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La habitación contigua

La habitación contigua

La selección que ha realizado Juan Antonio Molina Foix de los relatos de Vernon Lee (1856-1935) para esta antología, excelentemente editada por Cátedra (ilustrada, con una excelente introducción y una extensa bibliografía) no ha podido ser más adecuada. Los “cuentos de fantasmas” de esta escritora victoriana, de nacionalidad británica pero accidentalmente nacida en Francia, que tardó en pisar las “las islas” veinticinco años, no son abundantes (dieciocho) pero sí relevantes. Constituyen, de hecho, un material de alta calidad que el tiempo y sus apasionados lectores han consagrado como clásicos en esta rama de la literatura, demediada durante mucho tiempo por la crítica oficial.

Se ha dicho, creo que por la propia autora, responsable de una copiosa obra ensayística sobre estética y sobre arte y cultura italiana, que “la expresión artística y lo sobrenatural son antitéticos”. Si así fuera pocos autores habrían hecho más para refutar este aserto por la vía poética. Hay cierta similitud lejana con el caso Lovecraft, cuyo materialismo estricto, ponderado por tantos críticos como dogma existencial, contradecía frontalmente el elemento onírico y paleomitológico manifiesto en gran parte de su producción literaria.

"Algunos de sus relatos giran sobre el tema del exilio de los dioses paganos y su presencia subrepticia en el mundo moderno"

Que hoy resulte olvidada gran parte de la obra de la autora de Esa maldita voz, el genial relato que da título a este volumen, consagrada al pacifismo, el feminismo, el socialismo y los libros de viajes, y sea aún especialmente apreciada por los lectores de relatos fantásticos y terroríficos, resulta paradójico y llama a la sonrisa. El paso del tiempo, metáfora de la inercia que en gran medida mueve el universo, no sólo provoca olvido, también, en ocasiones, parcelas de sentido que danzan como vigorosas marsopas sobre el ritmo indeterminado y fluctuante de las olas.

Algunos de sus relatos giran sobre el tema del exilio de los dioses paganos y su presencia subrepticia en el mundo moderno, siempre con “otra vuelta de tuerca”, como diría Henry James (1843-1916), al que le unió una fecunda amistad. Sobre la femme fatale, pero principalmente, como advertirá el lector atento, sobre la fascinación que los muertos ejercen sobre los vivos, escribió muy afortunadas narraciones.

Violet Page, su nombre original, vivió, no sólo en sus orígenes, una vida viajera y cosmopolita, y recibió una educación esmerada, alejada de lo público y convencional. Fue un personaje “humana, y artísticamente, individualista e intransigente, irreductible e intemperante”, como señala Juan Antonio Molina —uno de los principales especialistas de literatura fantástica en nuestro país, por cierto, y fundador, en 1973, de la mítica editorial Nostromo— en su brillante introducción. Estuvo en España en 1888 y, producto seguramente de sus impresiones, elaboró uno de los relatos incluidos en la antología que nos ocupa, quizá el más bizarro: “La virgen de los siete puñales: Una fantasía morisca del siglo XVII”. Molina lo describe muy apropiadamente como “una blasfema visión finisecular del mito de Don Juan”.

Como señala Mario Praz (1896-1982), que la conoció y frecuentó en su juventud, “tuvo como pocos el genio de descubrir el ritmo feérico secreto de un paisaje, de una época, de una obra de arte”. Fue una auténtica creadora de mitos —seguimos a Praz—, especialmente dotada para la fijación de lo inefable. Una habilidad poética, añado, que linda con los poderes chamánicos y de la que hizo uso incluso para su obra ensayística. Sus Studies of the Eighteenth Century in Italy, de una brillantez encomiable, fueron escritos a los 24 años, siguiendo un camino intuitivo muy distinto del método propuesto por los académicos de su tiempo.

"La fascinación que los muertos ejercen sobre los vivos la sentimos aquí como en un sueño lúcido, y da al lector una potencial experiencia estética de alto calado"

Los seis relatos contenidos en esta selección, escritos entre 1881 y 1913, de los que voy a hablar lo menos posible para no romper el encanto y la sorpresa que sin duda acompañarán a quienes asuman su lectura, se articulan en torno a la “confrontación con la alteridad del pasado premoderno”. Sigo en todo momento las indicaciones eruditas del editor, recomendando, eso sí, a quienes frecuenten este volumen, relegar la lectura de la introducción a la culminación de la deliciosa exploración estética y espiritual que constituirá fusionarse con la materia literaria que acá se nos ofrece. Tras la lectura de las textos, la lectura de la introducción constituirá un complemento imprescindible para mejorar la comprensión e intensificar el disfrute de las narraciones creadas por esta “terrible sacerdotisa de las artes”.

Los relatos, espléndidamente traducidos, van acompañados, como acostumbra esta acertada colección de Letras Universales, de numerosas notas explicativas a pie de página, que permitirán al lector participar en un mundo ya lejano, borroso, olvidado y fatal, como si estuviera allí mismo. La fascinación que los muertos ejercen sobre los vivos la sentimos aquí como en un sueño lúcido, y da al lector una potencial experiencia estética de alto calado y muy siniestras y satánicas, por qué no mencionarlo, connotaciones.

Vernon Lee fue, como fantasista, una autora alejada de los gustos mayoritarios de su tiempo, con una impronta esotérica muy personal, sin duda fundamentada en un muy original coqueteo con lo sobrenatural de gran intensidad. sobre el cual mantuvo una absoluta discreción. Su estilo es marcadamente moderno e innovador, con un regusto musical evidente. El relato que da título al volumen lo demuestra plenamente. Sus personajes se harán inolvidables para los lectores que los encarnen mediante una atenta conciencia lectora: Dionea, Medea di Carpi, Oke de Okehurst…

Su legado, alquímicamente concentrado, podría resumirse en el siguiente aserto: “Nada salvo un alma resonante”.

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Autor: Vernon Lee. Título: Esa maldita voz y otros relatos fantasmagóricos. Traducción: Juan Antonio Molina Foix. Editorial: Cátedra. Venta: Todos tus libros

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