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Menudo personaje

A las buenas, querido lector.

Bueno, pues ya estoy aquí con una nueva entrega. Esta me da algo de miedo. Te explico por qué:

Digamos que, redondeando, en el 90% de los mails que recibo sobre esta serie de artículos (que son muchos, por eso os quiero tanto), se me preguntan dudas acerca de la creación de personajes. Es el tema estrella, sin duda. Ya lo pensaba así antes de empezar a escribir este blog, pero me lo has confirmado a base de bien.

Y es que me preguntas sin cesar qué puedes hacer para que tus personajes tengan el peso que merecen dentro del manuscrito.

Antes que nada déjame reflexionar un poco acerca de este tema.

Sí. Siempre he pensado que los personajes que pululan por nuestros textos son la parte esencial de ellos. La trama importa, cómo esté escrito importa, cómo te hayas documentado (próxima entrega) importa. Pero nada de ello tiene sentido si los protagonistas son planos y no trasmiten nada al lector.

El personaje lo es todo. Créeme.

"Lo más importante es que cuentes lo que cuentes, sea ficción real, fantástica o la madre que lo parió, los personajes estén vivos. Que sean creíbles."

He leído libros en los que la trama era, o bien flojita, o bien normalilla, pero unos personajes brillantes cargaban con el peso de todo y me hicieron disfrutar como un enano. Se me ocurren ejemplos de todos los tipos, pero nombraré un libro que hizo bastante ruido hace un par de años: El regreso del Catón. Y es que, para mí, la primera parte fue magistral. No sólo contenía a una protagonista brillante, como es el caso de la doctora Ottavia Salina, sino que el desarrollo de la trama era espectacular. Pero, dejando ése de lado, me centro en el segundo. Y es que, (repito) para mí, el libro perdió fuerza en lo que a trama se refería. No sé si porque el primero era demasiado bueno e igualarlo era casi imposible, pero fuera como fuere, pienso que perdió fuerza. Pero lo leí encantado y disfruté mucho. ¿Por qué? Porque la doctora Ottavia Salina es un personaje brillantemente trazado. Con una personalidad marcada y una forma de actuar tan real que le aporta una fuerza y una credibilidad poco vista en personajes.

Ese libro me hizo reafirmarme en lo que ya pensaba: el personaje lo es todo.

Ejemplos de personajes brillantes podemos encontrar muchos. Y no hace falta irme lejos, me quedo en España para ponerte ejemplos de personajes maravillosos que se cargan toda la novela en la espalda y la llevan hacia donde les dé la gana. Y nosotros nos dejamos llevar con ellos. Te puedo hablar de la inspectora Amaia Salazar, creada por la sin igual Dolores Redondo; del inspector Ramiro Sancho, hijo literario de César Pérez-Gellida; del doctor Evans, salido de las entrañas de Juan Gómez-Jurado o yéndome a alguien un pelín más conocido: al capitán Diego Alatriste. Creo que no hace falta que te diga quién es.

Sus creadores supieron darles vida. Y es que eso es lo más importante, que cuentes lo que cuentes, sea ficción “real”, “fantástica” o la madre que lo parió, los personajes estén vivos. Que sean creíbles. Que sientan, que padezcan, que rían, que lloren…

Y eso, querido lector y futuro escritor, no se consigue sólo transcribiéndolo en el papel.

Hace falta algo más. No basta con decir fulanito se sintió contento. Tienes que conseguir que el lector sienta que fulanito está contento. Eso muchas veces se deja ver en la manera en la que un personaje dialoga, pero no olvidemos también que en sus propios gestos hay claves que nos cuentan mucho más de lo que pensamos acerca de alguien.

Y sí, puede que lleve mucha palabrería pero todavía no te haya contado nada en concreto. Así que voy a entrar un poco más dentro del meollo.

"No te pido que crees un decálogo acerca de sus sentimientos frente a cualquier situación, pero sí que te pares y analices el momento que está viviendo tu creación."

