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Leontxo García: «En todo genio hay un componente genético»

Leontxo García: «En todo genio hay un componente genético»

Educación, política, asesinatos, literatura y ajedrez: el mítico periodista Leontxo García nos concede una suculenta entrevista para Zenda a poco menos de un mes de celebrarse el famoso Torneo Magistral Ciudad de León 2019.

—Ajedrez y educación. Explícanos ese proyecto por el que andas luchando desde hace años.

—Mira, yo estoy cada vez más convencido de que una buena parte del mundo camina hacia la idioticracia. Hace poco descubrí que hay una película en inglés de 2006 titulada así, Idiocracy, y el argumento es que un tal Joe es el sujeto de la primera hibernación de un ser humano que hace el ejército. Lo hibernan y lo despiertan en 2505. Joe, que es de inteligencia normal, cuando se despierta en el futuro descubre con horror que todos los demás habitantes del planeta son mucho menos inteligentes que él. Entonces se propone el objetivo de recuperar al homo sapiens.

(Leontxo me mira con potencia de oso paciente sin dejar de sonreír; como si acabara de pescar de un zarpazo el salmón más hermoso del río y me lo mostrara, orgulloso).

Y ese proceso, me temo, ya ha empezado. Si no, no me puedo explicar fenómenos como el que millones de personas hayan elegido democráticamente a individuos como Trump en Estados Unidos, Bolsonaro en Brasil, Salvini en Italia, Orbán en Hungría… Es el gran ascenso de la extrema derecha en muchos sitios. Hay una idiotización de las colectividades que puede ser debida a la telebasura, el mal uso de las redes sociales o la neurosis del fútbol, y quede claro que me gusta el fútbol como deporte; hablo de quienes en su cerebro tienen un balón de fútbol que le ocupa ese espacio de lunes a domingo y apenas les cabe nada más.

"Qué mejor que el ajedrez, que permite aprender jugando y jugar aprendiendo, para luchar contra la ignorancia"

Frente a esto, necesitamos contrapesos para hacer equilibro. A ese Joe de 2505 yo le aconsejaría como arma el ajedrez, que es un juego que consiste en pensar. Consejo que, para no esperar tanto, ya estoy aplicando. Qué mejor que el ajedrez, que permite aprender jugando y jugar aprendiendo, para luchar contra la ignorancia. Existen estudios científicos más que suficientes, además de experiencias internacionales recogidas durante más de un siglo en los cinco continentes que indican que los alumnos con quienes se utiliza el ajedrez como herramienta educativa desarrollan más inteligencia en múltiples parámetros que los demás, incluida la inteligencia emocional, que es esencial en la educación innovadora del siglo XXI.

Creo sinceramente que una de las mejores cosas que un ser humano puede hacer en la vida es poner su granito de arena en mejorar la educación de los niños. A lo largo de mi carrera  profesional he formado a más de 30.000 maestros en 28 países. Si multiplicas 30.000 por el número de niños que van a pasar cada año por las manos de cada uno de ellos, tienes millones de niños. Ese resultado matemático me hace sentir, en lo profesional y desde luego también en lo personal, muy satisfecho en esa lucha por recuperar al Homo Sapiens.

(El periodista respira y bebe un sorbito humeante de su té verde. Yo aún sigo perdida en argumentos aritméticos, tratado de visualizar cuantitativamente el alcance incontable del empeño de un hombre. Cuando levanto la vista de mi Moleskine descubro que Leontxo hace tiempo que espera, paciente, a que yo mueva ficha)

—A nivel práctico, ¿cómo se convence a un político de que el ajedrez ha de estar en los colegios?

—La clave está en que me permitan quince minutos de calidad, es decir, sin que suene el móvil ni vengan secretarias ni nadie a interrumpir, para poder hablar con alguien con capacidad para tomar decisiones, por ejemplo un consejero de educación de una Comunidad Autónoma. Yo garantizo que en ese tiempo soy capaz de sembrar la semilla de la duda como mínimo, pues los argumentos que empleo son irrebatibles, y sobre todo porque el método que aconsejo para introducir el ajedrez en horario lectivo (no estamos hablando de extraescolares, que es otra cosa) es utilizándolo de forma transversal e interdisciplinar. Si además tengo la suerte de que ese Consejero viene realmente del mundo de la educación y no es un paracaidista que ha aterrizado ahí como podía haberlo hecho en Transporte, Economía o en vaya usted a saber, entonces casi garantizo que esa persona, tras mi audiencia de quince minutos, va a quedar muy convencida.

