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Ferrer-Dalmau, Misión en Irak

En esta ocasión, Augusto Ferrer-Dalmau de nuevo se asoma a otra zona en guerra, para recoger en sus bocetos el día a día de nuestras tropas desplazadas en Irak, como siempre, allá donde se las necesita. Ferrer-Dalmau, ya visitó anteriormente nuestras tropas en Afganistán (2012), Líbano (2016) y Mali (2018), donde retrató a los militares españoles.

Dicen que Tolstoi dijo que “el secreto no está en hacer lo que uno quiere, sino en querer lo que uno hace”. Digo que quizá dijo, porque el mundo de las citas es tan apócrifo como el de las fake news tan en boga y otras falsedades de toda la vida.

"Pocos profesionales hay que no pongan el alma en el éxito. Unos a base de horas, otros a base de tesón y caídas, y los artistas, como Augusto, mezclan un poco de todo"

En esta línea del amor por el trabajo, Augusto Ferrer-Dalmau puede producir una cierta envidia. Posiblemente cualquier persona que se dedique al arte en un sentido amplio puede producir envidia, sana quizá, fundamentalmente al que gana su sustento con el sudor de su frente. A más sudor, más envidia. Y es que los artistas lo tienen todo… Con un toque de genialidad genética, son capaces de dibujar un cuadro hiperrealista o hipernovedoso o hipervendible, sin más que dedicarle un rato a su creación y dejar que su genio actúe por sí mismo. Lo mismo le sucede al escritor, o al escultor, o al bailarín que se deja llevar por una fuerza interior que, por ese mismo don recibido, genera figuras flotantes, rítmicas, armónicas, volátiles… No. No es así. Pocos profesionales hay que no pongan el alma en el éxito. Unos a base de horas, otros a base de tesón y caídas, otros por riesgo e intuición, y los artistas, como Augusto, mezclan un poco de todo.

Hace unos meses, no importa cuántos, Augusto, Lucas Molina, su editor y sombra, y yo mismo, que no me defino, fuimos a parar a Irak con una idea clara: “¡A ver qué sale de esto!”. Ese era el plan. Para completarlo, Augusto dibujaría, tomaría apuntes, imaginaría bocetos, se quedaría ausente e inabordable. Lucas haría mil fotos, insinuaría, propondría, daría ideas y sería el tertium quid para equilibrar dibujos de uno y texto de otro (un servidor). Yo, como coronel en mi recta final, abriría puertas en la estructura militar, facilitaría las múltiples escalas,  y pondría texto a tanto movimiento y experiencia, intentando hablar y sentir por otro, por Augusto.

"Irak supuso una inmersión durante unos días, no muchos, con todo un contingente de soldados españoles de esos que impresionan al que no los conoce… y al que los conoce"

Hay un concepto muy en boga en la milicia, que en realidad es antiguo como la tana, y que llamamos mission command, así, ampuloso y siempre en inglés, y que viene a ser “explica bien las cosas y deja hacer”. Augusto es de esos. Entre sus largas chácharas, que lo son, pasa un alto porcentaje de ellas dedicadas a la chanza y el chascarrillo, pero lo que quiere lo dice en dos palabras… y se fía (inconsciente) del buen hacer de los que le rodean (-amos).

Irak supuso una inmersión durante unos días, no muchos, con todo un contingente de soldados españoles de esos que impresionan al que no los conoce… y al que los conoce también. Impresionan por su sencillez, por su método, por su seriedad (¡y por su humor!), por su dedicación de más de 24 horas al día, por su resistencia… y por su humildad. En Zona de Operaciones, los problemas domésticos están lejos… muy lejos. Nuestras miserias nacionales aparecen desdibujadas, repetitivas, sin evolución, de escaso interés. Y todo esto se refleja en el día a día, en cada movimiento, en cada comentario, en el gesto del soldado preocupado y relajado al mismo tiempo. Preocupado por el éxito de la misión de cada día y relajado por estar concentrado en un único problema: la acción de ese día.

Captar todo esto no es fácil. Es sencillo pintar si se tiene el don, si se tiene la técnica, si se tiene el tiempo y la valoración del público que aprecie nuestro arte (no el mío), pero para ser el mejor no basta con todo eso. Requiere algo que va más allá. Y va más allá el vivir algún tiempo con las tropas para captar su esencia, su preocupación, su preparación, su planeamiento, sus desvelos y, así, captar su gesto. El gesto no es una foto. El gesto que cautiva es una sucesión de momentos captados por la foto de Lucas y la acumulación de vivencias, de comentarios, de confesiones, de bromas; y ahí es donde Augusto le da. Le da y nos lo da. Nos lo da en este libro en el que se reflejan no solo la misión en Irak, sino muchos años de operaciones, aquí, allá y acullá, en tierras, mares y cielos, pero siempre con un espíritu de sacrificio tan difícil de entender en tiempos de miserias de valores. Tanta miseria que la misma expresión de “valores” suena huera, vacía, suena a expresión hecha cuando, en realidad, encierra toda la esencia. El que entienda esto entenderá este libro y captará el valor de estos bocetos de Augusto a los que, con limitaciones, añado un texto.

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Autor: Juan Bustamante Alonso-Pimentel. Título: Ferrer-Dalmau: Misión en Irak. Editorial: Galland Books. Venta: Historical Outline

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