Somos oxígeno y carbono erguidos sobre la Tierra en la que a punto estamos de perder pie. El corazón hace tiempo que lo redujimos a partículas de plástico. No hay homo sapiens que lo ignore, pero soberbio insiste en negar el fracaso de su relación con las raíces de su naturaleza. Los cielos en los que leer a fondo las estrellas; las montañas en cuyas cumbres respirar un grito abierto de par en par; los ríos de risas frescas entre murmullos de juncos y de fauna; los mares donde las olas son la música más antigua de la vida y su marea el relato de sus civilizaciones. El ecosistema de nuestra identidad devorado por la depredación de lo más salvaje que el ser humano lleva dentro: la voracidad del dinero, la arrogancia de destruir a pesar de las consecuencias. El futuro de nuestra vida es borroso, y en su defensa un escritor que, además de oxígeno, de carbono y de experiencia, de imaginación también anda, nos escribe con voz de Tusitala frente a la realidad que le parece inverosímil y preocupante. Siempre ha dominado José María Merino esa oralidad de lo mágico del lenguaje que es la identidad más segura, y el mejor instrumento para darle a los sueños alas y procurarle a la filosofía espíritus que abonar.
Es lo que tiene su dominio de la alquimia de la literatura. Merino coge las tormentas de granizo y las inundaciones de basura que nos deterioran a diario el paisaje de lo que somos, y las convierte en cuentos morales en Noticias del Antropoceno. Una bitácora con 50 historias, que nos envuelven en el placer de la lectura y el escalofrío de lo que denuncian en torno al consumo de lo cotidiano. Lúcido, sabio de edad y de conocimiento en la mirada sobre el mundo y en las palabras con las que tomarle el pulso, narra alrededor de la vieja hoguera del cuento para recordarnos aquello de lo que mejor venimos y aquello de lo peor que hacemos. En sus relatos crea puentes de memoria entre abuelos y nietos, y a través de sus vínculos despliega, ameno e inteligente, el dolor, la educación a mano de lo sensible y de la ternura, la crítica documentada en los desgarros de la actualidad acerca de la agonía del medioambiente, a los que nos hemos acostumbrado inmunes, lo mismo que ante el drama de las guerras o el éxodo migrante. Laten también en las páginas de este Bestiario de la catástrofe, donde la papiroflexia de la imaginación crea grullas de la supervivencia, melancolía por el paraíso que no hemos dejado de ir perdiendo desde que mordimos la manzana de usar y tirar; escepticismo de presente frente al nuevo mundo en construcción, y en destrucción el planeta; y la belleza del aliento narrativo de este antropólogo del cuento y maestro fabulador de historias de nuestro alrededor y las posibilidades de una misma realidad.
«Antropoceno» es el término telúrico que invoca Merino para diagnosticar el holocausto del hombre, abandonado por un Dios desencantado de su obra que dimite en el inicio de los relatos. Y desde su concepto practica una didáctica autopsia literaria de la enfermedad terminal de la Tierra, provocada por éste. Resultan cercanas e ingeniosas el medio centenar de distopías acerca de un continente de plástico en el que por un instante Adán y Eva vuelven a enamorarse; de un joven escritor que trata de relatar el fin del mundo rural; de las 1.300 toneladas desaguadas en las viviendas domésticas que crean un monstruo de las cloacas en Londres, y del que una parte la transforman en arte natural los traficantes de provocativas estéticas. Hay entre la fauna y flora de las historias pulpos que le enseñan a un buzo inmerso en el océano para alejarse de las atrocidades de la superficie, el abrazo entre la vida y la muerte; una palmera por cuyo amor un hombre no impide un accidente, y de su historia otro termina acariciando la piedra de una sirena; y esculturas de plásticos vertidos en playas y montañas que un ecologista recrea.
No falta tampoco, entre tantas cicatrices medioambientales y nuestros hábitos insalubres, una radiografía sarcástica de la sociedad. De la que permitió la pérdida del valor social de las Humanidades, y de la actual, de la que sospecha que sus seres tampoco son adecuados para el siglo XXI. La prevaricación; el blanqueo de dinero; la financiación de los partidos políticos; el deterioro progresivo de la estructura sanitaria; la manipulación de imágenes para fabricar los deepfakes; la verdad de las apariencias que crean los medios de comunicación; el maltrato doméstico; la pedofilia; el deterioro del empleo y de la clase media; la belleza estética de los neo Frankenstein y la ruptura emocional con la edad; el poliamor frente al romanticismo clandestino; la aparición del turistravío, enfermedad por el frenesí del turismo que en 2015 simbolizaron los más de 1.200 millones de viajes de los residentes de la Unión Europea; el mercado negro de órganos de refugiados de Siria y de condenados a muerte en China (maravillosa sobre este tema la novela Seis maneras diferentes de morir en Texas, de Marina Perezagua) son algunas de las huellas de la basura de la naturaleza humana que despiertan la amargura y el escepticismo de estos aguafuertes.
Tratándose de José Marino, sus cuentos tienen que tener un relámpago azul de esperanza. Y por eso entre sus historias brillan hermosos los cuentos clásicos que la nieta le actualiza a su abuela, o el relato de la permanencia de la literatura sobre los emoticones con falso rango de pictogramas prehistóricos. Su emoción hace que el lector se aleje como el mendigo cheroqui por el sendero de las lágrimas en busca de una Biblioteca fantasmal, bajo el parque de un museo de Zúrich, en la que se abren los libros con tan sólo nombrarlos y flotan las palabras igual que sortilegios. El último refugio desde el que emprender un mejor Homo Sapiens.
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Autor: José María Merino. Título: Noticias del Antropoceno. Editorial: Alfaguara. Venta: Todostuslibros y Amazon.
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