—Y para convencer a un chaval, ¿qué argumentos se necesitan?

"Una especie de oasis lúdico en mitad de la dinámica normal del día a día"

—Creo que el lema “jugar aprendiendo y aprender jugando” es más que convincente, pero además, cuando los chicos me plantean la pregunta del millón, ¿pero el ajedrez no es muy aburrido?, les suelo responder que, hombre, el ajedrez de competición no tiene por qué gustarle a todo el mundo. Ahora bien, el ajedrez como herramienta educativa utilizada por un maestro en clase es muy difícil que no guste, porque lo que se está haciendo en realidad es invitar a los alumnos a que jueguen en el aula, estableciendo, de paso, un nuevo nivel de aprendizaje y de relación con el docente y entre los propios compañeros. Una especie de oasis lúdico en mitad de la dinámica normal del día a día. Debo decir además que en el caso de los niños con necesidades educativas especiales, concretamente aquellos con síndrome TDAH, el ajedrez se ha revelado ya desde hace un tiempo como una terapia muy potente y singular, ayudando a la concentración e incluso reduciendo, en aquellos que juegan con regularidad, la ingesta de medicamentos. El ajedrez es suficientemente complejo como para obligarte a una concentración máxima y suficientemente apasionante como para mantener la concentración en el tiempo, apoyada en un juego que plantea constantemente retos infinitos.

—Pero la enseñanza de ajedrez sin sus protagonistas no estaría completa. ¿Cómo enfocáis a los chicos el tema de los grandes ajedrecistas de la historia?

"Entonces les proyectamos las fotografías de algunos de los mejores ajedrecistas del mundo hoy; chicos y chicas elegantes, jóvenes, guapos. Y se quedan muy sorprendidos"

—Rompiendo esquemas. Cuando mi compañera profesional, Lorena García, psicopedagoga y experta en inteligencia emocional en ajedrez, y yo acudimos a una charla con jóvenes, lo primero que hacemos es preguntarles sobre la imagen que tienen de una persona que juega al ajedrez, y curiosamente, la respuesta es siempre parecida: un señor mayor, con cara de listo, con gafas, desaliñado, aburrido. Entonces les proyectamos las fotografías de algunos de los mejores ajedrecistas del mundo hoy; chicos y chicas elegantes, jóvenes, guapos. Y se quedan muy sorprendidos.  Después viene la siguiente gran fractura de esquemas, pues les hablamos de las alternativas al ajedrez clásico de 16 piezas blancas y otras tantas negras, y les enseñamos el ajedrez para tres, el ajedrez redondo, el ajedrez en tres dimensiones; el ajedrez con jugadores del Barcelona y del Madrid…

—¿Qué ajedrecista que reúna todas esas cualidades elegirías para hablar de él a los chicos?

"Judit es la única mujer en 1500 años de historia que ha estado entre los diez mejores jugadores del mundo"

—Este año presenté para el premio Princesa de Asturias la candidatura de Judit Polgar, la menor de tres hermanas húngaras que nunca fueron al colegio porque sus padres, ambos maestros de profesión (subrayemos esto), decidieron educarlas en casa haciendo un experimento pedagógico con el ajedrez como una asignatura más, al mismo nivel que las otras, y un doble objetivo: demostrar que los genios no nacen, sino que se hacen con el trabajo, y al mismo tiempo demostrar que las mujeres pueden jugar al ajedrez tan bien o mejor que los hombres. El resultado de este experimento es que las tres hermanas han sido buenísimas jugadoras, y la pequeña, Judit, es la única mujer en 1500 años de historia que ha estado entre los diez mejores jugadores del mundo, siendo además un modelo de comportamiento (al estilo de Nadal) dentro y fuera de la competición.

—¿Cuál es, según tu criterio, el mejor jugador de ajedrez de la historia?

