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El triste precio de la estupidez

El triste precio de la estupidez

Arístides, según nos cuenta Plutarco en sus Vidas paralelas, era un político ateniense. Sometido a una consulta popular para establecer si se le condenaba al destierro —ostracismo se llamaba a eso, pues se escribía el voto en conchas marinas y trozos de cerámica—, un ciego, que ignoraba quién era, le pidió que anotara por él su propio nombre. “¿Que te ha hecho de malo?”, preguntó Arístides mientras lo hacía. “Nada —respondió el ciego—. Pero estoy harto de oír decir que es una persona honrada”.

Hartazgo es la palabra: un término a menudo subestimado en política y otros ámbitos, pero cuyos efectos pueden ser lo mismo liberadores que tóxicos. De muchos hartazgos históricos surgieron derrocamientos y tiranías. Pocas cosas son tan ingobernables, por una parte, y tan manipulables por otra —si se cuenta con medios adecuados— como la reacción de las masas hartas de algo. O de alguien.

Asusta, y con razón, la ruidosa galopada reaccionaria que sacude Occidente. Después de dos décadas predicando lo contrario, los apóstoles del mundo feliz paritario e igualitario, la izquierda de nueva generación, canceladora, facilona y woke, se lleva las manos a la cabeza preguntándose cómo es posible, después de tanta doctrina y tanta píldora aparentemente tragada por todos, cuando la batalla parecía resuelta, que al barco del progreso humano le entre agua por todas partes y los demonios largamente denunciados se hagan con el timón de la nave, trayendo consigo sus ajustes de cuentas, rencores y represalias.

¿Qué ha pasado, cómo es posible? se preguntan esos imbéciles. ¿Qué es lo que ha traído a la ultraderecha en Estados Unidos y Europa, resucitando fantasmas que parecían bien muertos y bajo tierra? Miran hacia todos lados palpándose la ropa con estupor. Quién diablos nos ha robado la cartera, inquieren. Pero el único lugar que no miran es el espejo, hacia ellos mismos. A su estupidez, irresponsabilidad e ignorancia, cuando no deliberada mala fe, que convirtió a una ultraderecha antes inexistente en Europa, o más bien minoritaria o residual, en pretexto, en factor útil para su hipócrita ejercicio de oportunismo político.

¿Cuándo cuajó esa derecha europea radical y arrogante? se lamentan. Y la respuesta es aterradoramente sencilla: cuando la izquierda de nuevo cuño dejó de ocuparse de los trabajadores para abrazar e imponer, llevándola a extremos irracionales y ridículos —tan antiamericanos como son para unas cosas, y tan babeantes para otras—, la peligrosa doctrina nacida en Harvard y la universidad de Carolina en la que se fue apoyando poco a poco, extendida como mancha de aceite, tanta basura ideológica: penalizar la libertad individual en favor de la sumisión grupal, retorcer hasta la más grotesca exageración conceptos útiles, nobles y necesarios como izquierda, igualdad, paridad, feminismo, antifascismo. Y todo eso, imponiendo mediante las redes sociales un matonismo abrumador, un régimen dictatorial ante el que primero claudicaron los más débiles y luego nadie se atrevió a discutir. Lo define perfectamente mi amigo Juan Soto Ivars —uno de los pocos que en los últimos tiempos se han mantenido valerosamente libres—: “Nadie hizo nada porque contradecir la monserga provocaba señalamiento, etiquetado, vergüenza. Prefirieron ser discretos y que no les salpicara. Así se inundó todo. Es alucinante que auténticos liliputienses lograsen, con sus consignas rellenas de bilis, que multinacionales y gobiernos repitieran esa morralla. He visto a directores de empresa acojonados por las opiniones de una becaria y a profesores de instituto dando la razón al más gritón, arrogante y bobo“.

Y así ha sido, literalmente. Hasta las grandes y pequeñas empresas e industrias internacionales, atentas siempre a cuanto signifique negocio, subieron a ese tren para asumir las consignas del momento con verdadero entusiasmo —la hipócrita fe del converso—, alardeando de ser más feministas, más paritarias, más inclusivas, más políticamente correctas que nadie. De ese modo, también lo woke ha sido pingüe negocio durante todo este tiempo. Bajo la dictadura de pandillas digitales que en las redes sociales fingían ser masas populares, mediante la infiltración y control de organismos del Estado, centros de trabajo y universidades, los paladines de lo woke lincharon a todo aquel que no se plegaba a la nueva dictadura: a quien no llamaba niños a delincuentes de dieciséis años y un metro setenta de estatura, a quien, sin dejarse influir por el miedo o la alienación ideológica, decía camionero en vez de transportista, inmigrante en lugar de esa gilipollez de migrante, alumnos en vez de alumnado, o hablase con naturalidad de padres sin precisar que hay parejas de padre y padre, y de madre y madre, o de sexo fluido, o de lo que carajo sea. A quien, en el humilde colegio de su pueblo, en vez de imponer la lectura de una autora feminista o un mediocre autor local —al que no lee ni siquiera el profe— proponía a Homero, Jorge Manrique, Cervantes o Pérez Galdós. A cualquiera que cuestionara, en fin, el lenguaje impuesto y las narrativas oficiales. Consiguiendo, de ese modo, la sumisión cómplice de los cobardes y el silencio cauto de los reacios a buscarse problemas, amordazando a la prensa escrita y digital, convirtiendo los centros escolares en escenario —teatral es el adjetivo adecuado— para chicas arrogantes, crecidas en su poderío, y para chicos atemorizados y confusos hasta el disparate, desconcertados primero y rencorosos después.

El caso, patente hoy, es que esos idiotas o canallas repartieron certificados de democracia, de solidaridad, de igualdad; decretaron un multiculturalismo postizo e imposible, acomplejado ante el radicalismo islámico —profesoras con velo dan clase a niñas europeas y la tumba de Carlos Martel en Saint-Denis necesita protección antiterrorista—. Dictaron una manera determinada de ser y de pensar, atormentando a sus víctimas con escraches infames. Impusieron a toda costa su lenguaje, a menudo impostado y absurdo, desafiando no sólo las normas sabias de las academias, sino el más puro sentido común. Se granjearon, en fin, después de calzarnos tanto miedo y tanta basura, la antipatía de la gente normal e incluso el rechazo inteligente de algunos de los colectivos a los que aseguraban defender.

