Tras el éxito de Joker (2019), Todd Phillips regresa con Joker: Folie à Deux, una secuela obsesionada con llevar la narrativa más allá de las convenciones del cine basado en cómics. Mientras la primera entrega deslumbró al público con un estudio psicológico intenso y una crítica social descarnada, esta nueva entrega amplía su alcance con elementos musicales que reflejan la mente fragmentada de sus protagonistas, Arthur Fleck y Harley Quinn, esta última aquí conocida como Harleen Quinzel.
Así, el título, Folie à Deux, no es casual, siendo éste un término clínico que describe una psicosis compartida y que encapsula la dinámica entre Arthur y Harley Quinn, interpretada por Lady Gaga. Su relación, marcada por la dependencia y la toxicidad, se presenta como un núcleo narrativo que fusiona amor, destrucción mutua y, eventualmente, decepción.
Si bien de forma obviamente arriesgada, el elemento musical de la película introduce un giro radical en la estructura de la cinta. Las canciones y coreografías no son meros adornos estilísticos, sino extensiones emocionales de los personajes. Probablemente inspiradas en obras como La La Land o Chicago, y con apenas un tema original a lo largo de toda la banda sonora, estas secuencias reflejan la confusión mental de Arthur, donde los límites entre la realidad y la fantasía se desdibujan por completo. Temas como “That’s Entertainment!” o “That’s Life” sirven como vehículos para expresar los estados mentales de ambos personajes, añadiendo una capa de complejidad con respecto a la obra anterior y, ya no digamos, a la narrativa habitual del cine de superhéroes. Por otra parte, la química entre Joaquin Phoenix y Lady Gaga ha de ser clave para, al menos a largo plazo, el éxito de esta apuesta, cuyo resultado podría consolidar a la película como una obra de culto o dividir a su audiencia y a la crítica, como, por el momento, parece estar sucediendo.
En este sentido, la desconexión entre la narrativa y las expectativas tradicionales de buena parte del público es uno de los mayores riesgos de esta secuela. Folie à Deux no persigue repetir la fórmula de su predecesora, sino expandirla hacia un terreno menos definido y completamente nuevo. Esta carencia de anclaje, tanto en su estructura como en su tono, es también su mayor fortaleza: una invitación a experimentar la locura en su estado más puro.
El tiempo pone las cosas en su sitio, ampliando las posibilidades de comparación y desafiando la fortaleza de las obras. En lo que a un servidor respecta, a mí esta segunda entrega me ha convencido de principio a fin, destacando el momento cuando, en un gesto de homenaje a los creativos de DC, se nos presentan los dos —tres en los cómics— Jokers.
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: