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El horror antes del horror

El horror antes del horror

Conviene aclarar de entrada, antes de que nadie se confunda: Cómo desaparecer completamente no es la última novela de Mariana Enriquez —esa escritora argentina que ha conquistado a los jóvenes con su mezcla de terror sobrenatural, crítica social y cultura pop—, sino una de las primeras, publicada originalmente en 2004 y ahora rescatada por Anagrama. Encontramos una Enriquez todavía sin el arsenal de fantasmas que la haría célebre, pero ya con la mirada implacable sobre la Argentina herida que recorre toda su obra, como un río subterráneo que nunca deja de correr bajo la superficie de lo visible.

Esta novela confirma algo fundamental: Mariana Enriquez no es, o al menos no lo es totalmente, la autora nihilista que algunos podrían inferir de Nuestra parte de noche (posiblemente su obra maestra). Es, en cambio —y esto me parece crucial—, una escritora profundamente preocupada por su país y por los más desfavorecidos. Hay en estas páginas una compasión feroz, una empatía que no cae en la cursilería pero tampoco abandona a sus personajes a su suerte. Matías Kovac, el protagonista atrapado en el conurbano bonaerense, es víctima del abuso, de la pobreza, de la violencia estructural, pero Enriquez le concede la dignidad de no convertirlo en mero símbolo: es un chico real, con deseos contradictorios, mezquindades y destellos de ternura inesperada.

"Lo más notable de la novela es la lucidez extrema con que Enriquez mira desde fuera su propia sociedad. Escrita al calor del estallido de 2001, mantiene sin embargo una distancia quirúrgica, casi etnográfica"

Esa preocupación social se une aquí con un intenso interés por la cultura pop —el rock alternativo como idioma de la desesperación adolescente, el glam como forma de belleza, casi de aristocracia estética en medio del barro— creando un binomio que, cuando le añadiera poco después lo sobrenatural, daría lugar a una poética única, que la distingue de su tiempo. Barcelona aparece en estas páginas como un espejismo de primer mundo, una válvula de escape imprescindible cuando la realidad aprieta demasiado. Enriquez entiende perfectamente esta geografía del deseo: Europa como tierra prometida para los que se ahogan en el barro del conurbano, la fantasía de desaparecer de tu vida para reaparecer en otra, lejos, mejor, distinta.

Lo más notable de la novela es la lucidez extrema con que Enríquez mira desde fuera su propia sociedad. Escrita al calor del estallido de 2001, mantiene sin embargo una distancia quirúrgica, casi etnográfica. Enriquez observa el evangelismo como refugio de los desesperados, la cumbia como banda sonora del desastre, el narcotráfico como única economía viable, y lo hace sin condescendencia pero también sin romantización. No hay nada pintoresco en la pobreza que retrata, ningún atisbo de ese slumming literario que a veces practican los escritores de clase media. Es antropología del presente, sociología disfrazada de ficción.

"Enriquez narra todo esto con una prosa sencilla y cruda, perfectamente mimetizada con la mente atribulada de Matías, sin concesiones ni sentimentalismos"

Esta capacidad para capturar el Zeitgeist —palabra alemana que tanto le gustaría a Matías si la conociera— es marca distintiva de Enriquez. La novela atrapa el espíritu de una época: la Argentina de los que se fueron y los que se quedaron, de las promesas incumplidas y las ilusiones muertas, de la rabia adolescente canalizada a través de auriculares. Enriquez tiene el don raro —rarísimo en estos días— de traducirlo a literatura sin que pierda su urgencia, su temperatura, su verdad incómoda. No tiene, es justo decirlo, la calidad de sus mejores obras. Aquí, a veces, la novela desenfoca: hay párrafos que se repiten, escenas que giran sobre sí mismas, cierta inexperiencia en el pulso narrativo. Pero es, sin embargo, una excelente novela realista, de horror cotidiano más que sobrenatural.

El horror aquí no necesita fantasmas: está en la hermana con el rostro destruido oculto tras un pasamontañas, en el recuerdo del abuso que Matías nunca podrá borrar, en la pobreza que se naturaliza, en la violencia que es el único lenguaje del barrio. Enriquez narra todo esto con una prosa sencilla y cruda, perfectamente mimetizada con la mente atribulada de Matías, sin concesiones ni sentimentalismos. La compasión está en la mirada, no en el tono: en el hecho de que estos personajes existan en la página, de que su dolor importe y su historia merezca ser contada.

"Una autora que comprende a los jóvenes perdidos porque nunca ha dejado de escucharlos, que entiende el Zeitgeist porque sabe que toda época tiene su propia forma de desesperación"

Leer Cómo desaparecer completamente en 2025 es hacer arqueología literaria: encontrar en estas páginas los cimientos de la catedral que Enriquez construiría después. Aquí está ya su capacidad para mirar lo abyecto sin pestañear, su oído perfecto para los diálogos, su comprensión de que en Argentina el terror siempre es político, que la ausencia del Estado es tan ominosa como cualquier presencia sobrenatural.

Escrita cuando el país todavía sangraba, esta novela es documento de época tanto como ficción. Y aunque no alcance las alturas de su obra posterior, confirma que Mariana Enriquez nació escritora: alguien capaz de transformar el dolor en literatura, la marginalidad en dignidad narrativa, el horror social en arte. Una autora que comprende a los jóvenes perdidos porque nunca ha dejado de escucharlos, que entiende el Zeitgeist porque sabe que toda época tiene su propia forma de desesperación, y que la de Matías Kovac no es tan distinta de la de cualquier adolescente atrapado en un lugar del que necesita, urgentemente, desaparecer completamente.

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Autora: Mariana Enriquez. Título: Cómo desaparecer completamente. Editorial: Anagrama. Venta: Todos tus libros.

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