En España, naturalmente, nuestra nueva izquierda —la que en su inculta fatuidad reniega de Julio Anguita y de Felipe González— se puso a la cabeza. Se erigió en administradora única del negocio, y utilizó la palabra negocio con absoluta deliberación. La cosa empezó con lo normal, lo razonable, lo necesario, la paulatina toma de conciencia de que hay vicios sociales intolerables. ¿Quién, salvo una bestia reaccionaria, no iba a asumir y apoyar eso? Pero el asunto exigía, por razones tácticas, tener un monstruo enfrente; y si éste no existía o no era lo bastante poderoso, fabricarlo. Engordarlo bien. De ahí la magnificación de una derecha extrema que antes apenas pesaba en la vida pública, y que ahora abunda en los telediarios y que incluso se ha creído de verdad a sí misma, alentada por individuos de la catadura del tal Buxadé o el siniestro Herman Tertsch. Pero al principio no era así, y de ahí proviene el apunte tóxico, el señalamiento, el adjetivo fascista aplicado a cualquier desacuerdo, cualquier disidencia, cualquier reacción opuesta, por argumentada y razonable que fuera o sea. De ahí, en fin, la equiparación de unos con otros, la cancelación, la prepotencia y la venganza, las campañas desencadenadas incluso contra las personalidades de izquierda o periodistas que, como mi también amigo Antonio García Ferreras y otros comunicadores e intelectuales brillantes, no quisieron marcar a ciegas el nuevo paso de la oca que ordenaban desde el mostrador de la taberna Garibaldi. Sicarios de esa izquierda dogmatizaban y acusaban, y siguen haciéndolo, en los medios digitales y las tertulias radiofónicas y televisivas. Y tan agresiva dictadura acabó envileciendo palabras nobles y perjudicando luchas justas.

Al final, claro, se acabaron viendo las costuras: la hipocresía y el turbio sesgo de quienes pontificaban, calumniaban y señalaban. El hermana yo te creo de Irene Montero y sus violadores liberados por la nueva ley, el chúpame la minga de Pablo Echnique, la venenosa bajunería y mala índole de Pablo Iglesias, gallito del harén, que las azotaría hasta hacerlas sangrar —prepárense, pues se dispone a volver mediante señora interpuesta—, el ridículo lenguaje cursi-infantil de Yolanda Díaz, el farisaico pseudofeminismo del hoy cancelado y escondido Peio Riaño —patético agitador cultural que sostenía que los cuadros de El Prado son machistas—, el enhiesto miembro viril de Íñigo Errejón y tanta basura, tanto camelo barato, tanta mierda empaquetada para su venta a granel por ciertos medios informativos digitales que, con eso y alguna ayudita financiera extra, se ganan la vida. Y de nuevo recurro a mi querido Soto Ivars para expresar lo que yo no diría mejor que él: “No creían verdaderamente en nada de lo que decían: eso lo supimos más tarde, cuando fueron despeñándose. El daño que han hecho a los colectivos que supuestamente defendieron todavía no se puede medir; hay que esperar a conocer la temperatura exacta de la reacción furiosa que han despertado. Lo indiscutible es que quebraron el progreso. Las sociedades occidentales eran cada vez más igualitarias, inclusivas y diversas, pero ellos no podían vivir sin su batalla. Ahora, a saber qué pasará“.

Y lo que pasará, lo que inevitablemente tenía que pasar, está pasando. Que las grandes empresas norteamericanas como Disney, MacDonald’s, Harley Davidson, Ford, Meta, Cartepillar, Amazon, bancos poderosos y fondos de inversión —los europeos irán detrás, como siempre— empiezan a adaptarse al nuevo clima político; y en parte por miedo a las represalias de la derecha emergente y en parte porque comprueban la temperatura, templan el vocabulario y retiran dinero de campañas que antes apoyaban. Atentos al sentir pendular de su clientela, se desmarcan cada vez más de esas dos décadas de presión y sobreactuación insoportable. O sea que, en mayor número, los ciegos atenienses piden a Arístides que escriba su propio nombre en la concha y se vaya a hacer puñetas. Y lo hacen como era previsible —y temible— que lo hicieran: yéndose peligrosamente al otro lado, propiciando el resurgir en España, en Europa, en los Estados Unidos, de un ultranacionalismo conservador, crudo, arrogante, agriamente populista, al que ahora se acogen los cabreados y los desesperados, los fatigados de tanta demagogia y tanto cuento chino; no sólo para darle su voto, que, al fin y al cabo, de eso trata la democracia, sino para confiarle la revancha, la venganza contra todo aquello que semejantes cantamañanas les hicieron engullir durante veinte años. Por los daños irreparables causados, por la incertidumbre y el disparate.

Nada tranquilizador, desde luego: se avecinan horas negras, y Trump de nuevo en la Casa Blanca es el más perverso ejemplo. Pero lo peor del asunto es que los mismos que, allí y aquí, hicieron posible la tormenta se proclamarán ahora más necesarios que nunca, postulándose a sí mismos para combatirla. Seguirán ahí esperando otra vez su hora, confiados en que el futuro péndulo de la Historia los favorezca de nuevo entre los escombros del mundo razonable que tanto han contribuido a demoler. Al fin y al cabo, las ratas son los únicos animales capaces de sobrevivir a cualquier desastre.

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Artículo publicado en El Mundo el domingo 9 de febrero

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Juan Manuel Jordàn
Juan Manuel Jordàn
1 mes hace

Tropezar diez veces con la misma piedra… Iberia no aprende, no comprende.

Piapoco
Piapoco
1 mes hace
Responder a  Juan Manuel Jordàn

No es Iberia; es el mundo entero. Ahí radica la extrema gravedad del asunto.

