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La sustancia del mal, de Luca D’Andrea

La sustancia del mal, de Luca D’Andrea

La sustancia del mal fue el último libro que leí en 2017. Me pregunté varias veces si no había esperado demasiado para hincarle el diente a la novela que muchos catalogan como el thriller del año. Pero a medida que fui pasando las primeras páginas supe que no. Que había acertado: estaba disfrutando del libro en las fechas perfectas para su lectura.

La sustancia del mal hay que leerla en invierno, con frío. Y si llueve, mejor.

La ambientación de esta novela es una pasada. Luca D’Andrea consigue que, una vez nos sumergimos en la historia, los paisajes vayan sucediéndose con la misma claridad que en las tomas de los documentales de National Geographic. ¿Documentales? Claro. El protagonista, Salinger, es un guionista de documentales que decide irse a pasar una temporada al pueblo alpino del que procede su esposa: Siebenhoch. Nieve, montañas, tejados cubiertos de blanco, trineos, guantes de lana y un buen café junto a la chimenea. Si se acercan este libro a la nariz verán que huele a madera, tabaco y leña. El autor sabe jugar perfectamente con los cambios de temperatura durante toda la narración, haciendo que verdaderamente se experimenten las bajas temperaturas de la montaña y el calor reconfortante del hogar. De la familia.

"¿Soy yo el único que ve en la portada del libro el rostro de un hombre y los ojos de la bestia entre las montañas?"

Pero Salinger no es uno de esos tíos a los que le gusta estar encerrado en casa, así que pronto descubre el equipo de rescate que opera en aquellas montañas. Lo tiene claro: grabar un documental donde ellos sean los verdaderos protagonistas será un éxito absoluto. Pero por desgracia, el helicóptero en el que rodaba un rescate en un glaciar sufre un accidente fatal. Eso lo lleva a conocer, cara a cara, la oscura maldad que parece habitar esas montañas: hace años que allí se cometió un triple asesinato. Un crimen que nunca se resolvió y del que nadie parece querer saber nada. Los habitantes del pueblo se muestran reacios a hablar sobre los cadáveres que aparecieron en el pasado en aquellas montañas.

Salinger se obsesiona con este caso, iniciando una investigación por su cuenta. Esto lo lleva a verse envuelto en un bucle de secretos, confesiones y autodestrucción que irá sucediendo las páginas a un ritmo vertiginoso.

¿Soy yo el único que ve en la portada del libro el rostro de un hombre y los ojos de la bestia entre las montañas?

"La sustancia del mal es una novela bien trabajada, un thriller que, después de todo, ha recibido las mejores críticas del año 2017."

D’Andrea conoce las palabras, son sus herramientas, las domina y juega con ellas. A veces con el número de letras que tiene cada palabra; otras con las consonantes que contiene. Y yo, con estos malabares narrativos disfruto tanto como si los hubiese escrito yo mismo. Luca es uno de esos escritores que hace que escribir parezca fácil con su lenguaje intuitivo y natural.

Lo mejor de la novela: la ambientación. Y sé que lo he dicho tres o cuatro veces. Pero es con lo que más he disfrutado. Lo peor: el final. En el clímax la novela parece desinflarse un poco. La manera de resolver los problemas y la tensión argumental no me convenció del todo en las últimas páginas. Aun así, tampoco creo que sea peor libro por ello. La sustancia del mal es una novela bien trabajada, un thriller que, después de todo, ha recibido las mejores críticas del año 2017.

Aún quedan unos meses de lluvia e invierno. Póngase la bata, encienda el calefactor y échele un ojo a La sustancia del mal. Si tiene suerte, saldrá indemne de las garras del Bletterbach.

Autor: Luca D’Andrea. TítuloLa sustancia del malEditorial: Alfaguara. VentaAmazon y Fnac

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