los que iba a escribir a partir de entonces. El valor de este libro que acaba de editar Siruela es que reúne por primera vez en un volumen piezas recuperadas de otras publicaciones por José Teruel, para ofrecer lo que indica el título: todos los cuentos de Carmen Martín Gaite.

En conjunto se pueden agrupar estos relatos en tres grupos, como ha señalado el profesor Teruel, editor del libro. Las dos primeras colecciones de cuentos que publicó Martín Gaite siguen la tendencia del neorrealismo predominante en los años que comenzó a escribir; ya en la década de los años ochenta, indaga en la narrativa fantástica; y en sus últimos relatos su literatura se diversifica hacia una heterogeneidad de fórmulas temáticas y estilísticas.

El camino literario de Carmen Martín Gaite se inicia en una escritura entendida como testimonio de la sociedad. Sus primeras narraciones transmiten una mezcla de existencialismo y de denuncia. Tenía veintitrés años cuando publicó en una revista universitaria el primer texto recogido en este libro. Se titula “Desde el umbral” y comienza de esta manera:

“Pasamos media vida mirando hacia allá, imaginando. Tanto que nos parece que ya nos hemos ido. Y un día, al alzar los ojos, estamos aún en el mismo sitio” (pág. 27).

En esos años Carmen Martín Gaite escribió sobre la vida cotidiana de gentes de la calle, sobre la rutina, la soledad, la incomunicación, la búsqueda de supervivencia en un mundo hostil. Muchos de esos cuentos están protagonizados por mujeres, personajes desvalidos encerrados en unos sueños que pocas veces se hacen realidad: “Variaciones sobre un tema”, “Las ataduras”, “Tarde de tedio”…

"Los últimos cuentos que escribió Carmen Martín Gaite indican una voluntad de innovación. Entre ellos destacan los que están basados en aspectos autobiográficos"

Los dos cuentos maravillosos que publicó en la década de los años ochenta fueron un encargo de Esther Tusquets para una colección infantil. Suponen un precedente de las novelas que iba a escribir en los últimos años: Caperucita en Manhattan y La Reina de las Nieves. En ellos se mezclan los géneros: el cuento de hadas, la novela corta, la literatura infantil, el relato para adultos. En esas páginas trata uno de los temas esenciales de la literatura de esta escritora: la búsqueda de la independencia personal, el sueño de vivir sin ataduras. La muchacha que protagoniza “El castillo de las tres murallas” lo expresa en una canción al final del cuento: “Dime, si tú lo sabes,/ ¿por dónde, amor, se va/ hacia la libertad?” (pág. 417).

Los últimos cuentos que escribió Carmen Martín Gaite indican una voluntad de innovación. Entre ellos destacan los que están basados en aspectos autobiográficos, en la evocación de emociones personales y de sensaciones fugaces, como “El otoño de Poughkeepsie”. Este es un texto que apreciarán quienes busquen la inquietud que produce en los lectores la buena literatura. Se trata de una conmovedora incursión en el alma de la escritora que acaba de perder a su hija. “Son las seis de la tarde, veintiocho de agosto y estoy sola –escribe-, más sola que lo que he estado nunca en mi vida” (pág. 533).

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Autora: Carmen Martín Gaite. Título: Todos los cuentos. Editorial: Siruela. Venta: Amazon y Casa del libro

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