Francisco Brun
1 mes hace

Un mundo razonable. Parecería algo sencillo de lograr, familias progresando con su trabajo, educando a sus hijos, yendo los fines de semana al parque, en verano unos días al mar, en invierno unos días a la montaña, o disfrutando de un campamento a la luz del fuego en un bosque mirando un cielo estrellado.
Pero una vida razonable en este mundo que hemos creado, es algo solo posible en una película de ciencia ficción.
Hartazgo es lo que yo siento de tanta “ideología”, de izquierda y de derecha.
Estos proyectistas del mundo, pensadores de un mañana mejor, son los primeros en traicionar lo que proclaman, astutos trabajadores del chamuyo, charlatanes es la palabra justa.
El mundo posee en mi opinión una estructura de funcionamiento, encolada por un pegamento súper resistente, el poder. Conseguir poder es conseguir y dirigir voluntades, realizar caprichos, o siniestros actos inconfesables; todo es posible con el poder.
—Si, me olvidaba, la democracia…es solo un trámite bien armado para entretener a los ciudadanos y hacerles pensar que la cosa es transparente.
¿¡Quien no va a ser de izquierda!?, de una izquierda en mi opinión, bien entendida, no bolchevique a ultranza. Millones y millones de personas en todo el mundo no pueden tener otra ideología, es el único paraguas que posee un trabajador, incluso un profesional, para protegerse del atropello de los poderosos. Pero parece ser que el proyecto fracasó y los millones y millones de trabajadores se agotaron de las promesas y ahora votan a la derecha, como si allí estuviera la solución para el logro de ese mundo razonable que se pretende.
Bien se ajusta este viejo refrán: “la culpa no la tiene el chancho, sino quien le da de comer”, La izquierda alimentó al chancho, pensando que se lo comería al horno, y ahora el chancho nos metió al horno a todos nosotros.
Es muy probable que tengamos que enfrentar nuevamente, ese pasado nefasto de solo dos clases sociales, los ricos recalcitrantes, y los pobres sumidos en una miseria irreversible; exagero, no lo creo.
A los políticos charlatanes de izquierda les digo, que se pueden ir bien al carajo, con su ideología, sus libros, su cultura y su biblioteca. No han servido para nada.

Cordial saludo

Ricarrob
Ricarrob
1 mes hace
Responder a  Francisco Brun

Ni izquierda ni derecha, sr. Brun. Todas las ideologías políticas carecen ya de significado ninguno. Han dejado ya de ser representativas de algo o de alguien. Son cáscaras vacías sin significado ninguno. Se han convertido en montajes de nuestra sociedad actual para mantener los pesebres de cientos de sinvergüenzas. Es una forma de vida, de buena vida, es la picaresca del siglo XXI, Son el ciego y el pícaro robándose el queso mutuamente y robándonoslo a los demás. El queso y la cartera. Hay que pagar hermanos y mujeres y helicópteros y aviones.

Es necesario un replanteamiento completo de todo el sistema político ya que esto, del rey hacia abajo, no funciona. Todo está montado para su privilegio y para su disfrute. Vamos como idiotas a votar a gentes, a sinvergüenzas, que se ríen de nosotros, de todos. Derechas o izquierdas es una mera nomenclatura clasificatoria sin contenido, son todos iguales.

Los trabajadores, la gente común, la clase media, les importamos un pito. Siempre que sigamos pagando los impuestos.

Uno de los ejemplos más espeluznantes, mencionado por don Arturo, que yo veo, es el de Errejón. Adalid feminista, adalid progresista, adalid de las nuevas ideas del buenismo internacional, de la sociolomierda de los gurús académicos progres, adalid de la extrema izquierda revolucionaria y jacobina. ¡Cómo ha quedado! Su desprestigio es total. Y la Yolandísima en su defensa (eso sí, después de ir a la peluquería y a la boutique a por ropita).

Un abrazo, sr. Brun.

Piapoco
Piapoco
1 mes hace
Responder a  Ricarrob

Su párrafo que comienza con “Es necesario un replanteamiento completo de todo el sistema político…” es excelente. Estoy totalmente de acuerdo.

España tardó demasiado tiempo en darse cuenta de que la “nueva izquierda” -esto me da mucha risa pero no sé si por la pretensión de ser nueva o de ser izquierda- estaba propulsada por personajes que cumplían con cuotas sociales estilo Hollywood: tiene que haber un irlandés, un mexicano, un chino, un negro, una mujer y un ciego/cojo/autista. En el caso español, el paquete tenía todos los agujeros cubiertos con el arremangado de camisa blanca hijo de sufrido proletario, el ratón de biblioteca con culos de botella, el paralítico que progresa a pesar de, la señora bonita pero aguerrida, el filósofo incomprendido, etc. Fue una verdadera falta de respeto a la inteligencia del ciudadano español, que sin embargo y en gran medida se tragó la carnada, el anzuelo, el plomo, el sedal, la caña y la lata de gusanos.

La buena música, sea del ritmo que sea, necesita ejecutantes, no maniquíes; de lo contrario no es más que una farsa.

Ricarrob
Ricarrob
1 mes hace
Responder a  Piapoco

Muchas gracias, don P.
Saludos.

Marcos Alfonzo
Marcos Alfonzo
1 mes hace

Muy buen artículo, aunque humildemente sugeriría que el contexto latinomericano debiera mencionarse. Escribo de la Argentina, con la figura de Milei rondándome la vida y dejando atrás veinte años muy parecidos a estos que se nombran en el artículo. Creo intuir en qué categorías ubicaría el autor a esta figura, en especial porque no hace mucho se sucedieron algunos artículos de alerta, a propósito de un periodista del diario La Nación, descalificado en algún discurso presidencial. Espero poder leer la opinión de don Pérez-Reverte sobre esto que nos acontece en esta parte del mundo.

Jorge
Jorge
1 mes hace

¡Simplemente genial!

jfcb
jfcb
1 mes hace

Las ratas y las cucarachas

Eddy
Eddy
1 mes hace

Excelente, brillante la exposición de Arturo,no hay espacio a la razón ,de extremo a extremo.