Lo más importante a la hora de crear un personaje (y te hablo en un tono generalizado, porque según el género que escribas hay casos, y casos…) es tener muy claro que, ante todo, son seres humanos. Esto puede parecer una idiotez, pero la mayoría de escritores noveles pecan de crear directamente a superhéroes. O máquinas robóticas incapaces de sentir. No. Nuestro protagonista tiene que, como ya he dicho, tener vida. Antes que nada piensa en ti mismo. Piensa cómo reaccionarías ante determinadas situaciones. Un inspector de policía puede haber visto muchos asesinatos, pero no me creo que no sienta absolutamente nada ante una nueva víctima. Y si no sintiera tenemos un problema gordo, ya que lo más probable es que esté en el lado contrario, pues es un rasgo de psicópata. Lo que quiero decir es que no nos podemos limitar a relatar lo que sucede. Centrémonos también en lo que siente la persona que está viviendo eso. No te pido que crees un decálogo acerca de sus sentimientos frente a cualquier situación, pero sí que te pares y analices el momento que está viviendo tu creación. ¿Tú qué sentirías? Pues eso quizá debas trasladarlo al papel.

Además, debes de tener algo muy claro. Una persona puede ser de una manera o de otra. Ahí no hay discusión. Pero tampoco la hay cuando te digo que hay días que nos levantamos con un pie o con el otro. Una persona alegre, feliz, también tiene sus malos días. Y al revés es justo igual. Si queremos a una persona y no a un robot tenemos que tener muy claro eso.

Luego está también lo que nos marcan determinados acontecimientos. Hay actos que nos crispan, que nos ponen de mala leche. Otros que nos asustan, que nos provocan inseguridad. Pero hay también otros que nos hacen sonreír.

No te ciñas a algo tan negativo como el pensar que tu personaje es así y actúa así. Porque tú también eres de una manera y tus decisiones se ven influidas por tu estado de ánimo en el momento exacto de tomarlas.

Yo soy yo y mis circunstancias, dijo Ortega y Gasset.

Trasládalo a tus personajes.

También me viene a la cabeza algo que está muy relacionado con lo que te conté en el artículo anterior, el de las tramas: no tengas miedo de crear un personaje que no sea único en el mundo. Y esto hay que matizarlo.

Está claro que lo que perseguimos es eso último, que nuestro personaje sea único. Pero es tanta esa obsesión que a veces se crean auténticos disparates por tratar de resaltar. A ver, como te dije, todo está ya inventado. Es imposible crear un modelo de personaje que no haya existido. Piensa por un momento la literatura que existe hoy día. ¿A que es mucha? Pues eso. Céntrate en que sea como tú quieras. Dótalo de los matices que te apetezcan y no te preocupes tanto de si ya existe alguien más o menos así. Si lo piensas bien, es como en la realidad. Al final todos nos parecemos en algo. Siempre habrá una persona que haya pasado por episodios traumáticos como los tuyos. O que nunca haya tenido un disgusto y sea la persona más feliz del mundo. Ahora bien… Pongamos a dos personas que a tu juicio son exactamente iguales. Seguro que si las analizas, encontrarás algún detalle que las distinga (recuerda que hablamos de personalidad, no de físico). ¿A que aunque se parezcan muchísimo siguen siendo únicas? Pues ahí lo tienes. Tu personaje, si lo dotas de matices y de vida será único. Créeme.

¿Que cómo se hace eso?

Joder. Quieres saber mucho. Te lo contaré porque eres tú.

Ojalá tuviera una respuesta efectiva al mil por mil, pero lo único que puedo hacer es contarte unos consejitos que a mí me han ido muy bien.

"Si ha tenido que luchar contra adversidades, está claro que será una persona que no se amedrenta y se atreverá con todo."

Primero, si te apetece dótalo de un físico. Hazlo como te dé la gana. Si te apetece que sea delgado o grueso, allá tú. Eso sí, recuerda que a no ser que quieras relatar lo acontecido dentro de un plató de televisión donde tronistas debaten sobre marxismo y teorías relativistas, piensa que debe haber de todo. No todos pueden ser supermodelos porque esto no es un capítulo de Los vigilantes de la playa.

Una vez tengas a tu personaje físico, con nombre si te apetece, pasa a preguntarte qué es de su vida actualmente. Ese será el punto en el que esté en tu escrito, por lo que es importante. ¿A qué dedica su tiempo? ¿Trabaja? ¿Estudia? ¿Está en el paro? Traza esa línea y define cómo es el día de hoy de esa persona. Es importante, pero no tanto como lo que te voy a contar a continuación.

