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Encuentros con libros, de Stefan Zweig

Encuentros con libros, de Stefan Zweig

Nos explica Stefan Zweig en este título la importancia de compartir las lecturas y hablar de los libros leídos, de no dejar que caigan en el olvido. Y quizás por eso, Knut Beck rescató más de treinta textos que se hallaban acaso desperdigados en distintas publicaciones en los que el escritor trataba de obras, autores y literatura. Todos ellos llevan el sello del autor, su clase, ese punto erudito que se mezcla con una exaltación de lo que considera sublime unido a la sinceridad de quien admite que se ve incapaz de leer más de unas pocas páginas de un escritor que otros consideraban consagrado. Zweig escribe sobre libros y autores, habla de Goethe, Roth o Whitman, se atreve incluso con el Ulises de Joyce, con el que da una pequeña lección al lector actual sobre el respeto al creador. Quizás una obra no te guste o no creas que vaya a pasar a la historia, pero eso no ha de suponer un desprecio hacia su autor. Y es que todo el recopilatorio rezuma ese respeto unido a una pasión casi optimista cuando habla de literatura. Los sentimientos afloran y las obras que trata son en algunos casos directamente sublimes, mezclando el entusiasmo de quien habla de aquello que le provoca placer, con la clase a la que el autor nos tiene acostumbrados y contagiándonos de una suerte de nostalgia por aquellos libros que leímos tanto como por aquellos que trata y que aún no tuvimos el placer de abrir. Más allá de cada nombre y de cada obra, de cuentos, de vidas o de Goethe, este recopilatorio es un canto a la propia literatura que bien pudiera estar dedicada a Mendel, ese personaje entrañable que se sentaba siempre a la misma mesa en el mismo café.

Quizás por todo esto el lector se sienta más atraído por la parte en la que se dedica a la literatura en general y no a nombres concretos, pero ensalzar una sobre otra sería como hacer un estudio teórico que no tuviera ninguna aplicación en la práctica. Porque nos dice Zweig que si hay un libro ya no existe la soledad, presentándose a sí mismo como un devorador incansable de libros que no se conforma con cualquier cosa; y lo hace con una invitación maravillosa en un prólogo que constituye en sí mismo un relato con el que nos lanza una pregunta, ¿cómo sería la vida sin saber leer? Imaginad como sería no tener en la mano Atlántida, Roma o cualquier otro lugar; no poder conocer otras culturas, personajes e historias; imaginad el silencio dentro del silencio en el que leemos… Y entonces comienzan los títulos y las impresiones personales en las que más allá de la obra, el autor deja un rastro de sí mismo en la prosa y también en los momentos y modos que leemos o adivinamos entre sus letras. Recuerdo haber leído una vez que el mayor diario de un lector, el más sincero, sería aquel formado por los títulos que eligiera quedarse colocados cronológicamente a lo largo de su vida. Si eso es cierto, y me gusta pensar que lo es, lo que tenemos aquí son más de treinta años de la vida de Zweig en los que no se vislumbra aún su final, y quizás por eso, ese optimismo que he mencionado, tenga todavía más sentido. Estamos ante un Zweig erudito que no busca lucirse, busca contagiar ese momento cultural existente que pocos años después caería en la negrura del humo con el que se quemaron los libros. Nos enseña, incluso, a amar como adultos los cuentos y relatos de aventuras que leímos siendo niños.

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Autor: Stefan Zweig. Traductor: Roberto Bravo de la Varga. Título: Encuentros con libros. Editorial: Acantilado. Venta: Todos tus libros, Amazon, FnacCasa del Libro.

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