"Si cambias un poco la pregunta y me dices qué campeón del mundo ha contribuido más a la popularidad del ajedrez, entonces no tengo dudas: Garri Kaspárov"

—Contestar a esa pregunta en ajedrez es especialmente delicado, porque en términos absolutos, el mejor jugador de la historia es el actual campeón del mundo, el noruego Magnus Carlsen, puesto que ha aprendido muchísimo de todos los anteriores. Se sabe de memoria las mejores partidas de Capablanca, hace cien años o de Fischer, hace 50, por ejemplo. Pero si cambias un poco la pregunta y me dices qué campeón del mundo ha contribuido más a la popularidad del ajedrez, entonces no tengo dudas: Garri Kaspárov.

(Leontxo se detiene aplazando por unos segundos el resto del argumento, como un jugador paciente que espera, para dar jaque mate, el movimiento más que previsible de la pieza del adversario)

—¿Por qué Kaspárov?

"Para los soviéticos, el ajedrez era el escaparate de la teórica superioridad intelectual del comunismo sobre el capitalismo"

—Voy a hacer tres movimientos indirectos que creo necesarios antes del jaque, o sea, antes de responderte. Mira, los aficionados al ajedrez en la segunda mitad del siglo XX hemos sido unos privilegiados, porque vivimos y disfrutamos de tres duelos que fueron primera página en muchos periódicos del mundo por razones extradeportivas:

El primero, Fischer-Spassky, en plena guerra fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, cuando el botón de la guerra nuclear estaba a punto de ser pulsado. No podía haber un hecho más simbólico que un estadounidense y un soviético disputando el título mundial de ajedrez. Además, para los soviéticos el ajedrez era el escaparate de la teórica superioridad intelectual del comunismo sobre el capitalismo, y por eso el presidente Nixon y el ministro de exteriores Kissinger le pidieron (casi ordenaron) a Fischer que ganase a Spassky, pues esa victoria sería como un torpedo en la línea de flotación de la propaganda comunista. Y así ocurrió. El mundo entero, como puedes imaginar, estaba pendiente de estos duelistas. Pero la cosa no acaba ahí.

"Tuvimos trece millones de espectadores. Son muy pocos casos en la historia de la televisión en España donde haya habido tantos millones de españoles viendo lo mismo"

Kárpov, el nuevo héroe soviético, es el encargado de recuperar el orgullo nacional perdido por Spassky ante Fischer enfrentándose esta vez a Korchnói, que era un traidor a la URSS, pues había escapado del país, volviéndose un disidente ¿Podía haber algo más atractivo para los medios de comunicación que este enfrentamiento? Pues bien, ahí tenemos a Kárpov, vencedor y símbolo del superhéroe soviético con todas las condecoraciones imaginables en el tercer y último duelo, esta vez contra Kaspárov, el apadrinado por Gorbachov y por tanto encarnación del espíritu renovador, es decir, de la Perestroika. Cuando, después de dos meses y medio de duelo yo retransmito la última partida del mundial 87 Kaspárov–Kárpov, que tiene lugar en Sevilla, por TVE española en directo, recuerdo que, según las audiencias, tuvimos trece millones de espectadores. Son muy pocos casos en la historia de la televisión en España donde haya habido tantos millones de españoles viendo lo mismo. Kaspárov venció, y entonces le tocó el turno a las máquinas. El campeón tomó el estandarte del género humano contra las computadoras, concretamente contra Deep Blue, la máquina a la que IBM destinó sus mejores cerebros y recursos, que aun así fue vencida por el ruso en el primer duelo, lo que se convirtió en un acontecimiento, de nuevo, de interés mundial. Después, Kaspárov tomó el ajedrez educativo como otra de sus grandes banderas, y aún hoy lo sigue siendo. Por tanto creo que, por todo lo anterior, sostenido además durante tantos años, Kaspárov es sin duda el campeón que más ha aportado al ajedrez.

(El periodista toma aliento bebiendo un largo sorbo de su té verde, ahora casi frío).