Ricarrob
Ricarrob
1 mes hace

Sencillamente genial, don Arturo, esta tremenda descripción de la situación actual. Tristemente, lleva usted razón en todo. Efectivamente, la izquierda cutre tiene la culpa y no hay más cutre izquierda que la española que, respecto a lo woke (saben ustedes que no me gustan los anglicismos impostados), son los más puestísimos, absurdamente.

Y se ha dejado usted muchas cosas en el tintero. Cosas que avergüenzan y que llenan de estupor. Con gilipollas como Biden que para darle un toque más sarcástico a su inutilidad y su geriatría, concede el perdón a su corrupto hijo con lo que ha terminado de hundir a su partido en la más pavorosa de las ignominias. O los nepotismos hispanos de esposas y hermanos, vecinos y conocidos que sonrojan al más izquierdista tradicional que se tenga como tal.

Porque, además, de la defensa de microcausas espurias y falsos e interesados indignaditos varios, está la gravísima corrupción de la izquierda. El ¡llenad los bolsillos que esto se acaba!

Y nadie entiende cómo se puede defender el ultrafeminismo más descerebrado y, a la vez, a regímenes como el de Irán o Moscú que tienen sometidos a mujeres y a homosexuales.

Y nadie entiende cómo se pueden defender por la izquierda regímenes totalitarios, verdaderas dictaduras, como la de Venezuela o la de Rusia. Defender pucherazos y defender negocios interesados y personales en estos países.

Y nadie entiende cómo se pueden defender teorías antieuropeas como las de los europeísmos varios, nacidos de las universidades.

Y nadie puede entender cómo se atacan principios de nuestra cultura Occidental, denigrándola, desde los púlpitos de las cátedras y de las presuntas investigaciones sociológicas.

Y nadie entiende cómo la izquierda ataca a los fundamentos de la sociedad como son la familia y la escuela, para disolverlas y que el individuo se enfrente a sus dogmas y fanatismos en completa soledad, inane.

Y nadie entiende ese gran empeño por implantarnos la ingeniería social para desmembrar lo poco que queda de una sociedad ya en descomposición.

Y nadie entiende cómo se pueden sacar a la calle a los violadores.

Y nadie entiende… … … tantas y tantas cosas… … … tantas y tantas chorradas… … …

Se le distingue a usted, don Arturo, en su escrito, una intensa situación personal de cabreo. La misma que tengo yo y la que tenemos mucha gente.

Pero el problema está ahí. Hartazgo generalizado, sí. Ostracismo, sí. Pero la alternativa (que no parece haber otra) no es la más recomendable como así ha sucedido en Usa. Ya he dicho en otras ocasiones que esto se parece cada vez más a los años veinte del pasado siglo.

Ostracismo, sí. Solución, no sé, mal vamos.

Francisco Brun
1 mes hace
Responder a  Ricarrob

Totalmente de acuerdo señor Ricarrob en su análisis. Me temo que estamos ingresando en un desfiladero, en donde muchos ya han caído al precipicio de un destino, sin destino.

Cordial saludo

Basurillas
Basurillas
1 mes hace
Responder a  Ricarrob

El problema, por ahora y desde hace muchos siglos, es que a la Democracia la han secuestrado los partidos políticos. Como en una sociedad anónima de enriquecimiento injusto, ellos son los que estructuran, ordenan, ponen y quitan, elaboran listas electorales y, bajo el mandato imperativo de su líder (una dictadura como cualquier otra) votan o deshacen normas, acuerdos, tradiciones, voluntades y hasta el honor y dignidad de las personas.
Pero resulta que la soberanía radica en el pueblo, en todos y uno a uno de los ciudadanos, y ellos son los verdaderos timados, asaltados, expoliados y secuestrados. Y en el origen de la democracia actual están unas personas elegidas al azar entre los ciudadanos y que forman las Mesas Electorales, cuya composición y asistencia a ellas es obligatoria salvo causas muy tasadas. Ese es el origen de todo el proceso, algo aleatorio y obligatorio.
¿Y qué decir de la Justicia que, en casos importantes, se imparte a través de la institución del Jurado, donde curiosamente la asistencia es obligatoria, salvo causas muy tasadas, y los miembros son elegidos al azar?
¿No les resulta curioso que, en su origen, el sistema funcione mediante el azar y la obligatoriedad entre TODOS los ciudadanos; y luego dejemos que unos dictadores (la mayor parte de las veces unos miserables e indeseables en el fondo, cuando no directamente delincuentes) llamados políticos de partido dirijan el cotarro de todo el sistema supuestamente democrático, imponiendo su voluntad por las buenas o por las males, y practiquen sin pudor el engaño, la farsa, la demagogia, el chantaje, el marrullerismo y hasta la corrupción más bellaca y vil?
¿Y no sería hora ya, tras tantos siglos de intentos y fracasos, de dar un paso más y, mediante también el azar y la obligatoriedad, dejar que los ciudadanos aislados ocupen las más altas instituciones del Gobierno? ¿Por qué no un presidente del gobierno elegido al azar por un par de años? Ya tendría suficientes funcionarios de carrera que le asesoraran objetiva y debidamente y sólo necesita algo de sentido común y unos gramos de moral y ética, que es casi lo mismo. ¿De verdad creen que ese ciudadano anónimo lo haría peor que la gran mayoría de políticos bellacos sumisos a su líder y a los poderes económicos y a su propio y egoista interés personal? Total, cada vez más estamos entregando cuestiones vitales de la sociedad y de la relación entre las personas a algoritmos ( la I.A.) diseñados por quien sabe quien, con que objeto siniestro y con qué intereses. El Pueblo, el de verdad, usted, yo, todos nosotros, nos merecemos al menos una oportunidad antes de que las maquinitas, si las seguimos dejando, nos quiten voz, decisión, voluntad, trabajo…y lleguen a la conclusión de que no nos necesitan para nada. Y tal vez, en el fondo, tengan razón.