¿Qué le llevó hasta donde está ahora? ¿Cómo fueron sus años anteriores? Todos tenemos un pasado y el de nuestro protagonista no puede tener menos peso del que el propio nuestro tiene. Todo lo que ha sucedido a lo largo de nuestras vidas nos ha llevado al punto en el que nos encontramos, por lo que imagina lo importante que es eso. No hace falta que lo dotes de traumas por doquier, o sí, eso ya lo verás tú. Pero tener claro su pasado te ayudará a comprender su presente e influirá mucho en la toma de decisiones ante las situaciones que le plantearás. Si la vida le ha hecho ser inseguro, dudará. Si ha tenido que luchar contra adversidades, está claro que será una persona que no se amedrenta y se atreverá con todo. Ya digo, es muy importante.

También hay que tener claro que todos, o casi todos, tenemos unas relaciones sociales. Una familia, unos amigos, una pareja, unos compañeros de trabajo. Las relaciones con los demás también nos marcan y, hablar sobre ellas en su justa medida dan fuerza a un texto. Vuelvo al ejemplo de Dolores Redondo (aunque el de Asensi también me vale). Dolores nos dejaba conocer a Amaia a través de su familia. Además lo hizo de una manera magistral, no aburriendo y dando los datos necesarios para que pudiéramos entender mejor a la propia protagonista. En serio, si no has leído sus libros deja esto y corre. Entonces comprenderás lo importante que puede llegar a ser esto para que nuestros protagonistas estén vivos y a su vez transmitan esa sensación.

El último consejo que te daré es algo raro pero a mí, al menos, me dio un resultado bastante aceptable. Lo leí en un libro que me recomendó el magnífico escritor Bruno Nievas. Todo esto te lo cuento un poco de memoria, por lo que me puedo equivocar algo, pero creo que se llamaba How to write a damn good novel.  Y no recuerdo bien el nombre porque soy un desastre, no porque no fuera bueno, que lo era. Bien, el libro también daba una serie de buenos consejos a la hora de crear personajes, pero yo me quedé con éste: hacerles una entrevista.

"Observar cómo responden dos personas diferentes a una misma pregunta es algo maravilloso y te hará tener una mayor fluidez a la hora de crear diálogos entre ellos."

Sí, como suena. Una idea genial para conocerlos es, una vez los hayas creado y pienses que están listos, elabora una serie de preguntas. No sé, unas diez o así estarían bien. Las preguntas pueden ser acerca de lo que te dé la gana. Ahora imagina que te sientas frente a ellos y observa cómo las contestarían. Sé que es un ejercicio de fe tremendo. Casi que podría parecer que el escritor pierde la cabeza haciendo cosas así. Pero créeme cuando te digo que funciona. Observar cómo responden dos personas diferentes a una misma pregunta es algo maravilloso y te hará tener una mayor fluidez a la hora de crear diálogos entre ellos. Volvemos a la vida real. Nadie contesta igual a una misma pregunta. Puede que parecido, pero no igual. Y ya no solo me refiero a las palabras, me atrevo incluso a decir que con la expresión de su cara, con los gestos que hace con las manos… eso define la personalidad de cada uno y llevarlo a una novela es aportar un realismo necesario que hará que tus personajes queden marcados a fuego en la conciencia del lector.

No sé si he desarrollado el tema como yo mismo pretendía y, mucho menos, si he calado como pretendo en ti para trasladarte la importancia de esto en una novela. Pero si sigues teniendo dudas, me quieres contar cualquier otra cosa o, quieres pedirme la dirección para enviarme una Playstation 4, mi correo es BlasRuizGrau@hotmail.com. Puede que tarde (o no) en contestar, pero siempre respondo. Y lo que sí que te pido es que me sigas en mi Twitter. Más que nada porque ahí te vas a enterar de primera mano sobre todas mis novedades, puedes charlar también conmigo y te contaré pronto cómo será mi próxima publicación (que ya te conté que será con Anaya y tendrá de título “Se ha desmitificado un crimen”, con los artículos publicados aquí en Zenda y muchííííísimo más). El Twitter es éste: https://twitter.com/BlasRuizGrau.

Y nada más, querido lector. Una vez más te doy las gracias por estar ahí, al otro lado. No sirve de nada contar esto si no estás tú para leerlo, así que muchas gracias.

Nos vemos pronto.

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