"Tengo la última historia de Kaspárov a modo casi de novela negra"

Ah, por cierto, si lo quieres añadir, tengo la última historia de Kaspárov a modo casi de novela negra, que para rematar esta breve biografía creo que no está nada mal. Hice, hace poco, una escala en Moscú de un día, y una fuente muy fiable me dijo que, en un momento dado, alguien muy enterado de cómo funcionan los jóvenes radicales próximos a Putin le había dicho a Kaspárov que tanto él como Némtsov, ambos compañeros de lucha en la oposición contra Putin, estaban en peligro de muerte. Kaspárov decide marcharse a Nueva York. Al año siguiente, Némtsov aparece asesinado en Moscú. Conocer la noticia por la prensa fue impactante para todos, pero que alguien te la cuente delante de un cóctel en el Chalyapin Bar del Metropol de Moscú, pues da un poco de vértigo.

—¿Qué libro sobre ajedrez te gustaría escribir?

"El proyecto más avanzado, que espero poder sacar el año que viene, se titula Cómo educar a un genio"

—El gran problema de mi vida es que no tengo tiempo para escribir y tengo varios libros en distintos estados de maduración. Algunos están solo en mi cabeza y otros casi terminados, a los que les queda el último empujón. Me gustaría poder usar el margen que te da un libro, mayor que las crónicas periodísticas, para contar la enorme conexión que había entre el ajedrez y la política en la URSS. Si me queda vida y energía, también me gustaría escribir un libro sobre los 1500 años de la historia del ajedrez, pero contados a mi manera, como si fuera una crónica periodística. Pero el proyecto más avanzado, que espero poder sacar el año que viene, se titula Cómo educar a un genio.

—¿Un genio nace o se hace?

—Después de haber investigado bastante a Magnus Carlsen, el actual campeón del mundo, haber hablado con sus padres, que me han contado cómo lo educaron, y conocer desde hace años el juego y las vidas de muchos campeones de ajedrez, estoy convencido de que la estimulación temprana y constante de los padres desde que los niños son apenas bebés es desde luego, fundamental (siempre que se haga bien, claro, y los padres no olviden que los niños son eso, niños, que ante todo deben jugar y divertirse) pero aun así, estoy convencido de que en todo genio hay un componente genético indiscutible.

—¿Cuáles son tus libros  favoritos de ficción sobre el ajedrez?

"Indudablemente, en una lista de ajedrez y literatura hay que incluir obligatoriamente dos novelas de Arturo Pérez-Reverte; La tabla de Flandes y El tango de la Guardia Vieja"

—Voy a empezar por los últimos que he leído: Duelo de alfiles, de Vicente Valero, El peón envenenado, de Ricardo Alia, y la impresionante novela escrita por el italiano Paolo Maurensig titulada Teoría de las sombras, editada por Gatopardo. Tramas de viajes, guerras, asesinatos, política, ajedrez… Están todas ellas muy bien. Ahora que, indudablemente, en una lista de ajedrez y literatura hay que incluir obligatoriamente dos novelas de Arturo Pérez-Reverte; La tabla de Flandes y El tango de la Guardia Vieja (en la que aporté mi granito de arena), donde este gran novelista mezcla con maestría el ajedrez con la pintura y el tango respectivamente. En cuanto a mis lecturas pasadas, pues claro, no puedo dejar de citar Novela de ajedrez, de Zweig, El ocho, de Neville o La defensa, de Nabokov.

El listado da para un rato largo de conversación distendida, ya off the record; al cabo el periodista se levanta porque debe acudir a otro compromiso. Caminamos, aun charlando de libros, hasta la puerta del elegante café del Círculo de Bellas Artes.

—Me ha hecho usted una buena entrevista —sonríe Leontxo mirándome a los ojos, y yo, que apenas puedo sostener una partida de un máximo de tres movimientos antes del jaque mate frente a mi hijo de 12 años, me siento con aquellas palabras como si acabara de superar los 2800 puntos ELO.

—Gracias.

Lo miro caminar calle abajo como una mole compacta y segura perdiéndose por entre el gentío de la madrileña calle de Alcalá. Un hombre singular; una especie de Portos de voluntad incansable batiéndose frente a la necedad estúpida y peligrosa del mundo llevando como escudo tan solo un tablero de ajedrez.

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