Piapoco
Piapoco
1 mes hace
Responder a  Ricarrob

Parte del problema está en repetir interminablemente estereotipos como “dictaduras como la de Venezuela o la de Rusia”. Eso da la impresión de que puedo irme a dormir en paz porque los puñetazos que estoy recibiendo no duelen tanto como los de Mike Tyson. Cada país tiene su propia variedad de puñetazos -a lo que no escapa España-, así que cuando dejamos que desvíen nuestra atención hacia los golpes que reciben los demás no podremos darnos cuenta de que mientras tanto nos están robando los zapatos sin necesidad de aflojar los cordones.

Javier
Javier
1 mes hace

Destapa usted muy bien la cara de los títeres, pero no pone cara a los titiriteros, y ya va siendo hora de que alguien lo haga; alguien con bagaje intelectual, como pueda ser usted, o cualquier otra mente más o menos lúcida, y sin correas dependientes de según que títere.
Todo esto de la izquierda wok ha sido una tragicomedia necesaria, alimentada por los mismos personajes siniestros que alimentan a Trump, a Meloni, a Le Pen, a Milei; en las Españas, la misma mano que mece la cuna de Abascal, Ayuso, y algún que otro liberal en economía que salga, es la misma mano que meció la cuna de Pablo Manuel Iglesias, y toda su tropa de marxistas de Juego de Tronos, y de cafetería de la “Complu”.
Es hora de quitarse la venda de los ojos, de talar el árbol que nos impide ver el bosque, de crecer y hacernos adultos y dejar de jugar a ser tertulianos de baratillo.
Los mismos que han creado el problema, nos dan hoy la solución. “Dejo entrar miles de inmigrantes, porque necesito mano de obra barata, pero dejo también que crezca la ultraderecha porque necesito que alguien controle a esa mano de obra barata, no vaya a ser que se me rebelen y empiecen a pedir derechos, como los autóctonos, y al mismo tiempo creo el wokismo para guiar a esa nueva clase obrera emergente por el camino de la nueva revolución, que no es la de los derechos laborales, y si es la de los derechos de género, de raza, de religión, de lgtbihkz”.
Ese es el bosque. Eso es a lo que nos enfrentamos.
Por eso, creo que ustedes tienen la responsabilidad de hacer que la gente abandone la trinchera en la que los han metido, diciéndoles que Papá Noel no existe, que son los padres.

Aguijón
Aguijón
1 mes hace

Sólo añado a su esclarecedor artículo don Arturo:

Desarrollo sostenible,
Calentamiento global,
Palabras imprescindibles
Para volver a robar.

Y una noticia en relación a lo mismo:
“La Universidad de La Rioja suscribe junto a otras 54 universidades cambiar hombre por humanidad.”

Debe ser lo más importante en estos momentos.

Un saludo a la tropa.

Diego Soberón
Diego Soberón
1 mes hace

Don Arturo, muchas gracias por la gran claridad que pone al tema ya que ayuda a muchos que por tantos años hemos tenido ese enemigo invisible a nuestro alrededor. Estoy en la lista de los que se volvieron cautelosos desafortunadamente pues las agresiones y el desahogo de tanta ira y de tanta gente no paraban de encontrar salida. Como dice el dicho, “esta buscando quién se la pague y no quién se la hizo”. Ahora podremos respirar mejor, aún cuando haya una larga batalla enfrente, el puro hecho de no tener que hacer un esfuerzo para no sentirse mal con uno mismo por su cosmogonía, el sentirse tranquilo con su propia verdad ya es un gran alivio para el alma.

Pd. Hago mías las palabras de Niki Lauda en la película Rush cuando dice que las ratas son animales muy inteligentes, astutos y extraordinarios. No hay por que ofender a dichos animales comparándolos con personajes deleznables de nuestra triste historia.

Vistaldo
Vistaldo
1 mes hace

La culpa del resurgir de la extrema derecha ¿es de la izquierda? ¿Por igual en EEUU, en Argentina, en Holanda, en Alemania, en Hungría?

Me gustaría comentar con respeto, pero como aquí ya nadie respeta nada y se insulta desde el titular ya, os diré: no os estáis enterando de nada, por una sencilla razón: porque sois mayores, sois viejos.

Pasaos, si sois capaces, una semana entera en TikTok, en YouTube, en Twitch; suscribíos a newsletters de Substack sobre tendencias digitales, escuchad podcasts de influencers. No os lo vais a creer. El mundo ya no dispone de una realidad o una verdad compartidas, y mucho menos fijas.

Os habéis quedado muy atrás. Hay gente haciendo análisis profundos y acertados de la situación actual, pero no son periodistas nostálgicos de más de setenta años. Que, ojo, sois gente muy válida, intelectuales necesarios, pero que de antropología y sociología de 2025 no podéis aportar más que lamentos y diatribas.

Paco.
Paco.
1 mes hace
Responder a  Vistaldo

Analízanos algo anda!

Tasugo
Tasugo
1 mes hace
Responder a  Vistaldo

Ciertamente, Vistaldo, tu comentario ilustra perfectamente la tesis del autor del artículo: ignorancia, arrogancia, ceguera y estupidez por parte de la izquierda es lo que ha alimentado al monstruo que resurge a uno y otro lado del Atlántico.
Que los dioses se apiaden de nosotros, los que estamos atrapados entre los idiotas y los fanáticos.

Vistaldo
Vistaldo
1 mes hace
Responder a  Tasugo

¿Todos los millones de personas que votan a la izquierda son todas esas cosas que dices? ¿Y todas las que votan a la derecha, no? La culpa siempre es del otro, ¿no? La derecha que gobierna con la ultraderecha en muchos gobiernos autonómicos y locales país, eso bien. Y luego si no hay suerte contamos con los dioses, así en plural.

Gino
Gino
1 mes hace
Responder a  Tasugo

Entonces podría decirse que la derecha goza de cierta superioridad moral. Interesante.

