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Las viñetas de la diversidad sexual

Las viñetas de la diversidad sexual

Hace mucho tiempo que sólo los más empecinados y puros siguen creyendo que la novela gráfica (a la que llaman aún cómic para subrayar su aspecto más trivial) es un género adolescente que se ocupa de asuntos sin sustancia y que tiene un lenguaje ligero y rudimentario. Más bien al contrario, la evolución de las narraciones gráficas ha ido construyendo libros cada vez más densos que se ocupan de temas de la mayor complejidad.

El universo LGTBI, evidentemente, tiene una biblioteca en la que encontrarse reflejado. Después de aquellos memorables y clásicos cómics (aquí sí estaba ese espíritu humorístico, burlón, de relato ágil y simplificado) de Ralf König, que daba el protagonismo a gays desenfadados y promiscuos a los que metía en aventuras siempre ingeniosas y envueltas en ironía, comenzaron a llegar artefactos de una ambición distinta. En los últimos tiempos se han amontonado los títulos que son de imprescindible lectura incluso para aquellos que no tienen devoción por el género ilustrado.

"En La vida de Adèle, Maroh relata cómo una chica que trata de llevar una vida convencional conoce de repente a otra —con el pelo teñido de azul— que le sacude todas las convicciones y le sacude el corazón."

En 2009, Julie Maroh publicó El azul es un color cálido, relato que poco después se convirtió en una película de éxito: La vida de Adèle, de Abdellatif Kechiche. (La película, por cierto, iba a tener una segunda parte que completara la historia, pues sólo alcanza a la mitad de las páginas de la novela gráfica y deja sin explicar algunas de las cosas fundamentales. Resulta incomprensible que esa segunda parte nunca se produjera, teniendo en cuenta sobre todo el éxito comercial que obtuvo la primera).

En La vida de Adèle, Maroh relata cómo una chica que trata de llevar una vida convencional conoce de repente a otra —con el pelo teñido de azul— que le sacude todas las convicciones y le sacude el corazón. La historia de esa relación, extendida en los años, con sus vaivenes, es el asunto del libro, que está contado desde el recuerdo. Desde el recuerdo doloroso, porque la historia de amor, como suele suceder, acabó convertida en devastación y añoranza.

"En El hijo del legionario hay un tratamiento de la homosexualidad que sin duda tiene que ver con la renovación generacional. Saraiba nació en 1983."

La estadounidense Alison Bechdel ha publicado en España dos libros autobiográficos que sin embargo no ponen el foco —o al menos el foco central— en sus relaciones sentimentales homosexuales, sino en las conflictivas y tortuosas relaciones de familia. En el primero de ellos, Fun home. Una familia tragicómica, cuenta sobre todo la muerte de su padre, que supuestamente se suicidó arrojándose a un camión cuando tenía poco más de cuarenta años, y el descubrimiento de que había tenido relaciones homosexuales con jovencitos durante toda su vida. Bechdel emplea un modelo narrativo complejo, con un tiempo no lineal, con excursos y con reflexiones psicológicas nada complacientes. En ¿Eres mi madre? Un drama cómico, la complejidad llega a volverse densa. Las prolijas citas literarias, filosóficas y psicoanalíticas, sumadas a la libertad aún mayor con que administra el flujo temporal, convierten a este libro en una muestra indudable de que la novela gráfica no tiene ya complejos en la búsqueda de lectores despabilados y agudos.

El tono contrario, pero con un resultado muy parecido, es el que emplea Aitor Saraiba en El hijo del legionario, un libro también autobiográfico en el que la ingenuidad se vuelve narrativamente demoledora. Con unos dibujos de aire infantil y una composición del texto que rompe la idea de viñetas, Saraiba cuenta su infancia, su adolescencia y su primera juventud, partiendo simbólicamente de la relación con su padre, un legionario autoritario. En El hijo del legionario hay un tratamiento de la homosexualidad que sin duda tiene que ver con la renovación generacional (Saraiba nació en 1983): a pesar del descubrimiento conflictivo y del ambiente familiar nada propicio, el autor no pone el acento nunca en su identidad, sino que la da por descontada. El hijo del legionario resume, desde esa falsa ingenuidad, todos los grandes asuntos: el nacimiento del amor, la búsqueda del lugar social, el sentido de la vida, la vocación artística, el desamor y, de manera muy dramática, la muerte. Gay Gigante. Una historia sobre el miedo, del chileno Gabriel Ebensperger, tiene muchas semejanzas de planteamiento con el libro de Saraiba.

"La desinhibición sexual, la sutileza del relato y la crudeza, no apta para menores, convierten a Degenerado en un eslabón más de ese paisaje espléndido de la novela gráfica que visita los mundos de la diversidad sexual."

La brutalidad nada indulgente está en Degenerado, de Chloé Cruchaudet, un libro que cuenta el proceso de transexualización de un desertor heterosexual de la Primera Guerra Mundial que se ve obligado a esconderse para no ser detenido y que luego, ante el prolongamiento de la contienda y la asfixia que le provoca estar encerrado, comienza a vestirse de mujer para poder pasear libremente por París, primero junto a su esposa y luego solo (o sola). La desinhibición sexual, la sutileza del relato y la crudeza, no apta para menores, convierten a Degenerado en un eslabón más de ese paisaje espléndido de la novela gráfica, que visita los mundos de la diversidad sexual con una clarividencia y una lucidez artística incuestionable.

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