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La normalidad está sobrevalorada

La normalidad está sobrevalorada

Descubrió que los fallos eran más fascinantes que lo perfecto. Que la búsqueda de la perfección era aburrida. Y empezó a pensar en freaks y en mutaciones genéticas monstruosas.

Así empezó todo.

Hablo de Katherine Dunn (1945-1916). Hablo del origen de Geek Love: un relato donde los lazos amorosos de una familia envuelven a cada uno de sus miembros como tentáculos pegajosos. Pueden ser amores tóxicos, retorcidos. También, puros, generosos.

También mortales.

"No hay pizca de amargura, hay orgullo de ser diferente"

Y sigue siendo amor, a pesar de que —o porque— sus protagonistas sean seres extraños, deformes, raros. Geek Love es la historia de un circo familiar de monstruos, La Fabulonia de la familia Binewski. El director del circo y su esposa realizan experimentos genéticos —caseros, porque todo aquí tiene un aire irónico-hogareño— para que sus hijos nazcan deformes y puedan formar parte del espectáculo. Lo logran con creces: tienen dos siamesas unidas por el tronco que tocan el piano, un hijo con aletas en vez de brazos que enamora al público desde su pecera, una enana albina y jorobada, un niño con superpoderes de telequinesia. Y su circo se hace famoso y recorre EEUU en loor de multitudes. Es una familia próspera y feliz.

Una familia normal.

¿O no?

Porque en esta novela lo raro es lo normal. Y los que ellos llaman «normas» —normales— son los verdaderos monstruos, los que hacen sufrir a los demás, los que malviven en un mundo gris. La novela está narrada desde el punto de vista de la enana albina, desde el punto de vista de lo raro. Esa es la clave. La mirada irónica de una enana albina sobre la sociedad. No hay pizca de amargura, hay orgullo de ser diferente. Y la acción se desenvuelve poco a poco con la tensión de un final apoteósico, que se intuye desde las primeras páginas. Desde ese arranque genial:

«Iba revoloteando de un lado a otro como un delicado pajarillo, y cuando atrapaba a aquellas gallinas feas y alborotadoras, nadie podía creer que verdaderamente les fuese a hacer algo. Pero cuando siguió adelante sin inmutarse y les arrancó la cabeza a bocados, aquello fue el delirio (…). Vuestra mamá sacudía su cabellera, blanca como una lluvia de estrellas, y la cabeza del pollo caía mientras ella le hundía sus uñas rosadas».

Así describe el pater familias —el GRAN CHARLATÁN, le llama su hija— en las primeras páginas cómo conoció a la madre, y lo hace en una tranquila velada nocturna con todos los hijos sentados alrededor escuchando fascinados a la luz de una lamparita. Qué agradable escena familiar. Lo normal se asienta en lo raro. Y da el tono del resto de la novela. El tono, que atrapa y fascina, es como mirar el brillo lejano del agua desde el borde de un pozo: te dan ganas de tirarte de cabeza. De cabeza en las peripecias cada vez más surrealistas de esa familia, en lo morboso, en el ejército de personas-que-quieren-convertirse-en-monstruos que los sigue en su peregrinar de ciudad en ciudad, en la vida paralela de la hija albina convertida en adulta e integrada entre los ‘norma’.

Y te tiras.

"Es un libro regalo. Un libro tesoro. Un libro secreto. Un libro eso, raro"

Geek Love, publicado en 1989, se convirtió primero en un libro de culto, después en un best seller finalista del National Book Award, y en un proyecto de película para Tim Burton o Terry Gilliam, alabado por apóstoles de la literatura freak como Chuck Palahniuk o Douglas Coupland. Y su autora es la gurú de la literatura contracorriente: nació en 1945, hija de una artista, llevó una existencia nómada, trabajó de cualquier cosa para sobrevivir, y a los 40 años descubrió el boxeo. El boxeo fue su faro, empezó a boxear y a escribir artículos sobre el tema. Publicó otras dos novelas: Attic en 1970 y Truck en 1971. Geek Love fue la última y dejó otra a medias.

Ahora, treinta años después, cuando es de nuevo un libro de culto, Blackie Books lo publica en español con el título de Amor de monstruo y en una edición rara-rara: tapa dura color maquillaje y el logo de la editorial deformado. Es decir, ellos mismos aclaran que para la primera edición la editorial norteamericana Knopf adoptó en su logo las malformaciones de los personajes de la novela, y ahora Blackie Books ha hecho un cambio en el suyo “un poco monstruoso”.

Es un libro regalo. Un libro tesoro. Un libro secreto. Un libro eso, raro.

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Autora: Katherine Dunn. Título: Amor de monstruo. Editorial: Blackie Books. Venta: Amazon y Fnac 

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