Isabel
Isabel
1 mes hace
Responder a  Tasugo

Algún dia se terminarà la ley del elástico ? Es decir, sólo dos extremos en este universo infinito ? Sólo dos culpables ? Izquierda y derecha ? Eso si que es reduccionismo .Ambas comparten el cuerpo que las nutre. Al parecer una es la salvadora y la otra la sepulturera ? Blanco o negro y nada más existe ? Bueno el rojo , me olvidaba.Nadie percibe los movimientos que se generan lentamente ? No , revoluciones no ; son cambios que desconciertan porque no se ajustan a los paràmetros conocidos.Escuchemos al viento .

Basurillas
Basurillas
1 mes hace
Responder a  Vistaldo

A ver, cuente por favor, háganos partícipes de todas o algunas de esas realidades y análisis profundos, sesudos y acertados de la situación actual. Yo le hago partícipe de la mía y muy sencilla: el mundo es una mierda y el mundo que estos viejos dejaremos a las sigientes generaciones más todavía que el que recibimos. Pero ahora ya, confesado eso y nuestra culpa y solicitaros mil veces perdón, es la hora de dejar atrás tantos y variados sesudos análisis y arrimar por fin el hombro y plantear y ejecutar soluciones, cambios y medidas. La hora de las críticas y análisis ya ha pasado. Os toca mover ficha.
P.D.: cada día me alegro más de no haber tenido hijos y dejar futuros esclavos para este sistema tan alienante. Triste, muy triste…

Vistaldo
Vistaldo
1 mes hace
Responder a  Basurillas

En mi opinión, en las cosas importantes el mundo no ha empeorado: la esperanza de vida ha subido, la pobreza se ha reducido. Guerras, lamentablemente, han habido siempre.

Mi comentario iba contra las conclusiones simplistas, contra la intención del autor de azuzar a unos contra otros (derecha contra izquierda, nunca la gente contra las élites) y contra la falta de entendimiento del fenómeno de la vida digital que nos está arrasando (que sí me parece una verdadera mierda): una vida artifical en la que viven cada vez más y más personas, muchas más cuanto más jóvenes, controlada por un cártel, enfocada a crear adicción y a infantilizarnos con mensajes sensacionalistas .

Yo trataré de arrimar el hombro en lo que pueda, que sí que tengo hijos. Pero espero de los intelectuales que no le hagan el juego a los malos, a los malos de verdad. Que respondan con amor y no con odio, que todos los artículos del Sr. Pérez-Reverte son ya un insulto tras otro. Que nos inspiren en lugar de amargarnos. Que hagan su trabajo.

Ricarrob
Ricarrob
1 mes hace
Responder a  Vistaldo

Habla usted de conclusiones simplistas. ¡Vaya, que curioso! Mírese al espejo y no solamente para quitarse los granos.

Distinfa usted, por favor, lo que son las medias y su imprecisión, de lo que son números absolutos.

En númrros absolutos, hoy, el número de pobres es el mayor de la historia. Y no se han erradicado las hambrunas.

Hoy, seguimos viviendo, los que usted llama viejos con desprecio, unos poquitos años más que en la época de Pericles (no, no es ningún famoso tiktoker). Lo que ha mejorado es la mortalidad infaltil en todo el mundo, que es lo que realmente hace subir las medias. Ademàs, somos más viejos pero con enfermedades que casi no se conocìan antes: alzeimer, etc.

Aprenda a analizar que esconden realmente los datos estadísticos.

Simplustas, mírese al espejo…

Ricarrob
Ricarrob
1 mes hace
Responder a  Vistaldo

Usted, señor mío, estimadísimo, será viejo, tenga usted ahora la edad que tenga, en un tris tras, en un parpadeo. La mayoría de ustedes, los de 40 y de izquierdas es que siguen siendo adolescentes hasta los 50 o más. Y, además, piensan absurdamente que siempre serán jóvenes.

Don Arturo, ha comenzado su respetuoso artìculo, mencionando un hecho de la antigua Grecia, de donde proviene nuestra civilización, aunque ustedes, los buenistas de Tik-Tok lo nieguen. Eso sí que es sabidurìa, leer y recurrir a los clásicos, donde está todo, TODO. Las “platanoformas” que usted ha mencionado son efímeras, insustanciales, erróbeas y mentirosas. Manejadas por trumpes, putines y muskes, iglesias e iraníes para crear opinión y comerles el tarro a los adolesc3ntes como usted.

Mire usted, se ha dirigido, sin ningún respeto, a una generación que ya nos hacìan obligatoriamente adultos a los 15 ò 17 años, algunos incluso antes. Yo he trabajado desde los 10 años, ¿sabe usted? Ningún niñato adolescente me va a enseñar dònde tengo que informarme. Pero yo sí que tengo edad para decirle que lea a Homero, varias veces, a Ovidio, a Séneca, a…

Eso es algo que se ha perdido tambiém: el respeto a los mayores, a los ancianos de la tribu, a los que tienen la sabidurìa de lo vivido. Espero que a usted, en un parpadeo como le digo, le falten al respeto las generaciones que le siguen y seguirán, igual que usted falta al respeto a los hoy viejos.

Mucos y muchas de mi generación, en lugar de ir a Tok-Tik, aunque estemos jubilados, estamos estudiando de nuevo en la universidad, sobre todo humanidades (¿Sabe usred el significado de las palabras humanismo y humanidad? Seguro que lo encuentra em Tok-Tik). Estamos estudiando historia, arte, filosofía, etc. Leemos a Platón, a Simone de Beavoir para conocer al verdadero feminismo no el feminismo absurdo monterano, leemos a Michel Faucault para saber dónd están realmente las esclavitudes sociales, leemos a Bauman para descubrir que ustedes son una generación líquida, leemos y leemos y nos informamos y recurrimos a la Historia, a la Ilustración, al Renacimiento y a los clásicos.

Por favor, quítese usted los granos de la cara y madure. Pase sus vacaciones trabajando 8 horas en una cadena de montaje o recolectando patatas o recogiendo la aceituna. Seguro que sus ideas cambian y… madura.

Es lo que más me agrada de todo esto: un parpadeo y usted está como nosotros, aunque usted crea que no y que existe la adolescencia eterna.

