Inicio > Libros > No ficción > Las olvidadas del arte
Las olvidadas del arte

Este libro es un viaje apasionante para descubrir las vidas, obras y legados de mujeres artistas que, en muchas ocasiones, no recibieron el reconocimiento que sin duda merecían. Desde la monja ilustradora Ende hasta Iaia de Cícico, pasando por Artemisia Gentileschi, Frida Kahlo y Maruja Mallo, entre muchas más.

En este Making Of, María José Noain Maura explica cómo escribió La mujeres en la Historia del Arte (Principal de los Libros).

***

No recuerdo exactamente cuándo empecé a interesarme por la presencia de las mujeres en la Historia del Arte, pero si buceo en mi lista de libros leídos veo que mi madre, la pintora Carmen Maura, me regaló el referencial libro Mujer, arte y sociedad, de Whitney Chadwick, allá por el año 1995. Así que esta historia comienza hace, al menos, treinta años. Tuvo que pasar mucho tiempo, eso sí, hasta involucrarme de modo profesional en la forma en la que el Arte nos había tratado, nos había cosificado y nos había relegado al papel de musa y modelo. En el año 2021, como parte de mi proyecto “Los Viajes de Aspasia”, impartí un curso titulado “Las mujeres en la Historia del Arte”. La preparación de las clases me llevó a profundizar en las lecturas y trabajar con bibliografía especializada, de tal manera que, cuando Principal de los Libros me contactó para proponerme escribir un ensayo histórico, este era el tema que más me resonaba y que más me apetecía abordar.

No es fácil encontrar la oportunidad de publicar un libro sobre una materia que te apasiona. Así que me sumergí en la propuesta con entusiasmo. El primer reto fue plantear la estructura del manuscrito. En este tipo de obras es muy habitual recurrir al criterio cronológico y presentar un manual al uso que recoja, por orden temporal, a todas aquellas artistas silenciadas por la historiografía más tradicional. Pero tenía claro que quería escaparme de un formato convencional y que me apetecía ofrecer una lectura más reflexiva y crítica. Quería gestar una oportunidad para que la persona lectora se sintiera interpelada y se hiciera la misma pregunta que me hacía yo: “¿por qué (parece que) no ha habido mujeres artistas?”

"Acompañando a estas dos premisas que tan visionariamente identificó Nochlin, tuve también claro que el libro debía abordar la presencia de la mujer en el arte y no solo el papel de las mujeres artistas"

La frase no es mía, ¡ojalá! (aunque yo añado el paréntesis que matiza la afirmación). Fue precisamente el título del artículo que en 1971 publicó Linda Nochlin y que se convirtió en la base de la Historia del Arte Feminista. Las dos respuestas que Nochlin planteó a su propia pregunta son los ejes conductores de todo lo que narro en el libro: parece que no ha habido mujeres artistas porque aquellas que quisieron serlo se encontraron con innumerables dificultades para alcanzar su meta. Pero no solo eso: a pesar de todos los impedimentos, hubo muchas que consiguieron profesionalizar su trabajo y tener un considerable éxito y prestigio en su época. Pero fue la patriarcal mirada aplicada durante los siglos XIX y XX las que las relegaron al olvido. En la primera edición del emblemático libro de Ernst Gombrich, La historia del arte, no citaba a una sola creadora.

Acompañando a estas dos premisas que tan visionariamente identificó Nochlin, tuve también claro que el libro debía abordar la presencia de la mujer en el arte y no solo el papel de las mujeres artistas. Es decir, presentarnos tanto como sujeto creador como en el rol de objeto y dar cuenta de la terrible cosificación a la que el cuerpo femenino ha sido sometido en el arte. Los capítulos, de orden temático para conseguir mantener este eje conductor, hablan de esa erotización del desnudo de la mujer, pero también de la creación de estereotipos positivos y negativos para aleccionar el comportamiento que una dama debía seguir, de la importancia de la educación, del autorretrato como herramienta reivindicativa o del reflejo del mundo doméstico en el arte, entre otras muchas cuestiones. Acompañando a estos temas, fui recogiendo los nombres femeninos más señalados, y que contribuyeran a explicar y justificar el análisis propuesto.

"Todo esto ayudó a que el terriblemente solitario ejercicio de la escritura fuera acompañado del placer del descubrimiento continuo. Ahora solo cabe esperar generar en el lector o lectora el mismo placer"

El siguiente reto al que todo escritor o escritora de ensayo ha de enfrentarse es el del tono. ¿Cómo mantener el rigor académico y ofrecer, al mismo tiempo, una lectura entretenida a cualquier persona interesada que no tenga por qué tener una formación previa en la materia? Aquí de nuevo tuve la suerte de contar con el beneplácito de la editorial que me animó a incorporar una aproximación subjetiva y a narrar desde mi universo particular. No hay escritura más grata que la que compagina el estudio concienzudo con la mirada propia.

Esto me permitió hablar de mis filias y fobias artísticas, recordar momentos estelares paseando por museos ensimismada en la belleza de las obras o evocar el impacto al identificar nuevas artistas que iba poco a poco añadiendo a mi acervo personal. Todo esto ayudó a que el terriblemente solitario ejercicio de la escritura fuera acompañado del placer del descubrimiento continuo. Ahora solo cabe esperar generar en el lector o lectora el mismo placer.

—————————————

Autora: María José Noain Maura. Título: Las mujeres en la Historia del Arte. Editorial: Principal de los Libros. Venta: Todos tus libros.

4.6/5 (7 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Notificar por email
Notificar de
guest

1 Comentario
Antiguos
Recientes Más votados
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios
ricarrob
ricarrob
4 meses hace

Nunca he entendido cómo el manual de arte del jilipollas de Gombrich se convirtió en el más vendido y usado. Ni una sóla mujer. Un misógino.

Las estructuras patriarcales nos han impedido disfrutar de lo que podrìa haber sido el mejor arte humano. Las excepciones que nos han llegado dan fe del alto nivel artístico.

La subjetividad patriarcal ha llegado incluso al extremo de atribuir las pinturas del Paleolítico Superior sólo a hombres.

Un caso concreto ha despertado siempre mi admiración. El salterio de Clarisa, con su desenfadada imagen columpiándose, transmite una gran alegría de vivir a la vez que es una imagen un tanto transgresora, en mi opiniòn. Es sencilla pero es una maravilla.

Habrá que leer este libro.