Soy viejo, sí. Con orgullo, sí. Con satisfacción de lo vivido y aprendido, sí. Soy satisfactoriamente viejo y ningún adolescente me lo va a amargar. Soy viejo, sí. A ver si usted, en un parpadeo, lo asume de la misma forma.

Saludos, muy, pero que muy, cordiales.

carlo
carlo
1 mes hace

En su novela “1984”, George Orwell describe un futuro distópico donde el gobierno totalitario del Partido, bajo el omnipresente ojo del “Gran Hermano”, controla todos los aspectos de la vida de los ciudadanos. La sociedad está dividida en tres clases: los miembros del Partido Interno, el Partido Exterior y los Proletarios. Orwell explora conceptos como la vigilancia constante, la manipulación del lenguaje a través de la “neolengua” que limita el pensamiento libre, y la reescritura de la historia para ajustarla a la narrativa del Partido. La “policía del pensamiento” asegura la conformidad ideológica, y el lema del Partido, “La guerra es paz, la libertad es esclavitud, la ignorancia es la fuerza”, refleja la doblepensar, una forma de aceptar dos ideas contradictorias al mismo tiempo. Orwell advierte sobre los peligros del totalitarismo, la pérdida de la privacidad y la verdad, y la corrupción del lenguaje como medio para controlar y oprimir a la población.

Pepe Cuervo
Pepe Cuervo
1 mes hace

El problema es que la izquierda española no ha visto un verdadero fascista desde los años 70,s. También digo otra cosa el yankee al menos está cumpliendo lo que prometió, en su programa electoral lo decía. Al igual que otros “Ultraderechistas”, como Milei o Bukele, al menos estos cumplen, aquí ya sabemos que no mienten, que cambian de opinión. Y al fin y al cabo, si ganan los otros, ¿Qué coño queremos, no se trata de eso la democracia?, ¿O sólo es democracia si gana la izquierda?. Alguno en China estaría mejor.

Isabel
Isabel
1 mes hace
Responder a  Pepe Cuervo

Mis aplausos !!!

Gabriela Montoya Soto
Gabriela Montoya Soto
1 mes hace

En México, actualmente nuestro gobierno, que se dice de izquierda, es más derechista que la derecha. Tantos partidos políticos que tenemos y que nos cuestan tan caro,no son más que lo mismo. Tenemos gobernantes que han pertenecido a todos los partidos ¿ que es eso?
la descripción que ud. hace aquí ,pinta a nuestro gobierno, de cuerpo entero.

Shou Seiyo
Shou Seiyo
1 mes hace

¿Que Ferreras no iba al dictado y marcando el paso de la oca? Don Arturo, por favor, que nosotros también hemos estado aquí, mirando. Bien está defender a los amigos, pero mal está defender lo indefendible. Ferreras ha sido un muy gustoso colaborador de llamar facha a todo lo que se moviera, desde su posición de millonario de izquierdas que es.

Nut
Nut
1 mes hace

Contadas veces en la Historia la culpa es solo de un alguien, de un grupo, o de una idea. La causa (a los historiadores nos gusta más llamarlo así, por aquello de que no se nos vea el plumero) suele venir por más de un punto cardinal. Por eso en mi opinión, el artículo tiene verdades como puños y generalizaciones peligrosas, sobre todo si a ciertos sujetos y sujetas les diera por leer. Pero es un artículo de opinión, no se nos olvide; algo escrito como su nombre indica, con sesgo, sin pretensión de sentar cátedra, que debería servir para enriquecer, como todos sus congéneres, otras opiniones, no para cargar hondas, arcos y cerbatanas.
Me entristece lo poco que se tiene en cuenta que sin respeto a la diversidad ideológica no hay democracia, ni libertad, ni pijos ni flautas.

Última edición 1 mes hace por Nut
Antonan
Antonan
1 mes hace

Más razón que un santo, aunque no sé qué pinta el siniestro Ferreras en todo esto. Él fue adalid de los que luego le engulleron, no puede darme pena. Echo de menos alguna mención al ínclito presidente Cum Fraude y al PSOE que desde ZP vive de agitar ese miedo a una ultraderecha hasta ahora casi inexistente nutriéndola y mimándola y esmerándose en que se perciba que es el aliado natural del PP. Nadie con 2 dedos de frente puede justificar que la PZOE prefiera a las derechas nacionalistas vasca y catalana infinitamente más reaccionarias y echadas al monte que al PP, salvo para su propio afán de poder. En resumen: Que viene el lobo!

Ricarrob
Ricarrob
1 mes hace
Responder a  Antonan

Razón total lleva usted sr. Antonan. Las incongruencias son flagrantes. Están unidos a las dos derechas más rancias, carpetovetónicas y decimonónicas de toda Europa: el peneuve y la rancia burguesía catalana. Y, bueno, también a la izquierda más antisistema y más jacobina de todo el espectro mundial. Unas coaliciones totalmente antinatura pero que, desgraciadamente, perviven. Gracias, sobre todo al simplón, pasmado, melifluo y con menos movilidad que un mejillón gallego y, encima, antilider, del sr. Rajoy segunda parte. Creo que le van a proponer hacer una película sobre el hombre invisible.

Saludos.

Antonan
Antonan
1 mes hace
Responder a  Ricarrob

El bueno de Feijoo es tan mal político como tipo moderado, pragmático y buen gestor, no solo de la economía sino de los recursos humanos. Como gallego le conozco bien y se le echa francamente de menos. Eso sí, coincido en que con esta tropa tiene menos futuro que una hamburguesa en una piscina de tiburones hambrientos.
Saludos!

Ricarrob
Ricarrob
1 mes hace
Responder a  Antonan

Pues nada, sr. Antonan, que le den un puesto en Zara y el Pepe se dedique a buscar, debajo de las piedras, a un lider de verdad, porque este no gana ni a la loterîa ni aunque compre todos los números.

Saludos.

Antonan
Antonan
1 mes hace
Responder a  Ricarrob

Lamento tener que darle la razón… y, sin embargo creo que es el perfil que necesita este país en este momento.

Pablo Pumares
Pablo Pumares
1 mes hace

Artículo acertado, menos la obligatoria condena moral al presidente reincidente de EEUU. Las “horas negras” de Trump en La Casa Blanca, de nuevo…. Y de la mano de Robert Kennedy y Tulsi Gabbard, que eran demócratas hasta que se plantaron ante la máquina mediática de su partido y fueron ex-comunicados. De la mano también de muchos votantes antiguos de Obama y Clinton que no tragaron a Kamala. Se ve que aún hay que tragarse la idea woke que Trump, por ser un millonario blanco heterosexual, es el mal encarnado. Es lo malo de los intelectuales públicos, ya sea un Peter Hitchens en el Reino Unido o un Pérez Reverte en España. El presumir de una superioridad moral y intelectual, pero siempre desde el banquillo (o la terraza de la plaza mayor), quejándose de la ideología asfixiante de turno, mientras que faltan hombres demonizados y repudiados por brutos, incultos y peores, como Trump o Milei o Bukele, para cambiar las cosas en la vida real.

El Curioso Impertinente
El Curioso Impertinente
1 mes hace
Responder a  Pablo Pumares

“Artículo acertado, menos la obligatoria condena moral al presidente reincidente de EEUU”… señor mío, usted no ha entendido absolutamente nada

Juan Penzini
Juan Penzini
1 mes hace

Con todo el respeto que se merece, don Arturo, me parece que aquí ha patinado olímpicamente. Mi respuesta a su artículo en estas humildes líneas: https://www.facebook.com/share/p/1DojTPSWv4/?mibextid=wwXIfr

Basurillas
Basurillas
1 mes hace
Responder a  Juan Penzini

Con todo respeto y leído y aplaudido su comentario en Caralibro, no creo que sea patinar, como expresa usted respecto a APR, decir como él que el auge lógico de la derecha viene, en gran parte, motivado por la actuación de una izquierda esquilmatoria y autoabastecida por caudales públicos, que se ha olvidado de su base histórica, es decir la mejora de las condiciones de la clase obrera (y muchos autónomos pertenecen a ella en las formas, las cuantías y en el fondo) y de la ética como fundamento ejemplificador y se haya pasado a defender planteamientos futiles de todo tipo, al confesarse implícitamente incapaz de resolver los problemas reales de la gente, que es lo que usted, en síntesis, está diciendo.
El recurso a “los clásicos” es la forma de decir que nada hay nuevo bajo el sol que no se pueda detectar y aprender ya desde antiguo, casi en el origen de los tiempos, pues el ser humano, en esencia y valores, ha cambiado poco intrínsecamente y sólo la tecnología, prácticamente, ha conformado la modernidad.
Creo que usted y APR están diciendo lo mismo, diagnosticando lo mismo y criticando lo mismo: que esta izquierda ultrareguladora, parasitaria, esquilmatoria, arrogante y equivocada no puede quejarse ni sorprenderse de que los ciudadanos, paulatinamenente, estén hasta los huevos y los ovarios de ella, y que hayan causado que la ley del péndulo siga su curso normal y lógico.
Un saludo y de nuevo felicitaciones por su comentario.

Antonio
Antonio
1 mes hace

Las ratas y las cucarachas.

Camilo
Camilo
1 mes hace

Yo soy de los que piensan que, como ya dijo Newton, toda acción tiene una reacción. Francamente, la estulticia y el revanchismo progres estaban llegando a unos límites donde lo peor que podía pasar es que siguiesen hinchándose. ¿De verdad todos estos que se mesan ahora los cabellos con la “ultraderecha” no se dan cuenta de que se han pasado varios pueblos y que son ellos, en parte, los responsables de esta reacción en contra del buenismo y lo woke?
Gracias Sr Reverte por decir las cosas bien dichas y bien claritas.

Jacobo
Jacobo
1 mes hace

Siempre he procurado hacer el ejercicio de separar al artista/creador de su persona, y no juzgar su obra por su pensamiento o manera de comportarse, pero tengo que reconocer que con el señor Reverte siempre redoblo esfuerzos.
Atribuir totalmente el auge de la extrema derecha a los errores y tiros en el pie de cierta izquierda no sólo es sesgado y perezoso sino también, y sobre todo, irresponsable.
Es bueno para la propia imagen y para la salud en general tener claramente diferenciados medios, redes sociales y sobremesas con amigotes en tu casa. Pero parece que esas líneas se hacen más difusas según avanza la edad y se deja uno llevar por el mal humor.
Su florido artículo tendría más gracia si solo se quedase en un desahogo de abuelo cebolleta y no fuese además un agitador de cabreo ultra.
Peligrosos no son los que usted señala, que también a veces, sino los que blanquean actitudes fascistas, los que validan discursos de odio en pos de la libertad de opinión y los que se envalentonan con los que están peor que ellos. Esos no nacen como respuesta a cierta izquierda mojigata. Esos siempre han estado ahí, solo que ahora tienen más voz, a menudo gracias a artículos como el del señor Reverte.

Encarnita
Encarnita
1 mes hace

Pues yo no sé qué más argumentar, salvo estar de acuerdo con usted, señor Reverte.
Estamos de mierda hasta el cuello ,con perdón.

Josep
26 ddís hace

Ningún argumento y mucho insulto. Muy bien, P.R., muy bien, vas por buen camino….

Jared Pérez
Jared Pérez
26 ddís hace

Así ha sido, así. Gracias.

Joaquín
Joaquín
24 ddís hace

Qué grande D. Arturo
Qué frescor y libertad leer más allá del yugo chupiguay y del yunque adoctrinar.
Gracias

Última edición 24 ddís hace por Joaquín
Javier
Javier
5 ddís hace

“Tercera Ley de Newton o principio de acción y reacción:
Con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria: o sea, las acciones mutuas de dos cuerpos siempre son iguales y dirigidas en direcciones opuestas. Esta ley plantea que toda acción genera una reacción de igual intensidad, pero en sentido opuesto”.
Tanto profesor, tanta universidad, tanto listillo… Lo siento, pero me alegré de la victoria de Trumpy, solo porque se jodan los progres, progras, progrus, progris, pregres, prages…